Adiós (única parte)

Start from the beginning
                                    

No te imaginas las veces que me he imaginado un futuro a tu lado, y aun así no creo merecerte nunca.

Porque sí, eres demasiado para mí.
Yo siendo un ser tan minúsculo, simplón e incompleto nunca podría importarle tanto a... ¿una entidad? Tan impecable, inefable, etérea y dolorosamente heterosexual como tú.
Porque no eres sólo algo físico, algo cualquiera, un material que pueda ser reemplazable; eres algo más allá de todo, y eso mismo son mis sentimientos.

Eres un mar de sensaciones que evocan que tenga esa cara de estúpida enamorada todo el día sólo con pensar en ti, y ni te imaginas lo que me provoca el estar a tu lado.
Eres los sabores más agradables que he podido probar, como la primera vez que comes tu comida favorita, cerrando los ojos y disfrutando de la esencia de cada ingrediente y el sazón único del platillo, que te hace adorar al cocinero de por vida, y añorar la sensación cuando no está presente.

Pero no creas que eres una simple provocación, algo que sea 100% eros o un cuerpo bien formado y sensual.
No, eres más allá.
Eres el perfecto balance de filia, eros y ágape al mismo tiempo que el caos de un huracán que nunca había presenciado en una persona antes de conocerte.

Y es que eres todo.
Eres perfectamente imperfecta y eso, amor, es lo que más adoro de ti.

Eres los olores más dulces, cítricos y suaves que te llegan tan bien después de un día arduo de trabajo, con los que con tan sólo olerlos te relajas por completo, que el estrés y la preocupación se te quita al instante. Como una ducha en tina con agua a la temperatura perfecta, que te hace perder la noción en todo ese auge de reacciones que estás teniendo con los aromas... que te sientes como si te desplazaras a otros mundos con sólo la sensación, y que tal mismo tiempo te sientes en total calma, total paz, sientes protección y amor por todo en el mundo, como si estuvieses en el cielo, y eso me provoca el complejo hecho de quererte.

La calma después de la tormenta, la lluvia en medio de la sequía, la corriente fría de aire en el caluroso verano, el segundo plato a una comida deliciosa... esas son vagas analogías con las que te puedo relacionar.
Esas cosas que quieres pedir, que sientes necesitar, mas no pides por la pena, por el miedo a las miradas y al qué dirán. Pero llegan a ti sin haberlas solicitado, relajándote, llenándote el alma al mismo tiempo que haciéndote sentir que verdaderamente tienes una, y que tú y sólo tú has logrado penetrar en la mía.

Te amo tanto, en serio.
Tanto que me duele, me lastima, me hace añicos.
Y no es tu culpa, no; claro que no lo es, cariño.
Es mi culpa por tener tan poco valor y autoestima que siento que tú a completas todo el vacío que percibo en mí, y siento que me llenas hasta el tope, desbordando mi ser de toda tu perfección. Y es que en sí, sí lo haces, pero eso no es para nada algo malo que hayas hecho, es algo tan hermoso pero tan perjudicial. Es mi culpa por amarte tanto, y te odio, te odio tanto, amor.

Te odio por ser tan especial en mi vida.
Te odio porque necesito tanto de ti.
Te odio por ser el complemento de mi alma.
Te odio porque te amo, y nunca seré correspondida.

Pero, por alguna razón, eso deseo.
Por favor, te lo ruego, te lo pido, te lo imploro y te lo suplico; por favor, nunca me ames de vuelta.

No es por esas cosas cliché de que merezcas a alguien mejor, aunque claro que mereces algo infinitamente mejor que sólo yo y mi amor por ti; no es porque piense que no sea suficiente para todo lo que eres, aunque definitivamente
no lo soy; tampoco es porque seas mi amor platónico y quiero que se quede en una fantasía perfecta e inocente para que no me decepcione la cruda realidad con toda su amargura, aunque esta sea toda la verdad.

Y es que, veo la vida como es, he observado la vida con una perspectiva tan amplia que comprendo lo corrompida y rota que está.
He analizado a la sociedad en la que vivimos y la he declarado podrida y maquiavélica, y la misma me ha convertido en un producto de esta, me ha convertido en una persona trastornada y sucia, otro ser manufacturado para ser manipulado en las formas que la autoridad quiere para su beneficio. Yo con toda esta maldición que es conocer, y tú con esa bendición de ignorancia eres tan ajena a todos estos actos de crueldad que pareces un ángel comparado con todo este infierno en el que convivimos.
Y lo eres.
El más hermoso, y el único ángel que hay coexistiendo conmigo en esta tempestad de realidad. Gracias por serlo, gracias por ser mi luz en esta oscura habitación, y qué digo luz, este REFLECTOR en esta habitación de cuatro paredes con la más densa oscuridad, que tú la has podido disipar completamente.

Adiós,  amada míaWhere stories live. Discover now