Parte I

24.5K 673 41
                                    

Mmm, huele rico— sonrió Justin asomándose en la cocina encontrándose a su esposa terminando de hacer el desayuno. Eso si era raro; normalmente su chica dormía hasta tarde y Silvia la encargada de la casa les dejaba el desayuno preparado. —Buenos días...—susurró abrazando a su chica por detrás y está sonrió apagando la estufa antes de voltearse a ver a su esposo.

—Buenos días mi amor—sonrió besando sus labios y rápidamente le limpió los labios. Sin querer lo había manchado de labial rojo que llevaba puesto. —Siéntate, ahora te sirvo— dijo y este asintió tomando asiento. Segundos después ambos desayunaban en completo silencio en compañía de su fiel amigo bobo. Era un perro policía retirado debido a una lección en la pierna. Iba a ser sacrificado pero tan pronto su chica lo supo, lo trajo a escondidas a la casa y lo ocultó por una noche. Cuando él se enteró, le pidió devolverlo porque no estaba seguro de adoptarlo ya que el veterinario no le daba mucho tiempo de vida y él no quería arriesgarse. Su esposa no lo aguantaría, pero Emma no se rindió y estuvo semanas llorándole y rogándole por que lo tuvieran. Incluso lo amenazó con divorciarse y Justin no lo pensó dos veces en adoptar a bobo. Y qué bueno que lo había hecho porque había ganado un compañero fiel que amaba ir a pasear y ejercitarse al parque. Además de que era un perro muy saludable y cariñoso: su raza y su rostro mostraban a un perro rudo y de que debe tenerle miedo, pero bobo era todo lo contrario. Era un perro súper cariñoso y súper juguetón.

—Túmbate campeón— le ordenó Justin a bobo y este acató su orden ganándose un pedazo tocino. — ¿Y Silvia? — preguntó y está sonrió de lado.

–Fue hacer la compra—respondió dándole un sorbo a su café y este asintió leyendo en su teléfono las noticias. A pesar de que Justin venia de una familia cómoda y con dinero; tanto Emma como el habían decidido no llevar ese estilo de vida y vivir en una casa normal. No era muy pequeña ni muy grande, pero era perfecta para ellos. Además, Silvia solía venir dos veces a la semana a limpiar y a traer la compra cuando era necesario.  Normalmente Emma se encargaba de todo, pero últimamente la tienda la ocupaba mucho tiempo y lo agradecía. Necesitaba distraerse y dejar de pensar en embarazos. Llevaban tres semanas sin intentarlo y amaba ver a su esposo más calmado y más relajado, pero moría por volverlo intentar. Una parte de ella creía que esta vez sería diferente, pero no estaba segura de que su esposo aceptara. Él era el más afectado con cada resultado negativo; creía que no era lo suficiente hombre y que fallaba en la parte sexual. No sabía de donde había sacado esa idea que estaba muy lejos de la verdad; pero eso había hecho que el se volviera más cerrado e inseguro en compartir sus sentimientos con ella. Además de que en el sexo se volvía distante y distraído; odiaba verlo así, odiaba sentirlo así pero eso había cambiado estos días. El estaba mas feliz y relajado, incluso había estado mas presente en el sexo y ella no quería que eso cambiara. ¿Pero como iban a volverlo a intentar sin que el se sintiera así? Había estado leyendo en un blog de infertilidad y se había comunicado con algunas chicas que habían pasado exactamente por lo que ella estaba pasando y le habían dado grandes consejos que pondría en practica tan pronto hablara con su esposo.

Volvió a mirar a su esposo y trago saliva. Era ahora o nunca; se veía que estaba relajado y sonreía mientras leía las noticias. Eso era algo bueno porque había escuchado su teléfono sonar esta mañana y era su padre exigiéndole terminar con los casos pendientes. Su esposo era un gran abogado pero desde que su papá se retiró le exigía mucho y odiaba eso. Odiaba la presión que el papá de su chico le metía; siempre solía compararlo con los demás y aprovechaba cada momento para señalar que no debió dejarle el bufete. 

Mmmm, ¿Amor...? —lo llamó tímidamente y este alzó una ceja mirándola pícaramente. Amaba verla morderse el labio y removerse incomoda señal de lo nerviosa que estaba; aunque no sabia porque, lucia extremadamente sexy. Aunque su chica era hermosa y ni siquiera lo intentaba; nada mas con sus irresistibles ojos verdes y su inocencia era suficiente. Aun a pesar de los años, su chica seguía radiando inocencia y timidez cuando se trataba de la intimidad. —Hoy no creo que podamos almorzar juntos—dijo y este frunció el ceño viéndola.

Secret's {Historia corta de Justin Bieber}Where stories live. Discover now