Condujo con el estómago apretado de nervios y de ira al recordar todo lo que había pasado antes, aquella última vez, y en la forma en que había sido traicionado.

  Pensó incluso en los años en que la traición le dolió mucho más que la muerte de su hermano.

   En aquel momento Polette era la única persona que lo escuchaba, que lo atendía y le dedicaba tiempo.

  Él indudablemente se había enamorado de ella tras observarla y tras ser el blanco de sus atenciones.

  No era popular entre las chicas, era solo el hermano descarriado de Geoffrey, visto como el raro, el delincuente, el drogadicto.

   Ella le sonreía y por primera vez alguien lo prefería a él, por primera vez una chica le coqueteaba a él.

   Polette se había vuelto en poco tiempo la chica que lo escuchaba, su buena amiga y después se había vuelto la chica de sus sueños.

    Se detuvo frente al edificio donde vivía y entró sin más.

  No tenía una recepción por lo que solo había que subir buscando el departamento.

   Subió varios pisos hasta que encontró el número. Se acercó a la puerta y tocó de inmediato.

   Esta se abrió casi al instante dejando ver a Polette que se mostró sorprendida al verlo pero de inmediato se recompuso.

  Se hizo a un lado para dejarlo pasar y una vez estuvo dentro observó al niño al fondo haciendo su tarea.

—No ha ido al colegio —dijo refiriéndose al niño.

  Un silencio se formó en el que él solo miró a la chica y al niño.

—Voy a hacerme cargo de él bajó mis condiciones —dijo sin más—. Una prueba de ADN en donde yo lo diga.

—Solo míralo —respondió—. ¿No te parece absurdo dudar?

—No —dijo de inmediato—. Esas son las condiciones, tú decides si la toma o la dejas.

—Será como tú quieras —respondió.

—Entonces toma al crío y vamos ahora mismo.

   La vio palidecer.

—¿Ahora?

—Sí, ahora —dijo señalando la puerta—. No quiero más incertidumbre. Si es mi hijo voy a darle lo que necesita y si no te voy a aborrecer un poco más. Nada a lo que no esté acostumbrado.

   La vio dudar un poco pero al final asintió y se apresuró a llamar al niño y después a tomar su bolso.

—Hay una clínica acá cerca —dijo mientras caminaba detrás de él.

—Creo que no he sido lo suficientemente claro —dijo deteniendo sus pasos—. No será donde tú digas sino donde yo quiera.

   El pequeño solo observó al hombre frente a él y después a su madre que parecía un poco sorprendida. Y sin duda lo estaba, Polette no reconocía al hombre que tenía enfrente, no lo hacía dado que Hurs siempre había sido tierno y tranquilo a pesar de todo, un poco excéntrico pero buen chico.

   Ella lo había querido tanto al principio, le daba ternura ver la manera en que se comportaba con ella, la forma en que se conducía y sobre todo amaba que cuando hacían el amor Hurs era bastante tierno.

  De ese hombre parecía no quedar nada, al contrario, solo un hombre tosco y rudo que no aceptaba nada más que su propia opinión.

   Miró a su hijo y después a Hurs mientras eran guiados al auto.

DOMAR A LA BESTIA (EL CLUB DE LOS DESTERRADOS 2)Kde žijí příběhy. Začni objevovat