Lea

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Me sabía los nombres de todas las estrellas: Antares, Rigel, Spica, Hadar, todas. Podía ordenar todas las constelaciones por orden alfabético o incluso cronológicamente, no había ningún astro que se me escapara. Obviamente sigue siendo igual ahora porque estoy hablando de cuando estaba en primaria. Por eso se me da bien estudiar, con el paso el tiempo desarrollé la capacidad de memoria y estudio como aprendí los nombres de las estrellas, no me gusta presumir pero mis notas son las mejores de todo mi instituto.

Me consideraba una persona independiente del mundo, no me gustaba hablar con las personas de mi vida y tampoco me importaban las suyas. Era lo que la gente llama ‘antisocial’. Hasta el momento en que mi vida dió un giro por completo, ese día fue cuando conocí a Lea. Lea que viene de la constelación Leo, un nombre poco común en la sociedad, es una estrella que para mí fue inexistente hasta que me topé con ella.


Nadie mira a qué hay ante sus pies: todos miran a las estrellas.
- Quinto Ennio.


¿Qué escuchas?

Al principio el chico se hizo el loco pero no podía soportar esos grandes ojos negros mirándolo inmóviles con expresión de intriga, pero esta chica no pestañea o qué, pensaba nervioso sin ni siquiera hacer el intento de llamarle la atención. Intentó no mirar hacia ella pero es que es una joven que llama la atención, me atrevería a decir que su belleza dejaba sin palabras además de que el chico no se esforzaba ni le gustaba hablar con las personas, que es otra causa de su mudez. Podría decir que era su estilo de chica, pero nunca se fija en ellas así que no tiene un estilo predeterminado. No para de preguntarle pero el chico no sabe qué responder y lo único que se le ocurrió fue decir lo siguiente.

No me gusta que llueva a estas horas -mirando al cielo- se nubla y no podemos ver las estrellas.

La chica acto seguido observó el cielo como cuando una niña está siendo enseñada por un padre una lección importante de la vida. Sonrió y soltó con una sonrisa tan cálida que hasta el hielo se derretiría.

Es mejor, así las puedes ver mejor la noche siguiente.

El chico miró por primera vez a la chica a los ojos y vió lo que nunca pensó que iba a ver en una persona. Una constelación. Sus ojos brillaban tanto que parecía tener estrellas en ellos, eran tan bonitos bajo la luz de la parada del autobús. Era como si el tiempo se parase y lo único que medía el tiempo eran las gotas de la lluvia chocando con el techo donde se escondían los dos chicos. Desde ese corto e intenso tiempo de contacto visual con la chica se dió cuenta de que no conocía todas las estrellas del todo. Le faltaba la más importante. Lea.

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⏰ Last updated: Feb 12, 2019 ⏰

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