ONLY WITH YOU |Oritsu|

•|Segunda Etapa|•

→Atracción←

[...]

Y alzó su mirada por décima vez en ese minuto. Sus ojos se clavaban en esa chica de cabellos castaños claros, la misma que había visto, hacía ya, una semana. La detallaba desde la distancia y, podía notar, que era buena jugando Beyblade.

Mientras que él estaba sentado bajo un árbol, ella estaba en la arena Beyblade de ese parque, practicando bajo los últimos rayos de sol de la tarde.

-¡3... 2... 1...! ¡Let it... rip!- y tiró de la cuerda para provocar que su compañero cayera en el plato cóncavo.

Sentía que esa era su oportunidad, y decidió incorporarse de su lugar para dirigirse a donde ella se encontraba. Plantó sus pies a un costado del estadio, para así, quedar viendo el entrenamiento que la muchacha estaba teniendo.

A los segundos del acto, la de cabellera castaña clara recapacitó de que había alguien, casi, a su lado. Volteó a verlo. Era el mismo chico que se había refugiado junto a ella ese día de lluvia.

-Hola- saludó dibujando una pequeña sonrisa.

-Hola- devolvió el saludo el muchacho mientras daba vuelta su cabeza para quedar viendola -. Eres buena- y giró, nuevamente, a ver el Beyblade que seguía dando vueltas -, se siente una rotación perfecta la que tiene- comentó.

Esta vez, dibujó una sonrisa con una pizca de timidez.

-Gracias- colocó sus ojos sobre su compañero, a la vez en que pasaba uno de sus cabellos por detrás de una de sus orejas.

Y se quedaron callados, viendo los giros y más giros de ese súper trompo. El chico hizo explotar una burbuja de chicle para ir a colocarse al otro extremo el plato, quería una batalla contra ella. La chica, dudosa, alzó su mirada al de cabellos castaños. Éste mientras sacaba su lanzador y su Bey, le dedicó una sonrisa, provocando que la muchacha rápidamente volviera la vista a la arena, ligeramente sonrojada.

-¿Cómo te llamas?- preguntó ella alzando un poco su cabeza, pero no su mirada.

-Me llamo Orochi Ginba, ¿y tú?- se presentó para también saber la identidad de esa chica.

-Soy Titsu Umari- sonrió, finalmente, levantando sus ojos avellanas a verlo.

Sintieron una corriente recorrer sus cuerpos, al tiempo en el que el otro dibujaba una torpe sonrisa en sus labios, mientras que sus miradas no se desconectaban.

[...]

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