Hoy, no es mi dia

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Abro mis ojos y veo los ojos marrones de Sara.

─Hola ─ saluda

Solo sonrío, ¿Qué mosca le pico?

─Tus padres harán que conozcas gente ─ sus palabras me ilusionaron

─ ¿De qué hablas?─ ella rueda los ojos

─Realizará una reunión de amigos ─ sonríe ─Ya sabes, los de billetera grande ─ hace un gesto con sus manos, como si tuviera dinero entre sus manos.

Sonrió falsamente

─Te compre un vestido, pero primero te mostrare el mio ─ Abre una de las dos bolsas que tiene, es como una bolsa grande, larga.

Se ve un vestido con la falda larga y verde agua, tiene volumen, igualmente, se lograra ver la figura de Sara, la parte de arriba es pegada, dorada con incrustaciones, el escote es en forma de corazón. Es lindo pero no me gustan las incrustaciones, ni colores verdes en los vestidos, a lo mejor un celeste pastel.

─ Te gusta, lo se ─ no me deja hablar ─ Ah y este es el tuyo─ me tira la otra bolsa.

La abro, es un vestido largo, sin ajustes, si me lo pongo, no se notara nada, ni mi existencia en el. Parece un vestido con el que iría a la playa. Pero un regalo es un regalo, además ella jamás dijo que el vestido era para la reunión.

─Precioso, lo se ─ la miró fijamente, algo veo en sus ojos, burla. Eso es.

Sonrió

─Nos vemos esta noche, chao ─ se va

Miro el vestido, me levanto de la cama y me lo coloco arriba de la ropa, para la playa, definitivamente. A lo mejor de verdad me lo regalo para la playa.

Me lo saco, me cambio, voy al baño y luego de todo bajó a desayunar.

─Señorita, por aquí ─ me guía Miriam ─ Sus padres están contratando a los mayordomos de esta noche ─ asiento ─ Mi padre le ha hecho un vestido, espero le guste─ asiento, Prescott, es el diseñador de mi familia, él y su familia viven en la casa.

─De seguro sera así Miriam ─ llegamos a la cocina y le hable nuevamente ─Habrá mayordomos, por lo tanto tu vendrás como invitada ¿No? ─

─ No señorita, seré la cocinera─ asiento con algo de tristeza

Termino de desayunar y subo hasta la mitad de la escalera, me siento y veo el living, hay muchos muchachos frente a mi, mis padres, como siempre, me dan la espalda.

La mayoría son castaños y hay dos rubios. Los rubios me miran y algunos castaños también, me sonríen, esto llama la atención de mi madre, se está por dar vuelta para mirar. Subo a tropezones la escalera para que no me vea.

Veo una bolsa en mi cama, la abro, un vestido largo, hombros descubiertos,la parte de arriba no tiene mangas, se parece a un top con encaje, con falda larga y un poco de volumen, es azul marino.

Veo un post it pegado en mi espejo, dice: Reunión a las 6.

Okey, son la 1:30 pm. Dormí mucho, creí que eran las 9.

No comeré porque acabo de desayunar, o tal vez si como o no.

Dormiré un rato más y luego veo que haré.

Una alarma suena a lo lejos, abro mis ojos poco a poco. Mi madre me mira enojada.

─Ve a bañarte, te maquillas un poco, te cambia y luego le dices a Miriam que te peine ─ solo asiento con la cabeza.

Me dirijo al baño con ropa cómoda y ropa interior, abro el agua y me baño rápidamente, lavo mis dientes, me rasuro las pierna y las axilas.

Salgo de la ducha me seco y me coloco la ropa interior, el brasier no tiene tirantes, es negro para que pueda camuflarse con el vestido.

Me siento en mi cómoda y mi maquillaje es natural, algo de sombra , base, delineador, mascarilla, iluminador y labial.

Me cambio y gritó a la planta baja para que Miriam venga. Llega a los minutos.

─Bonito maquillaje, señorita ─ sonrió ─¿Que necesita señorita? ─

─¿Podrías peinarme? ─ ella asiente, se acerca a mi y peina mi cabello, cada vez que toca mi cabello me da sueño, me encantan las caricias en el cabello.

─Listo, señorita Alana ─ me muevo de golpe ─Se quedo dormida señorita ─ reímos

─Gracias, creo que será mejor que vayas, te meterás en problemas por mi culpa ─ Ella asiente, se despide y se va.

Miro el espejo, mi peinado es simple, unos mechones sueltos a los costados de mi cara, es una media cola, que se enrosca para adentro, haciendo como si antes de atar el cabello hubieses doblado los mechones.

─ Alana Susan Wester─ Mi padre entra a mi cuarto ─ Tu madre te espera abajo, los invitados no tardan en llegar─ Salió, me levanté de la cómoda. Busque unos tacones, los cuales no me gusta usar, negros para luego bajar por la escalera.

Mis padres al final de esta. Mi madre posee un vestido de falda verde agua con la parte de arriba negra, termina un poco más abajo de los senos esta es en escote corazón. Parecido al de Sara. Mi padre, tiene el típico esmoquin sin corbata.

Mi padre es castaño con ojos marrones y mi madre es rubia con ojos verdes.

El timbre suena, entran a la casa bastantes personas, una tras otra y cada una me ignora, esto no era lo que yo me esperaba.

La puerta se cierra y creo que todos los invitados ya están adentro.

Los mayordomos se mueven de un lado a otro, copas o bocadillos son lo que llevan en sus charolas. Hay mucha gente a mi alrededor, mucha gente de golpe, siempre estoy sola, pero hoy.... Me falta el aire, camino para atrás golpeó a una mujer, la mujer golpea a un mayordomo, el mayordomo golpea con una mesa llena de copas, el líquido de las copas se desliza por el piso hasta llegar a mi. Todos me miran, miran lo que he hecho, murmuran. Mis padres miran con vergüenza. Todo da vueltas, me siento mal, el aire me falta, no puedo respirar. De verdad necesito aire.

Salgo a paso normal hasta llegar al patio, por fin puedo respirar, miro a lo lejos un hueco en un árbol, agarro una piedra y en el blanco.

─ Adentro, ahora─ la voz de mi madre suena dura. Voy a dentro y le pido a un camarero una copa de champagne, el la trae y le agradezco. Le doy un sorbo a mi copa.

─ Damas, caballeros, les presentaremos a nuestra hija Alana─ el habla un poco más mientras unos hombres traen cosas y las ponen en el piso, se que son, Caballetes ─ Alana es una gran chica, es una buena pintora─ destapan los cuadros que estaban ocultos debajo de unas sábanas negras ─ también es una pianista muy buena, además tiene la voz de una di ─ mi madre lo frena

─ La voz de un ángel─ él asiente ─ Alana─ me mira, todos lo hacen, el mayordomo a mi lado también lo hace

Camino hasta estar con mis padres.

─¿Cuanto por el cuadro de la derecha? ─ pregunta la voz de un hombre.

Todos se acercan a mis padres, ellos les dijeron que había más arriba, todos subieron.

Suspiro y me voy a la cocina, me siento en la banqueta y veo a Esther y a Miriam.

─Venderán mis cosas ─ ellas me miran tristes y yo niego, no se dignan a estar conmigo, pero si a vender mis cosas─ Estaré afuera─

Salgo nuevamente al patio.

─ Ejem─ Me giro y ve a un chico, castaño, ojos marrones.

─ Hola─ lo saludo

─Me aventaste a las copas, exijo una disculpa ─ frunce su ceño.

Definitivamente hoy no es mi día.

Alanaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن