Vincent Hart y Hanna Ross son compañeros y enemigos en el trabajo.
¿Y porqué no decirlo también? En la vida igual.
Ellos no solo son polos opuestos , son rivales y ambos se detestan , o al menos lo sera así hasta que gracias a los juegos del destino...
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—Separa las piernas.
Estoy actuando como un robot, haciendo todo lo que me pide.
Y es increíble porque una situación así estaba lejos de existir, ni siquiera aparecía en mi mente, ni en esta vida ni en otra, pero ahora lo único que quiero es que deje de perder el tiempo y me folle de una vez.
Solo culpemos a las hormonas.
—Más, Hanna..
Me coge con su mano tibia el muslo y lo separa más, estoy desnuda y debajo de él, mientras Vincent acomoda su cuerpo caliente y desnudo sobre el mío.
Su erección esta lista y la siento dura cuando me roza el muslo, me besa y dios, lo hace eterno, sus besos fácilmente podrían llevarme al orgasmo, peor estoy repleta, nadando en mi propia excitación.
Okey, eso es muy explícito.
Para abreviar los detalles, estoy mojada, muy mojada.
—Vincent.. — Jadeo sobre sus labios pidiendo que llegue ese momento.
Sin darme cuenta mis manos han viajado a su trasero, lo escucho reír y prefiero no decir nada, su pene roza mi entrada y gimo.
Oh joder..
—Alguien no puede esperar.
—¿Vas a follarme o no?
—Lo lento es mejor, brujita.
Claro que no.
¿Dónde esta esa fuerza que usaba para molestarme todos los días?
Que la use ahora para follarme.
De pronto siento su dedo abriéndose paso por mi entrepierna, mi centro reacciona temblando antes su tacto, pero no quiero esa mano, quiero lo que lleva debajo y entre las piernas.
— Cielos, estas tan mojada que me provoca probar de ti.
—Vincent...
Se ríe e introduce uno de sus dedos.
—Solo un poco, Hanna.
Aprieto los ojos y mis manos se cierran en su piel, mis uñas se sujetan con fuerza y mi cuerpo se mueve debajo.
—Oh dios..
"¡No menciones a Dios, pecadora!"
—Eso debería decir yo ¡Diablos! ¡Es un regalo que estés tan mojadita, Hanna!
Un nuevo dedo ingresa en mi interior y Vincent comienza con un movimiento de dedos, excitándome más de lo que ya estoy y tengo que retener mi orgasmo para evitar venirme sin sentirlo y podría dejarme ir, pero no quiero, quiero a la primera tenerlo en mí.
Me muevo inquieta.
—Vincent, solo...
Él sonríe y retira sus dos dedos, acto seguido se los lleva a los labios y vuelve a sonreírme.
