Llora y sufre.
Nadie lo entiende, o no lo quieren entender.
El mundo es demasiado injusto.
Piensa en cambiar, pero a estas alturas sabe que será imposible.
Cuando eres así, cuando eres diferente, a veces hay que acostumbrarse a estar solo.
Y tan solo una frase se repite en su cabeza.
Soy gay, y no puedo cambiar.