Beso

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En su casi décima cita, Shinsou decide llevar a Monoma al parque de diversiones luego del cine. Había tenido que ahorrar lo suficiente como para poder hacerlo ya que su mesada no era mucha considerando todo el dinero que sus padres canalizaban a UA. Pero aun así y a pesar de que su actual pareja se había ofrecido a pagar todo (a Shinsou le molestaba de cierta manera que para Monoma fuera tan fácil como sacar un plástico, teclear unos números y resolver los problemas) Hitoshi no podía aceptar que todas sus citas y salidas terminaran en la cuenta bancaria de los Monoma.

No. Al menos esta vez no dejaría que el rubio pagara nada. Por su orgullo y por qué quería demostrarle lo mucho que realmente le gustaba.

En sí, su noviazgo siempre fue raro, incluso ahora no sabría explicar cómo empezó, tampoco cuál fue el momento exacto en que la compañía de ambos se interpretó naturalmente como pareja y todos a su alrededor lo asumieron de forma tan casual que no fue sorpresa cuando Neito le afirmó que ambos estaban saliendo. Lo peor es que no lo negó incluso sin su lavado cerebral.

No hubo preguntas incómodas, aunque ahora que lo piensa tampoco existió la cordialidad de preguntar si le gustaban los chicos. Todo fue raro, especialmente por la falta de insistencia y necedad pintada en capricho que Monoma inyecta a su paso para conseguir siempre su propósito.

Aunque si era sincero las cosas no habían cambiado nada. Asumirse como pareja y no quejarse fue una cosa, otra era por supuesto, hacer lo que hace una pareja luego de una declaración y aceptación oficial.

Tuvieron diez citas y en todas ellas lo más atrevido que habían hecho era tomarse de la mano en la oscuridad y tal vez, que Monoma recargara su rostro en su hombro cuando se quedaba dormido de regreso a la academia.

Un dato interesante es que, a diferencia de Hitoshi, Neito necesitaba dormir más de 8 horas para tener suficiente energía, ya que su peculiaridad la consumía sin tregua. No era de sorprenderse que en las mayorías de las salidas este terminara dormido como un bebé y sin ánimos de despertar hasta el siguiente día. Y por eso había escogido el sábado para esa cita, un día sin entrenamiento y una noche bien descansados para poder disfrutar de ese largo itinerario que Kendo e Ibara amablemente le habían ayudado a armar.

La cara de Aizawa cuando le dijo que faltaría al entrenamiento esa mañana fue de una total desaprobación. Agradecía que el profesor Mic hubiese estado ahí también, abogando de que era joven y de vez en cuando no estaba mal que lo dejara disfrutar por completo un fin de semana.

Internamente Shinsou siempre supo que tenía que esforzarse más que cualquier otro y entendía a Aizawa, pero sólo por esta ocasión dejaría que el profesor Mic se encargara.

Por supuesto no contaba con el factor improbable, ese único factor que podría arruinar la mitad de sus planes con solo un chasquido de dedos: Monoma Neito. Desde el desayuno hasta la comida no hizo más que quejarse de los pequeños restaurantes familiares y las sillas duras donde Shinsou lo estaba obligando a sentarse. Ni hablar que devolvió el desayuno tres veces a la cocina por su "mal sabor" ni la pelea que tuvo con el encargado de uno de los pocos Carls Jr que existían en Japón por no entender las demandas de su pan recién horneado o su carne de ¾ de libra cocida a término medio sin pepinillos.

Shinsou aún sentía el aura asesina de cada persona que se cruzó en su camino ese día y el cine tampoco fue la excepción.

—"No sabía que estaba doblada".

Trató de justificarse, pero para Neito no fue más que un mal sabor de boca escuchar una de sus joyas francesas con el lenguaje japonés que le quitaba toda la magia. Se la pasó cruzado de brazos, con una botella de agua al lado y criticando cada cosa que sabía estaba errada.

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