Muy normal...

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Hoy desperté y me di cuenta que faltaban unas dos semanas para iniciar clases. Hace poco me emocionaba, pero ahora no lo estaba en absoluto.

Levantarme a las cinco de la mañana, todos los días, no era una idea muy atractiva ni motivadora.

Me encontraba teniendo un agradable sueño de Nick Robinson tratando de conquistarme. Que estúpido, pude haberlo besado. Froté mis ojos mientras bostezaba perezosamente. Ánimo Melissa, será un buen día.

Fui junto a mis padres al Centro de Valencia, para comprar los libros que me faltaban de la lista del colegio. Se encontraba repleto de caminantes. Sobre todo el Bulevar.

Adentramos a una tienda muy popular, en ella encontrabas todo tipo de libros, útiles y demás al mejor precio.

-Buenos días señor Bernie -El hombre mayor, de ojos achinados y sin duda alguna descendencia Asiática saluda a mi padre- Buenos días señorita Zinny -Se dirige a mi madre- Y buenos días señorita Mellissa.

-Buenos días señor Daruma - Contestó mi madre con una sonrisa.

-¿En qué les puedo ayudar?

Proseguimos la mañana entera en busca de los libros restantes y los útiles.

Al finalizar las compras, cada uno llevaba unas tres o cuatro bolsas repletas de libros, lápices, comida, recipientes ya vacíos de helados, galletas y ropa. Era inevitable querer comprar todo lo que se veía por el hecho de que había mucha variedad y a buenos precios.

El estacionamiento estaba completamente lleno, no entraba un carro más. Sin embargo al salir de él en la camioneta de mi padre, dejamos un puesto vacío para que otro conductor aparcara allí. Posteriormente, el dueño del lugar colocó en las afueras un cartel que decía "No hay espacio para su vehículo". Me provocó cierta gracia ver que la palabra "Vehículo" fue escrita sin la letra h.

Desde ese día no salimos nuevamente a ningún otro lugar, a excepción de la casa de mis abuelos, el mercado y la clínica para realizarme un chequeo antes de clases.

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Ya llegó el día, el primer día de clases. Pero no ocurrió mayor novedad, solamente unos tres chicos nuevos, dos amigos se fueron del país, sinceramente no sé a dónde, varios profesores nuevos y la construcción de un salón adicional de clases, en el cual me encontraba yo.

Lo más extraño ocurrió en la salida, cuando un chico se me acerca. Tenía los ojos color esmeralda, piel dorada, cabello dorado. Podía ser dibujado a la perfección con los cálidos colores del degradado castaño hasta el amarillo más tenue.

-Disculpa ¿Eres Mellissa? -Pregunta algo agitado y mostrándome sus perlados dientes en una amplia sonrisa.

-Si... -Los nervios y la curiosidad me invadían.

-Soy Bob, un placer -Estrecha mi mano.- Llegué tarde y perdí la clase de biología, pero me explicaron que debía hacer un trabajo contigo.

En efecto, tocamos juntos en un trabajo, por lo que decidimos reunirnos en mi casa la siguiente semana.

Todo fue tal cual lo pensaba, materias que no conocía, temas algo complicados y profesores difíciles de lidiar. Pero no fue mayor carga, trate de acostumbrarme lo más rápido posible, mientras que en casa, mi padre no se veía muy contento, a veces lo notaba enfermo y preocupado por la falta de dinero.

La inflación aumentaba un poco más cada día, y mantener a una familia se hacia un poco más forzoso.

Luego de reunirme con Bob, noté su buen sentido del humor e inteligencia, era un chico muy amable y humilde. Desde entonces no paramos de andar juntos. En el instituto y fuera de él.

WhyWhere stories live. Discover now