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Cuando llegó al lugar de reunión, ya lo esperaban.

El hombre que le abrió la puerta, tenía la edad para ser su padre, su aroma Alfa masculino y sexual, llenaba los rincones de la estancia, y sus brazos se cernieron a su figura acariciando su espalda bajando hasta jalarlo por el trasero, para pegarlo a su cuerpo y besarle la boca a modo de saludo.

Slade Wilson, comenzó a ser su amante desde los catorce años cuando se volvió líder de los Jóvenes Titanes, han sido recurrentes desde entonces pero nunca exclusivos.

El mercenario tiene una doble moral dudosa, es inteligente y hábil, un fantástico Alfa en la cama que cumple todas las secretas fantasías que el Omega pueda imaginar. A Dick siempre le ha costado no meterse en problemas, y él es un peligro andante. Han hecho una extraña amistad que se complementa con sexo, con él puede hablar de cosas que con otras personas no puede, algunas veces lo ve un poco como un mentor malvado, un opuesto a Bruce.

-¿Quieres que te sirva un trago?- le pregunta mientras se adentran a su guarida, la música que suena en el lugar es un jazz tranquilo, Slade no suele estar mucho en la ciudad, pero siempre reserva una noche o dos para él.

-Solo una copa- menciona Dick paseándose por el lugar, lleva su uniforme de Nightwing, ha salido con la excusa de patrullar –No me puedo quedar mucho- le informa sentándose en el sillón de siempre.

-¿Tienes que patrullar bluebird?- le pregunta sirviéndole vino y tendiéndole la copa.

Dick niega, y gira suavemente el líquido dándole un sorbo. –No es el trabajo esta vez- le dice con una sonrisa nerviosa de medio lado – Las cosas se han complicado un poco-

Slade se sienta con él y le anima a hablar acariciando suavemente su cabello, el Omega se relaja ante sus mimos contándole la historia omitiendo algunos detalles.

-¿Te han marcado?- pregunta asombrado.

Dick asiente y para comprobarlo baja el cierre de su traje un poco, dejando que la teja ajustada se deslice por su piel.

Los dedos avaros de Slade le acarician la piel expuesta, su toque es cálido y áspero por el trabajo manual, recorre su cuello hasta llegar a su objetivo, ahí sobre la glándula Omega, un par de afilados colmillos se encuentran marcados en forma de herida, no pasarán muchos días para que se vuelva una cicatriz.

-No luzcas tan desanimado, ¿no vas a felicitarme por mi unión?- le pregunta con buen humor, dando un nuevo trago a su copa –Aunque si te soy sincero nadie me ha felicitado- le dice encogiéndose de hombros.

-Felicidades- dijo sarcástico alzando su copa dando un trago amargo -¿Y quién ha sido?- le preguntó frunciendo el ceño.

Dick río juguetón y le guiñó un ojo -Es un secreto- dijo con un dedo sobre sus seductores labios.

Molestó por la noticia y su actitud, le tomó de las caderas y le sentó sobre sus piernas, con la mano le pegó una nalgada. –No juegues conmigo Richard, cuéntame toda la verdad- le dijo sobando el golpe, deslizando el cierre de su traje deseando quitárselo.

-Nunca adivinarías – le dijo dando un trago final a su copa lamiéndose los labios –Mi Alfa es el pequeño nuevo Robin- le susurró al oído.

Slade se detuvo ante la impresión mirándole con asombro.

-Sí, esa es la expresión que todos han puesto-le dijo levantándose de su regazo para dejar la copa y comenzar a subir la cremallera de su traje.

-¿Damián Al Ghul?, ¿No tiene como diez años?- le preguntó soltando una carcajada -¿Eso es un Alfa?, me sorprende que pudiera incluso marcarte, vaya Dick, parece que tenemos más cosas en común-le dijo

-Me gusta más pensar que es un Wayne a un Al Ghul y además está por cumplir los catorce años, ¿no tenía yo esa edad cuando tú y yo lo hicimos? –le dijo a la defensiva cruzándose de brazos sobre el pecho.

Slade río –Thalía querrá tu cabeza cuando se entere-le dijo buscando un cigarrillo para encenderlo.

-Nadie debe saberlo-le advirtió –Es demasiado reciente y ocurrió sin que ambos lo planeáramos –le dijo.

-Aun así, nunca lo hubiera pensado, realmente creí que te decidirías por Kid Flash – comentó soltando el humo lentamente.

-Aunque Damián siempre te tuvo en alta estima, es tu Robin así que confía plenamente en ti, resumiendo, tu Alfa es un perfecto asesino, inteligente, dueño de una gran fortuna, además de tener otras cualidades, un par de ojos verdes, un cuerpo que apenas esta creciendo y una actitud rebelde para domar- dijo fumando lentamente.

Dick le miró con una ceja alzada, conocía perfectamente a Slade, y sus gustos "especiales".

-Aléjate de Damián-le dijo y un bufido furioso y territorial emergió de su garganta.

Slade se río -¿Quién lo diría? Que serías del tipo celoso y posesivo, si siempre has valorado más el sexo libre –objetó con una sonrisa de medio lado –Apenas iba a proponerte traerlo y enseñarle todo lo que debe de saber para complacerte-

Dick le arrojó la copa pero el mercenario fácilmente la interceptó, la sonrisa ya no adornaba el rostro de ninguno de los dos, el Omega se sentía tenso, simplemente imaginar a Damián en brazos de Slade le hacía hervir la sangre, de pronto el aroma del mercenario le parecía insoportable, quería enjugarse la boca y tallarse la piel.

-Me marchó- dijo de pronto colocándose el antifaz, caminando a la salida. –Venir aquí fue un error-

-Dick, no te vayas, solo fue una broma, no es para enojarse tanto - le dijo Slade poniéndose de pie siguiéndolo.

El Omega tomó el pomo de la puerta girándose a verlo –De cualquier forma solo vine a decirte adiós, no quería que te llegaran rumores de que te cambie por alguien más joven y vital, pero bueno, supongo que al final eso pasó-dijo con una sonrisita coqueta, antes de abrir la puerta y estamparla para marcharse de ahí. 

 

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Mío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora