Había una barra gigante con todos los tragos que os podéis imaginar a la vista de las personas. También había varias mesas que daban a las ventanas y una pista de baile en la cual había no más de treinta personas.

Me dirigí hacia la barra y pedí una cerveza. No era muy aficionada con el tema de tomar alcohol, pero de vez en cuando no me parecía mal tomar. Cogí la cerveza y me dirigí hacia una de las mesas más alejadas del lugar que daba contra una ventana en la que podía ver la cuidad.

Mientras intentaba pasar por toda la gente, me choqué con una rubia que me miró de mala manera.

-¡Que me has tirado la puta cerveza, me cago en todo! -Exclamó en un tono enojado mientras se miraba la ropa totalmente mojada.

-Lo siento, de verdad. -Le dije apenada y ella clavó su vista en mí.

-¿No miras por donde caminas o qué? mira como tengo la ropa ahora por tu culpa. -Me reprochó. -Y lo peor de todo... ¡Mi maldita cerveza, joder!

-Vamos al baño y te ayudo a limpiarte.

-¿Y me compras otra cerveza? -Preguntó mirándome con ojos de cachorrito.

-Toma la mía, la acabo de comprar. -Le tendí mi cerveza y automáticamente sus ojos brillaron. Yo me reí por aquello.

-Sígueme. -Me dijo y nos dirigimos a los baños.

Abrió el grifo y se lavó la cara, ya que la pobre tenía cerveza por todas partes.

-La que me has liado, eh. -Dijo con su vista en el espejo.

-Lo siento. -Me encogí de hombros.

-¿Cómo te llamas? -Preguntó ahora mirándome.

-Natalia, ¿y tú?

-María.

* * * * * * * * * *

Alba.

-¿Qué? -Preguntó Natalia, sin entender nada.

-Nada. -Rodé los ojos y me dí vuelta para mirarla. Al darme vuelta, casi salto del susto al verla tan cerca.

-¿Te parezco guapa? -Soltó de repente.

-¿A qué viene eso? -Pregunté confundida.

-A lo que dijo tu amiga la otra noche cuando me la presentaste.

-Pues sí. -Dije intentando sonar calmada.

-¿Si, qué? -Se hizo la loca y yo rodé los ojos.

-Sí a lo que me has preguntado. -Rodé los ojos.

-Dilo.

-Me pareces guapa. ¿contenta? -Bufé y ella sonrió.

-Normal, si estoy buenísima. -Dijo en un tono chulezco y yo solté una carcajada.

-Vaya ego, ¿no? -Elevé las cejas. -Tampoco te flipes, que mis amigas también me parecen guapas. En plan, siempre suelo decirle a alguien cuando me parece atractivo. -Añadí.

-Que decepción, y yo que pensaba que me lo decías solo a mí. -Habló con cierto dramatismo que me hizo reír, y ella me siguió. -Vale, te dejo cambiar en paz. Me piro con las otras. -Dicho esto, se dió la vuelta y sin decir nada más salió por ella.

Cogí mi ropa y no tardé más de 5 minutos en cambiarme. Salí de aquel lugar y visualicé a las demás esperándome en el estacionamiento, y me dirigí hacia ellas a paso rápido. Cada paso era desgarrador en aquellos momentos, ya que el dolor en mi tobillo izquierdo se había vuelto a manifestar. Realmente me había olvidado de revisarlo, pero me estaba maldiciendo mentalmente por no haberlo hecho.

CORASHE | albalia.Where stories live. Discover now