Feria

"La casa de los espejos."

Entrar a la casa de los espejos siempre será uno de los mayores logros que tengo mentalmente día a día.

En aquella casa hay una mujer obesa con un cigarro que da risa, ella es muy amable y siempre te invita a pasar con la condición de no morirte al final, se dice que quien entra allí, no ve más su sonrisa y conoce el amargo secreto de la vida, intentarlo era lo fácil, difícil era superarlo.

Recuerdo intentarlo y pasar por cada espejo, uno me dio altura pero una horrenda figura encorvada, el segundo me dio un buen cuerpo, musculoso y de buena forma, pero largas ojeras y mirada apagada, algo no andaba bien del todo, otro un rostro hermoso casi parecido a un ángel caído, una macabra sonrisa apareció de pronto de mis labios, ya estaba harto, más allá de lo quería mostraba cosas que no quería para mi, el cuarto espejo me dio un cuello largo que lucía tan extraño como el de una tortuga, las pocas cosas que quería en mi cuerpo eran horribles, me destruían, pasé al ultimo espejo, este tenia en conjunto todos mis deseos para mi cuerpo, era horrendo, macabro, tenía tanto miedo y disgusto que cerré los ojos, entonces dejó de afectarme, abrí un ojo y vi mi cuerpo normal, sin deseos, con una hermosa sonrisa, mis deseos a veces me ponen límites, me hacen verme mal y sufrir, pero si cierro mis ojos, por dentro sólo soy yo, la mujer obesa aplaudió con gesto tierno, me regalo una reverencia y señaló la salida, gustoso de entender que estoy bien tal y como estoy, salí del lugar para quedar en mi sala, después de todo, solo fui al baño a cepillarme los dientes frente el espejo...