El viaje de Abraxas

                                                                                                I

En un futuro no tan lejano y tampoco tan cercano se dirigía la primera nave espacial tripulada hacia un desconocido planeta, el cual había sido descubierto hace diez años. La señal que emitía este planeta era muy similar a la señal que emitía nuestro mismo planeta. Esto causo una revolución científica y social; ya que este planeta tenía una atmosfera muy parecida en su composición química a la de la tierra y estaba compuesta en su mayoría por oxigeno. Según la señal recibida también tendría agua y está en su superficie cubriría más de un tercio del planeta. No se puede precisar si tiene vida o vegetación a pesar de todas las señales enviadas. La nave dirigida al misterioso planeta era la gloriosa Abraxas, esta nave espacial estaba compuesta por una moderna aleación de metales, que como resultado lograban una ligereza increíble; este metal era el más resistente y flexible que se hubiera creado en toda la historia. Su combustible era un extraño mineral extraído de la luna; que era diluido para poder crear una fusión nuclear, la cual era simplificada y sostenida en un pequeño reactor para poder abastecer la nave especial casi de una manera infinita.

Abraxas era una nave espacial de unos treinta metros de altura por unos quince de ancho en forma de cilindro. En esta época de la historia ya se manejaba la tecnología antigravedad. La cual era muy utilizada para viajes lunares y a asteroides en orbitas cercanas a la tierra. Esta tecnología era usada principalmente para la extracción y estudio de materias primas y minerales. En esta época reinaba la prosperidad y la paz. La pobreza se había transformado en un antiguo recuerdo repasado en los libros de historia; que en la actualidad no se comprendía el antiguo comportamiento humano. Por la culpa de los antiguos líderes que monopolizaban todos los recursos. Gracias a las enseñanzas del gran profeta, se pudo derribar los muros del ego en los corazones de la humanidad; y así pudo enseñarnos nuestra verdadera naturaleza espiritual. Abraxas era símbolo de la reconciliación de todos los países con todas sus etnias y razas, era el símbolo de la aceptación y La tolerancia; significaba la expansión de la humanidad por todos los rincones del universo.

Suspendida en el vacio espacial viajaba Abraxas, impulsada por sus potentes cohetes como si fuera un cometa. La tripulación de Abraxas viajaba extasiada contemplando el paisaje espacial tras sus cristales. El capitán de la nave era un joven oficial alto y rubio, su nombre era Mark Thompson. El estaba a cargo de toda la tripulación la cual no eran más de quince personas. Todos ellos habían pasado por un riguroso entrenamiento que les llevo un año para poder estar capacitados para esta importante misión. Ellos llevaban el peso del descubrimiento más importante de la historia de la humanidad. Así cuando la pobreza y la hambruna devoraban Europa, gracias al milagroso logro de Cristóbal Colon tras descubrir inconscientemente América, logrando salvar a España y Europa de un estancamiento no solamente económico sino también científico, cultural y social. Sino también en todas las esferas que carecía la civilización occidental. Ahora era lo mismo pero no era el hambre y la pobreza, sino el miedo a un futuro estancamiento. Pero en este momento era el hecho que toda la humanidad estaba unida y necesitaba una reconciliación. Tras largos y manchados años de guerras e injusticias sociales, tras años sin encontrar la cura del cáncer y extraños síndromes. Abraxas significaba y unificaba la ciencia y la fe; pero no una ciega fe que buscaba el socorro en ideados ídolos, sino en la confianza en uno mismo y en nuestros hermanos; entendiendo que todos los hombres éramos iguales y capaces de lograr mucho unidos.

El interior de la nave espacial estaba dividida por cámaras, una era un gimnasio, otras dormitorios, baños, cafetines, sala de enfermería, sala de motor. Y finalmente el panel de control. La cual era piloteada por el capitán Thompson. La nave espacial tenia potentes censores que podían descubrir asteroides a miles de kilómetros de distancia, esto era de mucha ayuda y también era un gran descanso para el joven capitán. Este solo se fijaba en la ruta de trayectoria que llevaba la nave espacial y vigilaba que todo estuviera en correcto funcionamiento.