Capitulo 7

1.1K 62 2
                                    

El miedo es una reacción normal y, lejos de lo que podamos pensar, es positiva. Nos alerta de que nos encontramos frente a un peligro, ante el cual se activan unos mecanismos que nos protegen. De esta forma, gracias al temor podemos pensar más deprisa, correr o saber cómo reaccionar. Sin embargo, a veces paraliza.

Eso es lo que me hizo a mi en ese momento. Delante de mis ojos estaba la mujer que más he odiado, la cual solo vi una vez en mi vida, besando al hombre del que estaba enamorada. Julia era una mujer realmente atractiva, mucho más de lo que recordaba. Ante mi estaba una rubia de 1,7o aproximadamente con unos ojos verdes claros, unos labios rojos al estilo "femme fatale" y una melena rebelde que le dotaba de un aire sexy y misterioso. Toda mi autoestima en ese momento se escondió muy dentro de mi. Ahora entendía porque me dijo Alex una vez que yo no era tan mujer como Julia, si parecía una niña de 12 años a su lado.

-¿Que haces aquí?.- Tenía voz de arpía, o eso me pareció.

 Alex tenía la voz entrecortada. Su cara de pánico era difícil de esconder y por primera vez desde que le había conocido pude ver temor en su mirada. Mientras procesaba tanta información no me di cuenta que habían pasado ya unos segundos desde que ella nos había sorprendido. Yo seguía sentada, con lo cual me sentía aún más inferior a ella. Dejé la copa en la mesa y me levanté.

- No recuerdo que esta haya dejado de ser mi casa en ningún momento. 

Escuchándola más atentamente pude darme cuenta de que en su tono había también odio, una rabia que solo una mujer puede diferenciar. Estaba celosa.

- Ni la mia, podrías haberme avisado antes de venir.- Alex ya había recuperado su tono habitual.

- ¿Para que pudieras irte con tu zorrita a otra parte?

En ese momento la miré directamente a los ojos. 

- ¿Que me has llamado?

- Lo que eres guapa, porque hay que ser muy baja para ir tirándote al marido de otras siendo prácticamente una niña.

Todo el pánico que había sentido se había convertido en una rabia que apenas podía controlar, estaba temblando y tenía ganas de agarrarla por los pelos y arrastrarla por todo el salón, si no me sacara una cabeza y no tuviera a un bebe en brazos ¿quien se creía que era?

- Creo que es mejor que te vayas.

Oír la voz de Alex me calmó por un segundo, hasta que me di cuenta de que era a mi a quien se dirigía. Le miré a los ojos con tal rabia que creo que incluso él pudo imaginarse todo lo que en ese momento le estaba gritando. ¿Se puede saber por qué cojones no me había defendido? Su mujer me estaba insultando de forma descarada y él apenas había mostrado que le importaba. Podía haberle gritado diciendo lo mal que me sentía por su actitud y por querer echarme de su casa, pero no le iba a dar ese gusto a la zorra de su mujer. Así que cogí mi chaqueta que gracias a dios seguía en el sofá y me dirigí a la puerta sin dirigirle la palabra. Una cosa es que no quisiera que Julia nos viera discutir y otra que no me doliera lo que estaba haciendo, pero ya tendría tiempo de reprochárselo, y mucho. Al llegar a la puerta Julia se me quedó mirando como si tuviera pena de mi, con una mirada de inferioridad y cierto placer por lo que estaba sucediendo y por el hecho de que el imbécil de Alex me estuviera echando, tal era su desprecio que me produjo un nudo en la garganta. Me sentía realmente mal pero no iba a apartar la mirada, quería demostrar la misma fuerza que ella aparentaba. Se apartó a un lado para dejarme salir y cuando cerré la puerta detrás de mi las lagrimas empezaron a brotar de mis ojos como si llevaran años esperando. Esa mujer con tan solo dos frases y una mirada había conseguido que me sintiera como una mierda. ¿Como pudo Alex enamorarse de ella? O mejor dicho ¿Como podía estar tan enamorado de mi si ella y yo eramos completamente diferentes?

Querido Profesor IIWhere stories live. Discover now