Entré al baño y me deshice de mi pijama, abrí el grifo y entré cuando el agua ya estaba a temperatura. Me di una larga ducha y luego salí para vestirme. Me puse unos jeans y una blusa casual. Acomodé mi cabello y cepillé mis dientes. Baje y vi que el desayuno ya estaba servido.

-Buenos días, ______.-me sonrió Alice mientras acomodaba las flores en un pequeño florero de cristal.

-Buenos días.-le sonreí y me senté.-Gracias por el desayuno.

-Oh, no hay de que, hermosa.-dijo felizmente.-Debo irme, si necesitas algo, avísame.-dijo antes de entrar a la cocina.Desayuné en silencio mientras observaba cada rincón de la casa. Estaba pensativa y esos pensamientos iban a torturarme durante un largo tiempo.

Christopher quiso evadir mis palabras y se fue, me había humillado. Eso era lo más doloroso. Me sentía ridícula al haberle confesado mi amor, él había huido frustrado, dejándome sentada en la cama, pensando en el gran amor que le tenía.

Terminé con el desayuno y subí las escaleras en busca de mi ordenador. Lo tome y bajé al comedor. Me senté en el sofá y acomodé el ordenador sobre mis piernas. Empecé a hablar con una que otra amiga que me preguntaba por mi repentina desaparición y prometí explicárselo mas tarde. Después, vencida por el aburrimiento, jugué algunos juegos online y más tarde contemplé vestidos de famosas.

Oí la puerta cerrarse y pude divisar a Christopher cargando una gran pila de papeles. No le dí importancia y miré la pantalla. Él, bufó un par de veces y luego los dejó sobre la mesa. Debía ser la hora de la comida porque él venía llegando a casa. Cerré el ordenador y cruce mis brazos sobre mi pecho, lo observé. Christopher no tardó más de dos minutos en sentir mi mirada sobre él y me observó.

-Dijiste que cuando llegarías hablaríamos.-le dije. Asintió.

-Ven aquí.

-¿Por qué no vienes tú?-pregunté casi desafiante y rodó los ojos para luego acercarse a mi.

-Empieza.-ordené.

-No tienes por qué hablarme así.-dijo fastidiado.

-Oh, claro que tengo por qué hablarte así. Habla, Christopher.

-Bien, como quieras.-se sentó a mi lado y se recargó sobre el respaldo del sofá.-Vamos a mudarnos dentro de unos pocos días.-me informó.

La sangre que recorría mis venas se quedó estática y me giré para mirarlo. ¿Lo decía en serio? ¿De eso trataba la conversación? Definitivamente Christopher se había empeñado en ignorar mi confesión y pasarla por alto. Eso no se lo iba a permitir.

-Genial.-dije sin darle importancia.-La verdad es que me da igual donde vivamos.-le dije y me puse de pie.-Quiero tener una habitación para mi sola.-informé. Rió irónicamente y me observó por un segundo para luego hablar.

-¿Qué?-enarcó una ceja.-Sabes perfectamente que eso no ocurrirá.

-Pues va a tener que ocurrir porque no pienso compartir la cama contigo.-solté de repente. Se puso de pie y me observó directamente a los dos.

-No tienes por qué ser tan fría.-me dijo.

-¿Sabes que?-contesté enojada.-Tú eres él único frío.-apoyé uno de mis dedos en su pecho, señalándolo culpable.-Eres un cínico, inútil, que solo se interesa por el mismo y nadie más. Por mi esta bien, porque de verdad no me interesa que no me correspondas pero...-fui interrumpida antes de que pudiera acabar de hablar.

-Es simple, ________. No todo en la vida es como uno quiere.-contestó.- Y si es por eso que estas enfadada conmigo, la verdad no me interesa.

-¡Pues que bien que no te interese!-exclamé colocando mis brazos en jarra.-Pero por eso, déjame dormir sola, sin tu estúpido cuerpo a mi lado.

La bella y la bestia,Christopher Vélez Y Tú. (Completa)Where stories live. Discover now