Capítulo 4

245 10 5
                                    


- Ana, mira -me dijo señalando la ventana.- Se nos ha echado el tiempo encima sin darnos cuenta. Creo que me voy a ir.

- ¿Ya?

No quise sonar desesperada, pero la verdad es que al haber estado más de dos meses sin ningún tipo de contacto necesitaba estar con ella un poco más. Sobretodo después de comprobar que nos habíamos acercado, además de físicamente, emocionalmente tras esa breve, pero intensa, charla que habíamos tenido minutos atrás. Ahora estábamos recostadas en el sofá, cada una en un lado diferente, claro está: nos habíamos acercado mucho esa noche en todos los sentidos, sí, pero todavía teníamos que recordar, reconstruir, y reforzar lo que fuimos para llegar a ese punto de confianza de volver a estar como si nada hubiera pasado. Y es que habían pasado demasiadas cosas, incluso algunas que yo todavía no sabía y esperaba pacientemente a que fuera el momento de que Mimi me las aclarara. Lo mismo que yo con ella, que aún le debía unas cuantas explicaciones sobre todo lo que le hice. Nos debíamos mucho todavía, e íbamos en el camino correcto de conseguir entendernos, pero como digo, aún era pronto para ello. No íbamos a forzar las cosas, tenía que surgir todo de manera natural. Y en ello estábamos.

Mimi se rió ante mi pregunta. Llevábamos tres horas en mi casa, pero la verdad es que, entre unas cosas y otras, se nos habían pasado volando. Estábamos demasiado agusto ahora, hablando de todo y de nada. Como antes. Como siempre, aunque sin ese plus de atrevernos a volver a tocarnos.

- Está amaneciendo, Ana, creo que ya es momento de que me vaya.

- ¿Tienes algo que hacer hoy?

- De trabajo no. Tengo toda esta semana libre.

- Entonces, ¿para qué tanta prisa? Yo también tengo la semana libre. Bueno, el lunes tengo que ir a un programa de radio, pero por lo demás... Ya está.

- Ya lo sé.

- ¿Ah, sí? -Aquello me sorprendió. No sabía que Mimi estuviese informada sobre mis pasos en mi carrera, sobretodo porque sabía que me tenía bloqueada de todos los lugares posibles.

- Claro. Twitter te informa de todo, aunque no quieras -contestó sonriendo.

- Ya veo... -Por un momento me sentí mal por no saber yo también sobre ella, aunque bien es cierto que no me llevaba especialmente bien con las redes sociales, y ella lo sabía. Pero aún así... Joder, que antes lo sabíamos todo la una de la otra, y ahora yo no tenía ni idea de en las cosas en las que ella estaba trabajando. Se me hizo un pequeño nudo en la garganta que no fui capaz de disimular.

- Eh, Ana -se reclinó sobre el sofá y se acercó a mí, poniendo su mano en mi muslo. Era el primer contacto físico que teníamos después de haber dejado la discusión a un lado- ¿qué pasa? -La miré con una mezcla de tristeza y arrepentimiento. Puta, ese día sin duda tenía las emociones a flor de piel.

- No sé, Mimi...

- Sí sabes. Cuéntamelo, aunque ya me lo imagino.

- ¿Ah sí? -Volví a decir.

- Cariño, te conozco demasiado como para no intuirlo. -Ahora fui yo la que se estremeció por aquella palabra y sonreí. Mimi se dio cuenta de que lo había dicho sin pensar, pero no cambió su expresión ni la noté incómoda por ello. Yo me relajé y se me olvidó por completo el motivo por el que me había sentido mal: estos pequeños detalles me daban esperanzas para creer que no estaba todo perdido entre las dos.

- Empate -dije.

- ¿Empate? -Vi la duda en su mirada y me reí al ver que no me había entendido.

Indeleble  [WARMI]Where stories live. Discover now