Uno

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Ya son las tres de la mañana, y Erick está despierto todavía, acostado boca arriba en su cama y mirando al techo. Ya ha cepillado sus dientes y lavado su cara, pero no tiene sueño. Tiene clase a las 9 el próximo día, y sabe que debe dormir, pero no puede. No se siente a gusto.

La cama al otro lado del cuarto está vacío, lo cual significa que Zabdiel no ha regresado. Y Erick no puede dormir sin decirle "buenas noches" a su mejor amigo. Está consciente de que suena tonto, pero es la verdad. Sin eso, no hay modo de que consiga sueño.

Estira su brazo para alcanzar su celular y lo revisa para ver si hay algún mensaje nuevo. Siente cómo su corazón se hunde un poco al ver que solo hay las burbujas verdes de sus propios mensajes que nunca recibieron respuesta. Zabdiel..., piensa desesperadamente. ¿Dónde estás? No es característico de él regresar tan tarde sin decir algo, y eso le preocupa.

Deja su teléfono a un lado y se voltea en la cama para mirar a la pared, y luego se gira otra vez. Y otra. Nada funciona.

Se incorpora, frustrado, y toma su celular de nuevo. A Zabdiel no le gusta que le llamen, pero Erick no puede evitarlo. Tiene que intentar.

El teléfono suena una vez. Y dos. Y tres. Finalmente pasa al correo de voz, donde oye el acento familiar del boricua—. Hola, soy Zabdiel. No puedo contestar ahora, probablemente porque estoy dormido, o simplemente me da flojera hablar contigo. No te molestes en llamar otra vez.

Biiiip.

Erick suspira, decepcionado pero no sorprendido, al oír el tono. Sabe que no escuchará su mensaje, pero lo deja de todos modos.

—Hola, Zab, soy Erick, eh...solo quería llamarte para saber dónde estás, son las tres y no sé nada de ti, y... —No quiere decir que se preocupa por él, así que abandona la oración para terminar el mensaje—. Solo llámame cuando puedas, ¿sí? Chau.

Cuelga el teléfono sintiéndose aún peor que antes.

Decide tratar de dormir de nuevo, así que cierra sus ojos y profundiza su respiración para forzar que venga el sueño. No entiende qué tienen las palabras de Zabdiel para causarle tanta paz por dentro, pero lo hacen, y sin ellas siente que algo está mal con el mundo, que algo está fuera de lugar. Pero tiene que dormir, lo cual significa que tiene que intentar.

Eventualmente, después de muchas ovejas contadas en su mente, Erick logra quedarse dormido, aún sujetando su teléfono contra su pecho.

[ • ]

Al abrir sus ojos por la mañana, la primera cosa que hace Erick es darse la vuelta para ver si Zabdiel había regresado. Para su alivio, ve su cuerpo cubierto de sus cobijas azules, acostado ahí donde siempre está cuando se levanta. Ronca suavemente, su pecho subiendo y bajando, y Erick se siente como si todo lo malo de la noche anterior se hubiera arreglado solo con escucharlo.

Quisiera quedarte ahí unos minutos más para verlo dormir tan pacíficamente, pero se da cuenta de que eso sería extraño. Además de eso, ya debe alistarse para sus clases.

Sin embargo, verlo así, todo acurrucado en su cama, provoca un sentimiento que no reconoce. Siente un calor por dentro, empezando en su pecho y recorriendo todo su cuerpo.

Aunque nadie lo mira, se sonroja un poco.

Después de vestirse, camina hacia su escritorio para conseguir su cepillo de dientes, y es allí donde encuentra un papelito con su nombre escrito en él. Frunce el ceño, confundido. No tiene idea de qué es.

Pero sí sabe que es la escritura de Zabdiel.

Voltea el papel para ver qué está escrito en el otro lado.

Erick,

Lo siento por no estar aquí anoche. Chris me llevó de fiesta con él, decía que me necesitaba como "wingman" por si veía a su crush del momento (no sé qué voy a hacer con él). Resulta que sí lo vio, y pasé la noche entera tratando de animarlo a hablar con él, y después de finalmente hacerlo casi se mató por tomar tanto. Creo que estaba un poco avergonzado por haberle tratado de hacer un rap para enamorarlo.

Debí avisarte dónde estaba, pero perdí toda noción tiempo y no estaba mirando mi celular. Espero que me perdones. No necesitabas quedarte despierto tan tarde para esperarme...pero aprecio que lo hayas hecho. Cuando vi tus mensajes, inmediatamente fui a dejar a Chris en su dormitorio y regresé. Bueno, con una parada.

Si no me has perdonado ya, ojalá que con esto lo hagas.

Zab

Al terminar de leer, los ojos de Erick regresan al escritorio, donde ve la cajita al lado de la carta. En un instante sabe qué hay adentro, pero la abre solo porque quiere ver.

Son sus chocolates favoritos, los que se venden en una sola tienda en toda la ciudad. Zabdiel había ido hasta allá solo para disculparse.

Con una pequeña sonrisa, se mete uno en la boca para saborearlo. Es tan dulce como la última vez que los había comprado, hace unos meses.

Piensa por un momento en despertar a Zabdiel para agradecerle, pero se ve tan lindo y tranquilo ahí durmiendo que no quiere interrumpirlo. Tendría que esperar hasta más tarde.

[ • ]

Cuando Erick regresa de sus clases, encuentra a Zabdiel sentado en su escritorio, viendo un video que parece ser para su clase de química, pero cuando oye la puerta abriendo, inmediatamente se voltea para verlo.

—Hola—dice el mayor, con una tímida sonrisa—. ¿Cómo estás?

Erick suspira—. Cansado, pero bien.

—Perdón otra vez por lo de anoche—dice Zabdiel, caminando hacia él—. ¿Viste mi nota?

—Sí, la vi...sabes que no tienes que disculparte, ¿cierto? Tú eres libre de hacer lo que quieras, yo no soy tu mamá.

—No dije que fueras mi mamá—responde Zabdiel de voz baja, acercándose aún más.

—Sin embargo, no tienes que sentirte mal por no haberme avisado, no hay problema.

—Te preocupaste por mí. —No es una pregunta.

—Claro que no!—contesta Erick, avergonzado.

Zabdiel sonríe, atrayéndolo en un abrazo—. Está bien. No te preocupaste por mí. —Se quedan así, y Erick se disfruta silenciosamente de tenerlo cerca al rubio, como debe ser.

Después de unos momentos, Zabdiel rompe el silencio otra vez—. ¿Te gustaron los chocolates?

—¿Por qué lo dices como si ya los hubiera comido todos?

—¿No lo hiciste?

Erick piensa en la caja vacía que tiene en su mochila—. ...Me gustaron.

El rubio no puede evitar de reír—. Ya no voy a salir así—dice honestamente—, ni siquiera por Chris. Estaré aquí.

Zabdiel siempre acaricia la espalda de Erick cuando lo abraza. Erick no quiere que lo suelte.

a la cuenta de tres [erickdiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora