The one

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- Ya que estamos aquí, ¿te apetece que vayamos a dar una vuelta a La Laguna?

Julia y Carlos se encontraban en la isla de Tenerife, disfrutando de unas pequeñas vacaciones que ambos habían tomado para, básicamente, pasar tiempo juntos ya que con los conciertos de Operación Triunfo y bolos que ambos tenían, no sacaban tiempo para estar juntos y echaban de menos los ratitos al lado del otro.

Uno de los conciertos que la gaditana dio con su gira Eternos fue en aquella isla, de la que quedó prendada. Sus paisajes, su clima, sus playas, su gente... y sí, muchas veces había escuchado hablar de lo increíble que era la isla, pero después de su breve visita, entendía a las personas que le habían dicho lo necesario que era visitarla.

- Me parece perfecto. - contestó ella, sonriendo y tomando a su chico del brazo y dándole un suave apretón, para luego ir a por su bolso - ¿Llamas tú al taxi?

- Sí, amor.

La pareja se estaba quedando en Santa Cruz, la capital, en un apartamento loft bastante pequeño pero íntimo, que era lo que realmente buscaban. Era sencillo pero moderno, recubierto de paredes blancas y algunos toques turquesas en los sillones. Era acogedor y bonito y estaba justo en el centro de la ciudad.

Cuando habían decidido tomarse un descanso en la isla no pensaron en hoteles lujosos ni en irse a el sur donde había, incluso, algunos de los mejores hoteles de toda Europa. No, querían algo tranquilo, donde nadie los molestase y donde pudiesen cocinarse sus propias comidas y disfrutar del tiempo juntos al máximo.

- En 5 minutos está aquí... - dijo Carlos, dirigiéndose al pequeño recibidor donde se encontraba su chica, pintándose sus labios.

Ella sonrió y dejó la barra de labios a un lado. Se giró para mirarlo encontrándose con su chico vestido con un enorme abrigo azul marino y con su pelo revuelto, dándole un aspecto desenfadado, pero increíblemente atractivo.

- Dios mío, ¿a dónde vas tú tan guapo? – dijo la chica, mirando al chico a los ojos y haciéndolo sonrojar.

- Juls... - le advirtió él.

- Es la verdad...

El catalán, sacando su lado más tímido y tierno se acercó a ella, tomándola de la cintura y rozando su nariz con la suya, ligeramente. Ambos sonrieron porque aquellos gestos los hacían sentir íntegramente felices.

Julia fue la que se separó para unir sus labios con los de Carlos, haciéndose uno, uniéndose.

El roce de sus labios juntos les hacía sentir cosquillas en sus cuerpos. Seguían sintiendo el mismo revoloteo que la primera vez que se besaron en la academia, cuando la pasión los desató. Y sí, cada vez que se besaban sentían también cosas nuevas.

Se separaron lentamente por falta de aire, aunque no querían hacerlo, e hicieron lo que hacían siempre: sonreír porque, con ese gesto, le demostraban al otro que todo estaba bien. Esa era su manera de hacerse saber que se querían, necesariamente sin decírselo.

- ¿Nos vamos? - preguntó él, tomando la mano de Julia y acariciando su palma con el pulgar.

Ella asintió, tomaron las llaves y cerraron la puerta, para después bajar apresuradamente por la escalera, para no hacer esperar al taxista. Al llegar abajo, encontraron el vehículo que los llevaría a aquella hermosa ciudad y se subieron en él.

El viaje que no fue muy largo, se pasó rapidísimo gracias a los chistes malos de Carlos que hacían estallar de risa a la gaditana y también al taxista, a las anécdotas del conductor y a las canciones que cantaron juntos ya que, este los reconoció y puso incluso el disco que tenía de Julia.

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⏰ Last updated: Jan 21, 2019 ⏰

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Cómo hacer que vuelvas... || JulrightWhere stories live. Discover now