"¿Qué es lo peor que podría pasarle? Por el golpe... Ya sabe."

"Son muchas cosas." El doctor continuó con su tono de voz bastante profesional, ni siquiera hizo un cambio a pesar de mi comportamiento y se lo agradecí porque no pensaba comportarme, me sentía tan feliz. "Puede tener alguna mal formación, de cualquier tipo, aunque en la mayoría de casos que he visto, los golpes causan daños al cerebro, unos más severos que otros."

"No me importa." Murmuré cerca del oído de Louis. "Es mi bebé, no me importa si tiene algo malo, ya lo amo mucho. Lo amamos ¿Verdad, Louis? Como a Dylan."

"Claro que sí, mi amor." Louis buscó mis labios para darme un pequeño beso, ahora oficialmente seríamos una familia de cuatro.


+


"Louis, Louis, Louis, Louis, ya llegó ¡Ya llegó, Lou!"

Dos días habían pasado desde que Louis volvió y, con sinceridad, cada trozo de mi corazón empezaba a unirse con otro para sanar muy lentamente, pero de forma constante. Louis se encargó de todo, siendo francos, ese día, después de que el doctor se fue, lo siguiente que hicimos fue llamar a Liam para darle la noticia y pedirle de favor que nos consiga al mejor abogado posible.

Poco más de una hora después, nos devolvió la llamada, asegurando que había conseguido al mejor que sus contactos podían encontrar. Yo sabía que él y Louis renunciaron a T-Alfa desde el momento en que se enfrentaron a Jay, pero la forma como Liam alardeaba que, Scott Evans, era el alfa abogado más prestigioso que conocía, me dio bastante seguridad y hasta un poco de esperanzas. Nos dijo también que ya lo tenía investigando sobre mi caso, así que él se comunicaría con nosotros.

Louis y yo dormimos esa noche hasta la tarde del día siguiente, acurrucados en la cama mientras él rodeaba mi cintura y me hacía su cuchara pequeña solo por su necesidad de no aplastar mi vientre, o eso decía. Estaba seguro de que hubiéramos podido dormir incluso más, venía teniendo tantos días de intenso insomnio que pensé que sería algo bueno, pero el nuevo celular de Louis sonó y un número desconocido apareció en la pantalla.

Al contestar nos dimos cuenta que se trataba de Scott, avisando que iría a vernos a la mañana siguiente y debido a eso, el insomnio se hizo presente de nuevo, no solo porque me moría por conocer al hombre que podría sacarnos de ese aprieto, sino porque, en un comentario suelto, Scott nos aseguró que había conseguido permitirme una llamada telefónica con Dylan.

Me encontraba tan animado y emocionado que durante toda la mañana me mantuve pegado a la ventana como un animalito esperando que su dueño regrese a casa. Louis se había encargado de darme mi desayuno justo sobre el sofá, viendo que me termine hasta la última gota de jugo y los tres panes con jamonada que me acercó.

Y ahí estaba, a punto de abrir la puerta al alfa que nos salvaría legalmente, aunque, antes de eso, unos fuertes brazos rodearon mi pecho y me impidieron seguir caminando hacía la entrada. El cuerpo de Louis se apegó al mío, chocando su abdomen contra mi espalda y mordiendo juguetonamente mi oreja, logrando que suelte un pequeño jadeo.

"¡Louis! ¿Qué crees que estás haciendo?" Me sacudí entre sus brazos, estirando mi mano con dramatismo hacía la puerta, o mejor dicho, hacía el picaporte. "¡Tengo que abrir!"

"Estás demasiado emocionado por otro alfa... No me gusta."

"Oh vamos." Intenté buscar su mirada, aunque su fuerte agarre me impedía poder voltear siquiera la parte superior de mi cuerpo, al menos lo suficiente para mirarlo a los ojos. "Sabes que no es por nada malo, él nos ayudará con Dylan, es todo."

The perfect omega. | Larry StylinsonWhere stories live. Discover now