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Marsias abrió de un solo golpe ambas puertas de la biblioteca de Wolfram. Como lo esperaba, su hermano ni siquiera se inmutó y continuó escribiendo en la hoja que tenía allí. Marsias se acercó a él de forma amenazante y pudo sentir los pasos de sus hermanos atrás, este rodeó el escritorio de su hermano mayor y se colocó junto a él.

—Si no quieres que te derrame la tinta en tu bello rostro Wolfram Arthur Henry—lo amenazó Marsias—Será mejor que dejes de hacer lo que estás haciendo y nos prestes atención, te juro que en estos momentos no estoy para tus malditos silencios

Todos entraron a la habitación a excepción de Becky y Iuola y le plantaron cara a Wolfram, este escribió una línea más y colocó la pluma en el tintero, a continuación, tomó la hoja y la metió en uno de sus cajones. Marsias rodeó de nuevo el escritorio y se colocó en frente de él con los demás.

Wolfram los miró como sólo él sabe hacerlo, como si mirara unos simples gusanos.

—Wolfram—comenzó a decir Marsias—Nunca en la vida ninguno de nosotros hemos metido nuestras narices en tu maldita política, ni en como llevas los tediosos asuntos del título. Jamás y nunca como segundo hermano que soy, te he envidiado ni siquiera un poco porque tú eres el duque y yo no; en realidad es todo lo contrario. Yo te compadezco y lo único que me produces es lástima, porque tienes treinta y cuatro malditos años y estás completamente solo. Sin una esposa, sin hijos, eres infeliz. Yo lo sé. Porque has mal gastado tú vida sirviéndole a algo que a la larga ni siquiera te pertenece.

>>Ni siquiera un día Wolfram yo te he juzgado por esa adicción enferma que tienes hacia el poder, me he encargado de ignorarte satisfactoriamente por ese hecho y puedes hacer lo que te dé la gana con él, por mí puedes comprar todo el continente europeo si quieres. Lo que nunca Wolfram, escúchame bien, lo que nunca te voy a permitir es que vendas a mí princesa sólo porque tú tiene su tutela. Y si tengo que dar treinta pasos al amanecer y dispararte para que entres en razón, te voy diciendo que no me va a temblar la mano.

El silencio se extendió por toda la estancia y su hermano se llevó el monóculo al ojo.

—Que discurso más encomiable—fue su respuesta.

—Nos dejaste como un zapato a Becky y a mí—le dijo Aitasis furiosa—Nos ignoraste por completo como si nuestra opinión no valiera nada para ti

—Como no vas a los eventos sociales—continuó Georgia—Ni siquiera te percatas de la situación. El barón de Weasly ha mostrado interés en Iuola y ella no le es indiferente; al parecer aquel caballero le hará una proposición. Es agradable, ha venido a vernos y hemos cruzado palabras con él con bastante frecuencia. He visto como nuestra hermana cambia la expresión de su rostro, ella al igual que nosotros merece ser feliz y tú Wolfram le estas negando ese derecho, por tú ambición. No manches a Iuola con esa agua sucia

—Prefiero mil veces el barón que ese duque de Leithold—comentó Uriel—que no lo conocemos de nada

—Wolfram—comenzó a decir Robert—No ganas nada colocándote en contra de tu familia, sólo mira a tu alrededor. Marsias vive en Bristol, Uriel en Escocia ni siquiera vive en este país, Georgia y yo en Cornualles; ¿Vas a deshacerte de la única persona que te hace compañía la mayor parte del tiempo? Nosotros nos vemos en las temporadas, en las festividades importantes como los cumpleaños y navidad ¿Y el resto del tiempo que no estás en la cámara de lores? ¿Tanto te gusta la soledad? Si es así, deja que Iuola viva con nosotros, no estás valorando la compañía de tu hermana para nada

—¿Qué tienes para decirnos? —le preguntó Marsias

Este los miró a cada uno, acarició el mando de su monóculo y luego lo soltó. En ese momento Becky entró a la biblioteca con Eris en brazos, ésta ya había dejado de llorar y se la entregó a Aitasis.

—No es necesario reclamarle nada a Wolfram—dijo ésta mientras se colocaba junto a su marido—Acabo de hablar con Iuola y no se opondrá en lo absoluto; aprueba ésta unión

—Pero ¿Qué estás diciendo? —le dijo su esposo. Todos comenzaron a quejarse en la estancia.

—Dijo que ella sabe cuál es su deber y que no teníamos derecho a armar escándalo por eso—continuó Becky—Me molestó mucho el tono en que lo expresó

Wolfram se puso de pie y los miró—Supongo que esta discusión ha terminado, ¿Conocen la puerta de salida o debo llamar a mí mayordomo?

Todos le tiraron una mirada asesina y fueron saliendo cada uno de la estancia. A excepción de Marsias junto con Becky.

Ambos se miraron fríamente y Marsias negó con la cabeza. Becky lo tomó por el brazo.

—Vamos mi amor, no hay nada qué hacer—le dijo ésta suavemente y se lo llevó.

 *** 


Iuola cerró la puerta de su habitación tras sí y caminó hacia donde estaba su tocador. Allí se sentó y de los cajones sacó un pequeño cofre, a continuación, lo abrió y allí contenía diversas cartas. Todas y cada una de ellas eran de Ethan Shaw. Iuola comenzó a sacarlas una por una mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

—Eres un completo idiota Ethan Shaw, Un... completo idiota—susurró.

Ésta se puso de pie, se acercó a la chimenea y las arrojó sin pensar.

—Quería ser Iuola Shaw, vivir tranquilamente en Estados Unidos y trabajar con el Doctor Derkins. Supongo que era mucho pedir—susurró para así. Ésta se secó sus lágrimas y se inclinó para mirar el fuego.  


¡HOLA! He estado muerta de la risa, puesto que ya Wolframio ha perdido el 50% de su fanaticada con ese gesto tan déspota que hizo. Me alegro que no trataran de justificarlo, pero ni modo. Nada que hacer ¿Creen que habrá boda? Los leo. <3



Idilio ©  (Saga Westhampton Libro # 4)Where stories live. Discover now