Capítulo 3

179 15 81
                                    


Su alarma penetró sus sentidos haciéndolo caer de la silla. Soltó el agarre irremediablemente. Abrió los ojos hecho un lío. Buscó apresurado su reloj y apagó el sonido chillante. Giró para verificar que su invitado no se hubiera despertado también. Respiró aliviado al verlo descansando.

Tomó un cambió de ropa y una toalla. Se duchó velozmente y se alistó para salir. Ingresó a la cocina y Khaji lo estaba esperando con una bolsa de papel en mano.

-¿Entonces? –Le preguntó estoico-.

-¿Entonces qué?

-¿Cómo siguió?

-Pues... No se despertó en toda la noche. Luego de que le diste el antibiótico, ni siquiera se movió. –Aclaró tomando el almuerzo que Khaji empacó para él-.

Lo guardó cuidadosamente en su mochila y luego se acercó a la mesa para servirse cereal.

-No creo que te hayas dado cuenta. –El muchacho alto comentó abriendo la ventana y prendiendo un cigarro-.

-¿Por qué lo dices?

-Entré dos veces y estabas más muerto que él.

-¿En serio? No te oí.

-Por supuesto que no... Evidentemente.

Jaime se llevó una cucharada a la boca.

-¿Por qué sostenías su mano? ¿El chico te gusta? –Khaji demandó soltando el aire de su tabaco-.

El menor comenzó a ahogarse. Tosió para despejar su garganta. Mejor escupió en una servilleta lo que había comido.

-¡¿Qué?! ¡¿Qué dices?! ¡¿Por qué dices eso?! ¡Eso está muy alejado de la realidad!

-El muchacho parece muy delicado. No es feo.

-¡Khaji Da! ¿Cómo te atreves? ¡No digas eso! ¡Estaba teniendo una pesadilla y no lo podía despertar! ¡Y sólo sosteniendo su mano, logré que se calmara! ¡Además, desde que lo hago, ha dormido tranquilo! ¡No, no, no hagas conjeturas extrañas! –Jaime respondió sonrojado y muy avergonzado-.

-Si tú lo dices, debe ser verdad.

-¡Es la verdad!

Khaji miró indiferentemente a Jaime. Dio una bocanada al cigarro y esperó a soltar el aire para volver a hablar.

-¿A qué hora vas a volver? –Preguntó bebiendo un poco de café-.

Jaime terminó su cereal un poco molesto.

-Temprano. A las tres estoy aquí.

-¿Irás al trabajo?

-Hoy es martes. –Respondió mostrándose berrinchudo-. Trabajo de fin de semana, ¿te dice algo?

-Cierto... Entonces, apúrate a venir. Ese muchacho te necesita.

-Tú lo cuidarás mientras tanto...

-No puedo. Tengo trabajo.

-Tú y yo sabemos que no es cierto. Así que cuídalo. Procura que descanse y trata de estar ahí cuando despierte. No lo asustes.

-Yo no asusto.

-Sí lo haces. ¡Y mucho! Así que no lo hagas sentir incómodo. Y procura que coma algo.

-Realmente no quiero cuidarlo.

-Por favor.

-Dije que no quería involucrarme.

No sueltes mi mano [BluePulse]Where stories live. Discover now