—Necesitas ayuda— ofrecí a Alexa

—No te preocupes, sé cómo hacerlo. Asistí a muchos campamentos en mi adolescencia, pero igual gracias— respondió

Mejor que me rechazó, porque no tengo ni idea de cómo se hace.

—Nosotros iremos a preparar nuestra tienda— comenté

—¿Si sabrás? — insinuó la idiota de Lau

—Cállate y sígueme— no quedaría en vergüenza

Gracias a los cielos, tenía las instrucciones, pero se me dificultaba lo de insertar la parte A con la C. Mis piezas no tenían letras.

¡Una estafa!

—Creo que debimos aceptar la ayuda— propuso la loca, digo, mi amiga.

—Cállate y mejor ayúdame, podemos hacerlo— no perdía mis esperanzas

Después de lidiar tanto tiempo, lo logramos... Casi.

—¿Seguro que así se debe de ver?—indagó— Se ve un poco raro.

Y tenía razón, no se veía bien, le faltaba altura, y estaba inclinada.

—Lamento decirles, que no está bien armada la tienda— escuchamos una voz en la parte de atrás, era Alexa.

Fije mi vista en ella, a su lado estaba Sara aguantándose una carcajada.

Hemos fallado.

Aceptamos la ayuda y en muy poco tiempo la armó correctamente. Mi orgullo se sintió herido, pero preferí eso a ser devorada por los mosquitos o algún bicho.

Después de ese pequeño infortunio, comenzamos a recorrer un poco el lugar, se mantenía preservado; lugares para recolección de basura, cielo despejado y lo más importante, aun no me atacaba ningún insecto, en fin, me estaba gustando.

Respire profundo el aire limpio, ya hacía falta oxigenar los pulmones y que mejor que hacerlo en la naturaleza.

—¿Le gusta el lugar?— preguntó Sara que no supe en que momento había llegado.

—Es maravilloso— respondí ilusionada.

—Pienso lo mismo, no me canso de tomar fotos. Alexa me contó que hay una laguna cerca de aquí. Más tarde iremos, le gustaría acompañarnos — ofreció. Me hubiera parecido excelente sino incluía a la doctorcita, pero no pude negarme.

Regresé a la tienda, debía saber que locuras estará haciendo mi amiga, me lleve una sorpresa cuando llegué.

La vi acostada en la hierba, creo que se aloco de verdad.

—Qué haces, mujer— pregunté curiosamente

—Sabías que las hormigas pueden cargar veinte veces su peso— lo dicho, se volvió loca

—Estás drogada — insinúe

—No, ven acuéstate. Mira la hormiguita como lleva el pedazo de pan que tiré. — se dice que a los locos se les sigue la corriente, e hice lo mismo.

Ahora parecíamos un par de niñas viendo como las hormigas transportaban las migajas de pan, su fuerza es increíble además, que trabajan en grupo.

—Se sienten bien— escuchamos decir. Mi sonrisa se borró cuando vimos a la pareja que no quiero que sean parejas viéndonos como si hubiéramos salido de un manicomio. Me incorporé de inmediato.

¡Qué vergüenza!

—Hola chicas, estábamos viendo el trabajo de las hormiguitas, no sean tímidas y acuéstense también— Ofreció la loca. Sara fue la primera en hacerlo, y no pasó tiempo para que Alexa hiciera lo mismo. Lau contagió con su locura a ese par.

Preferí alejarme y llamar a mi esposa, quería saber cómo le iba.

—Amor, que bueno escucharte—expresé

—Hola, yo... yo es-stoy ocupada — susurro. Se podía escuchar murmullos.

—Perdón. Te llamo desp...— no pude terminar, porque cortó. Debe estar muy ocupada.

Sin embargo, en mi mente volvía a rondar las insinuaciones que hizo Leo sobre mi mujer, no tomo el valor suficiente para ir a ese lugar, aunque no podré esperar mucho para salir de dudas.

—Vamos a la laguna— escuché la voz de mi amiga, había quedado meditabunda respecto a mi esposa.

Asentí y fui con ella. Un poco más allá alcanzamos a las chicas, no me gustaba que caminaran tan juntitas, donde quedó el respeto por el espacio personal...



No estaba muerta, andaba de parranda. Celebraba carnaval... ¡Azúcar!

Aquí otro capítulo, espero les guste las aventuras que vivirán estas chicas 😂

Gracias por el apoyo

El amor no conoce de géneros (Historia Completa En Amazon)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن