¿Amigos...?

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Desde prescolar que eran amigos. Estaban todo el dia juntos y no había lugar donde fuera Kaghome, que Inuyasha no estuviera a su lado.

Tanto como ir a la escuela, al parque o solo a jugar, siempre lo hacían ellos dos. Como buenos y mejores amigos, hasta que todo cambio.

Al cumplir los 16 años, Inuyasha se atrevio a besar a su amiga, que en ese entonces aun tenia 15 años. Algo nuevo se encendio en el interior de ambos, pero no solo sentimientos puros como el cariño o el amor, también sensaciones que hasta ese entonces ninguno de los dos había sentido nunca: La lujuria y el deseo.

En cada momento que tenían a solas, Inuyasha se encargaba de recordarle esa impresión. Besandola, acariciándola, tocándola, manoseando su cuerpo. A pesar de que la azabache no se negaba, nunca habían tenido relaciones sexuales. Él solo quería tenerla anhelante de deseo. Como una vez le había dicho cuando ella le pregunto porque nunca le había pedido hacer el amor "Me gusta tener asi, excitada y rogando por mas. Esa mirada llena de lujuria me llena"

Y eso a ella no le molestaba en absoluto. Desde que la beso por primera vez que lo amaba en secreto, y si siendo su juguetito sexual Inuyasha era feliz, asi seria.

Antes de ir al colegio, Kaghome estaba preparándose en su baño y, como todos los días, Inuyasha paso a buscarla, pero esta vez, con un regalo.

-Hola señora H – Saludo con su cordial sonrisa compradora.

- Hola hijo. Esta en su habitación. Pasa por favor – Se corrió a un lado para darle paso y el peli plata, con una enorme sonrisa y algo de emoción en su interior, subio las escaleras hacia el cuarto de esa niña. Lo conocía como la palma de su mano.

- Cachorra – La llamo al entrar.

- Estoy aquí. Ahora salgo – Pero antes de poder si quiera terminar de arreglarse, sintió como unos brazos tomaban su cintura, apretándola contra el buen formado cuerpo de su amigo – Inu – Jadeo levemente al sentir como el miembro, algo hinchado, de él se apoyaba en su trasero – No. Aquí no – Intento zafarse del agarre del peliplata, al sentir como comenzaba a besar su cuello, pasando su lengua y soplando para estremecer su cuerpo.

Un gemido escapo de su garganta al sentir como la mordia con algo de fuerza, como sabia que a ella le gustaba. Sus manos siguieron camino por su cuerpo, tocando todo a su paso, pasando por el interior de sus muslos y llegando hasta sus rodillas. Luego volvia a subir hasta su feminidad y volvia a bajar. El continuo repetir de ese movimiento la estaba haciendo excitarse por demás. Pero no quería que él se diera cuenta, aunque era casi imposible.

-No hay nada mejor que el sabor de tu piel por la mañana – Le gruño en su oído y lo mordio con fuerza, haciendo que un gemido mas alto escapase de su boca.

-Inu...No... Llegaremos tarde – Intentaba detenerlo entre jadeos, pero le era imposible. Su mente decía una cosa, pero su cuerpo hacia otra.

Haciendo caso omiso de las quejas de su amiga, subio sus manos llevándose su camisa de por medio y las metio por debajo de su sostén, acariciando sus pezones ya endurecidos. Era una locura total jugar con esos botoncitos de carne, mientras ella se retorcia bajo su cuerpo.

La azabache se prendia cada vez mas de la bache de su baño, ya que sentia como sus piernas flaqueaban. No soportaría mucho mas eso. Cada vez que la tocaba o acariciaba, deseaba con todas sus almas que completase de una vez todo. Queria que le haga el amor. Pero no se atrevia a pedírselo.

Mientras seguía jugando con uno de sus pezones, con su mano libre comenzó a bajar por su vientre, llegando a sus bragas, donde comenzó a tocarla por encima de estas, sintiendo como se mojaba cada vez mas.

SOLO MIAWhere stories live. Discover now