—Está bien. Solo recuerda, si quiero puedo volver a tener lo que es tuyo. No te olvides.

—Inténtalo, y vamos a ver qué sucede.— gruñí entre dientes.

Salió contorneando sus caderas como si de una modelo se tratara.
¡Maldita víbora!

Fin

Llegue y entré a mi oficina, no quería darle cara a Sara. Tome varios papeles y comencé a leerlos, releerlos, con tal de que pasara el tiempo. Sin embargo, sentí como si tuviera una mirada puesta en mí, alce mi cabeza y pude ver a Sarita observándome.
Rápidamente baje mi vista, no podía permitir que viera el rubor que adornaban mis mejillas por su presencia.

Por qué no esquive su beso.

Porque es lo que querías. Mi subconsciente me contestó.

Volví a ver y ya no estaba. Respire aliviada, desde ahora no sabría cómo tratarla.
Trate de continuar en los gajes del oficio pero no pude, en mi cabeza solo habían recuerdos de lo que había pasado.

Tome valor y fui hasta su escritorio. No podía seguir con esta incertidumbre de saber que piensa sobre el beso.
Pedí que pasara a mi oficina. Se sentó frente a mí. Pregunté cómo había amanecido al siguiente día. Me preparaba para el momento, pero me vino el alma al cuerpo, cuando dijo que no recordaba lo que paso. No pude evitar sonreír, era la mejor noticia que pude recibir.

Conté parte de lo sucedido, saltando la parte del beso obviamente. Cambie de tema y al ver que todo estaba a pedir de boca, la invite a almorzar; Pero como una patada al hígado me supo saber que ya tenía planes, ojala no sea con aquella tipa del bar.
Al llegar la hora del almuerzo, invité a Laura, no quedaba de otra. Vi a Sara tomar el ascensor y me apresuré para ir también ahí.

Confirmado, saldrá con esa tipa, apreté mi mandíbula, cuando la vi en la empresa.
No puedo negar que es guapa, y lo peor, se ve bien a lado de Sara

¡Demonios!

Se montaron en el coche de la susodicha vaya auto se maneja. Yo subí a mi humilde Audi negro junto a Laura.

—Oye, por qué siento que vamos siguiendo a Sara— pregunto mi amiga

—Tonterías, por aquí queda el restaurante que me gusta— mentí.

—No lo sabía — respondió incrédula.

—Ahora lo sabes — dije, mientras continuaba manejando.

—Y me vas a decir que es el mismo, donde se acaba de detener el auto de Alexa.

—Es pura coincidencia— mencione.

—Sí, claro

Entramos al lugar y pude verlas, estaban sentadas a un costado. Laura las saludó, yo no podía dejar de estar tensa, no me agradaba la idea de que estén juntas.
Mi idea solo era mirarlas desde lejos, pero no contaba, que la loca de mi amiga pediría sentarse con ellas. Mierda, que incómodo, más cuando me senté al frente de Sara, que evitaba verme.

—Se las ve bien juntas, chicas— si lis vi biin. Es idiota, cómo les dice eso.

—Pienso igual, espero ganarme su corazón— nunca. Pensé.

—Sería increíble, así podríamos salir en pareja. Qué te parece Becky.

—Bien— refunfuñe

No se tomo la pastilla de amargatex.

Murmuró, pero la escuché muy bien, se ganó una patada en la espinilla.

—Auch, no me lastimes. — Chilló

— No me di cuenta, lo siento— mentí

Las dos chicas que teníamos al frente se empezaron a reír. Bien, ahora éramos sus payasas.

—A que te dedicas Alexa— preguntó Laura, después que terminamos de comer.

—Soy neurocirujana, trabajo en mi propia clínica.

—A qué bien. ¿Cómo se llama?

—Clínica Sullivan — alce mis dos cejas. Es dueña de una de las clínicas más importantes del país.

—Vaya, Eres influyente y perteneces una de las familias más ricas— habló sorprendida Sara.

—Esos son mis padres, yo solo tengo mi clínica. La verdad no me gusta que me relacionen con mis padres, lo que me he ganado ha sido base a mi esfuerzo. — pude ver cómo le brillaban aquellos ojos color cielo, mientras hablaba Alexa.

— Me gusta tu manera de pensar — habló Laura. Yo sólo asentí, se veía que es una mujer centrada.

—Ahora dime, cuales con tus intenciones con mi Sarita— puse mis ojos en blanco, ya se estaba tardando.

—Las mejores, por eso pedí que saliera conmigo. Nuestra segunda cita.

¿Segunda? En qué momento habían salido.

—O sea, que ya habían salido antes— preguntaba Laura, sonriendo como si le estuvieran contando un cuento de hadas.

—Sí, el sábado salimos a comer.

—Qué bonito es el amor— idiota. Divisé como Sara se ruborizada, al mismo tiempo que Alexa la miraba fijamente.

—Ya es hora de volver— hablé, rompiendo el hechizo.

—Sí, tiene razón — apoyo Sara.

Pagamos la cuenta, en realidad, Alexa lo hizo, quise refutar pero no pude. Acepte que pagara de mala gana.
Nos íbamos a despedir, cuando el celular de Alexa timbró, se alejó de nosotras para contestar.

—Lamento mucho, pero tengo un paciente grave y necesitan de mi presencia ahora.

—No te preocupes, nosotras llevamos a Sarita— Ofreció mi amiga.

—Gracias. Te llamo después, bonita. — tomó su rostro y dejó un beso en la comisura del labio. ¡Atrevida!
Se fue montando su nada caro deportivo.

—Laura, te acuerdas que tenías que reunirte con Jack— hablé.

— ¿Jack? qué... ¿Jack?— entrecerré mis ojos, debía entender mi indirecta.

—El nuevo cliente, acuérdate— hice énfasis en la última palabra, cuando entendió volvió a hablar.
—Oh, claro. Jack, me iré en taxi para ver al canguro, digo al cliente.

Pedazo de idiota.

Nos despedimos de ella y nosotras montamos a mi auto.
Quería conversar a solas con Sarita, enterarme de que piensa de la doctorcita...



Nuevo capítulo :)

¿Celos? ¿Sarita enamorada de la doctora? 😏
Laura y sus locuras.

Espero les guste como va la historia

Besos.

El amor no conoce de géneros (Historia Completa En Amazon)Where stories live. Discover now