Capítulo 34

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¿Felicidad?, sí, esa era la palabra que la definía en esos momentos, parecía casi un sueño, pero al fin lo había conseguido, y ahora tenía en sus manos la gran oportunidad de demostrar su talento. 

Decidió salir con Gab para celebrar en un pequeño bar su ascenso, su tío John también estaba ahí, y aunque ella no lo sabía, desde el auto que se encontraba frente al bar, Dominic la observaba, la había escuchado hablar con un tal John y pensó que era algún chico al que había conocido, pero no, era un señor de unos cincuenta años aproximadamente, al parecer familia de su amigo, pues se parecían mucho, se quedó ahí por un largo tiempo viéndola sonreír, era hermosa.

DOMINIC

¿Pero qué estaba haciendo? Se preguntó ¿En serio estaba siguiéndola? ¿Con qué derecho? Ella no era nada suyo, seguro que si lo descubriera espiándola, pensaría que es un acosador o algo por el estilo, a las 11 de la noche y luego de verla llegar bien a su departamento, regresó a su casa, a su enorme y vacía casa, estaba cansado de su soledad.

Antes del accidente Dominic nunca había estado solo, tenía a su familia, a sus amigos, a su novia, era feliz y amaba ver la casa llena de gente en las fiestas que organizaba, pero una vez muertos sus padres, todos lo abandonaron, hasta su hermana que había decido ir a vivir con el bueno para nada que tenía como novio, sus amigos le dieron la espalda y la mujer que alguna vez dijo amarlo, lo abandonó porque no estaba lista para aceptarlo con su nuevo aspecto.

Decidió tomar las llaves que había dejado en la mesa y dirigió al "Pink Moon", llevaba años frecuentando ese sitio al que Robert, quién alguna vez fuera su mejor amigo lo llevó cuando estaban en la universidad, aún recordaba lo que le había dicho, "No necesito pagar a mujeres por favores sexuales, tengo a la mejor novia del mundo", que tonto había sido en ese momento, ahora y sin más por hacer, ese sitio se había convertido en su refugio, tal vez no tenía amor, pero al menos conseguía placer.

Entró a la estancia donde escogería a la mujer con la que estaría esa noche, rubias, platinadas, pelirrojas y guapas morenas, había mucho de donde escoger, pero esta vez prefirió a la de cabello castaño oscuro, a la que tenía rizos como Aileen, aunque los suyos no eran naturales como los de ella, los dirigieron hasta un privado dónde la chica bailaría para él y así luego ser conducidos a la habitación en la que pasarían la noche.

—Dime ¿Qué canción te gustaría que baile para ti?

—Lo que sea, no importa.  —Respondió con poca importancia mientras la chica tomaba el control del equipo, la canción "Plase me" de Cardi B y Bruno Mars empezó a sonar, haciendo que la chica inicie su sensual baile—.

La observó por unos instantes, era una chica guapa, como de 1.75 cm, aunque las plataformas la hacían ver más alta, nada que ver con Aileen que con los tacones llegaba al metro sesenta y cinco, además ella tenía los ojos verdes y no marrones como le gustaban a él ¿Y su pelo? Tenía rizos, pero no eran naturales, no como los de la chica que a él le gustaba y tampoco era largo como el de Aileen.

—Maldición. —Alzó la voz, a la vez que aventó la copa que tenía en sus manos al suelo—, tú no eres ella, no lo eres, ten. —Sacó dinero y le pagó a pesar de no haber estado con ella, la chica asustada por su reacción, se limitó a tomar el dinero y salir del privado, dejando solo a Dominic que decidió quedarse en el lugar a beber un poco, para luego regresar a su casa—.

AILEEN

Se despertó temprano para ir a la oficina, tenía muchas cosas que hacer, la fecha del desfile estaba cerca y era mucho el trabajo, fue hasta el restaurante de siempre para comprar el desayuno que le llevaría a Dominic, aunque esta vez llevó una dona extra para ella.

—Buenos días, señor Dominic. —Saludó Aileen entrando a la oficina—.

—Buenos días. —Contestó—.

Ahí estaba ella con su mejor sonrisa, era verla y el mal genio se le iba, le traía el desayuno como cada día, se preocupaba por él y eso lo tenía encantado, sentía que le importaba a alguien.

AILEEN

Se acercó con la bandeja hasta el escritorio y la acomodó para que desayunara, miró a Dominic por unos breves segundos y pudo notar la tristeza de su mirada.

—Gracias Aileen, no debiste molestarte.

—No es ninguna molestia, señor, por cierto hoy tiene prueba de vestuario a las dos de la tarde. —Le Informó mientras revisaba la agenda—.

—¿Qué? ¿Cómo que tengo prueba de vestuario? ¿De qué hablas? —La miró sin entender—.

—La señorita Krubscabia, quiere que se pruebe el traje que ha elegido para usted, ya sabe, para el día de su boda.

—No pienso hacerlo, ya puedes cancelar esa cita. —Comentó negándose rotundamente—.

—Señor Dominic, es el día más importante en la vida de su hermana, ya lo habíamos hablado. —Le recordó—.

—No iré, no quiero ver como destruye su vida.

—Señor Dominic. —Lo tomó de las manos—, es su hermana y lo necesita, no la deje sola el día de su boda. —Pidió—.

Podía haber algo más bonito que esa pequeña de ojos marrones ¿Tratando de hacerlo entrar en razón? Si ver sus labios era todo un pecado, la vez que la había besado pudo sentir que la puso nerviosa, tenía tantas ganas de volver a besarla, la deseaba, la deseaba mucho.

—Está bien Aileen, tú ganas. —Suspiró resignado—, pero vendrás conmigo.

—Vale, yo lo acompaño, pero ahora termine su desayuno y esto. —Dijo tomando la dona—, es mío. 

Se sentó frente a él a comer, mientras ojeaba unos papeles, cuando Dominic terminó el desayuno, tomó la bandeja y se la llevó, el día sería muy largo.

Regresó a la oficina en busca de unas carpetas que necesitaba para la reunión, pero no las encontraba por ningún lado.

—¿Buscas algo Aileen? —Preguntó Dominic tomándola por sorpresa—.

—Sí señor, busco la carpeta azul con las cotizaciones ¿La ha visto?

—Sí, está arriba. —Señaló la parte más alta del librero—.

—No la alcanzó. —Se alzó en puntillas tratando de crecer un poco y así alcanzar las carpetas—.

—Deja que te ayude, —Se ofreció, se paró tras ella y la tomó de la cintura, para alzarla un poco y que alcanzara la carpeta—.

—Gracias. —Respondió—, girándose y chocando contra él, sus manos aún la tenían de la cintura y sus ojos habían apresado su mirada, alzó la mano hasta llegar a su rostro y rozó sus labios con el pulgar en busca de darle un beso—.

DOMINIC

Sabía que estaba nerviosa, por como se sonrojaban sus mejillas ¿Era él quién la ponía así? Intentó hablar tratando de salir del momento tan incómodo en el que ella mismo se había metido, pero él no se lo permitió, se agachó un poco para poder alcanzar sus labios y se dejó llevar, rozó su boca con la suya buscando algún tipo de rechazo para no continuar, pero este nunca llegó, la abrazó por la cintura hasta juntarla con su cuerpo y completó la acción, su lengua se abrió paso hasta encontrarse con la suya y su boca la apresó en un cálido beso que la dejaba sin respiración.

Siempre Es De Noche  [COMPLETA]  Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora