Había una de la Gryffindor con sus padres. Ella no tendría más de 11 o 12 años. Salían los tres sonrientes y se veía la torre Eiffel al fondo. Estaba tomada en Navidad y la imagen no se movía, por lo que supo que era una fotografía muggle.

Otra de las fotografías estaba tomada la noche del baile de cuarto año. Esta sí que tenía movimiento. En ella se podía observar al famoso Trío de Oro. Hermione estaba en medio de Harry y Ron. Este último parecía molesto por algo, mientras tanto, la castaña y el chico de la cicatriz sonreían agarrados del brazo. Malfoy recordaba aquella noche. Cuando vio entrar a la leona en compañía de Krum no se lo podía creer. ¿Qué había visto el húngaro en ella? Es cierto que aquella noche consiguió impresionar a mucha gente con su cambio de peinado y su vestido, pero a él no lo había engañado; para Malfoy seguía siendo la aburrida, mojigata, sabelotodo y sangre sucia de Granger. En su opinión había cientos de chicas en el colegio que valían más que ella, y Víctor podría haber escogido a cualquiera. ¿Entonces por qué, Granger? Es algo que todavía no lograba entender.

Había más fotografías. Una con la hermana de Weasley, otra del grupo de amigos en Las Tres Escobas, otra de ella estudiando en la biblioteca de Hogwarts... Pero ninguna que llamara la atención del rubio.

Se apartó de la pared y se acercó al armario.

Veamos qué tipo de ropa tiene Granger.- Se dijo con un pensamiento, abriendo las puertas del ropero.

A simple vista no vio nada especial. Pantalones, jerseys, algún abrigo, camisetas y una funda que contenía el vestido que llevó en el baile de cuarto curso.

- Qué aburrida.- Se dijo con fastidio mientras volvía a cerrar el armario.

Se dirigió entonces a la mesita de noche. Encima de esta había una pequeña lamparita de cristal y un par de libros, uno muggle cuyo título rezaba "Medicina General", y uno mágico titulado "Plantas mágicas y como aplicar su uso en la medicina".

¿Desde cuándo estaba la castaña tan interesada en la medicina? La verdad es que él no sabía nada de ella. Es cierto que habían ido a Hogwarts por siete años, que habían compartido la mitad de las clases y que se habían visto todos los días en el Gran Comedor. Además, sabía -porque era más que evidente- que la Gryffindor era la alumna más avanzada de todo el curso- por mucho que le pesara al rubio –pero jamás la había observado más de lo necesario ni había mantenido con ella otro tipo de conversación que no incluyera un intercambio de insultos. De modo que no tenía ni la menor idea de cuáles eran sus preferencias.

Tras esto abrió el único cajón que poseía la mesita, encontrando ropa interior.

Hasta para la ropa interior es aburrida.- Pensó con gesto asqueado mientras con dos dedos cogía unas bragas blancas que al Slytherin le parecieron más dignas de una abuela que de una jovencita.

Tras coger la prenda, comprobó que una cajita de cartón decorada con corazones de colores, asomaba entre el resto de la ropa interior, procediendo a abrirla sin ningún tipo de miramiento.

En su interior había un reloj de pulsera que no funcionaba, una fotografía de la chica junto con Víctor Krum, en la noche del baile, en la que se la podía ver sonriendo con timidez y con las mejillas sonrosadas, mientras que el jugador de quiddich no podía apartar los ojos de ella ni un solo segundo.

Vomitivo.- Pensó Malfoy asqueado, dejando la fotografía de nuevo donde la había encontrado.

Además en la caja también encontró varias cartas abiertas. Muchas eran de Harry Potter, las cuales estaba claro que tenían ya cierto tiempo. El resto, más recientes, tenían como remitente a Victor Krum.

Amor SecretoWhere stories live. Discover now