De Loki no tenía más que heridas, recuerdos horrorosos, un sin numero de tóxicas discusiones y la fea sensación de siempre estar en zona de guerra cuando él estaba cerca. No era algo que pudiera extrañar o siquiera querer recordar, pero no siempre fue así. Hubo un tiempo en que su hermano lo admiraba y seguía como si fuera un dios, era respetuoso y anhelaba ser tratado con amabilidad y reconocimiento por su padre. En algún punto de su vida las cosas se habían ido por el desagüe, un punto de inflexión que pasó desapercibido pero que cambió por completo su relación. No sabía si fue su culpa el iniciarlo, pero sí el haber dado el golpe final.

Puede que con el tiempo Loki podría perdonarlo, pero él jamás a sí mismo.

No tenía idea de cuánto caminó, ni cómo pese a haberse cargado una borrachera que casi lo llevó al coma etílico, sólo que en algún momento se encontró a si mismo frente a la única persona que era capaz de poner orden en su vida: Frigga.

Los lirios y gladiolos que él y su hermano habían dejado para ella estaban humedecidos por la llovizna de la tarde, pero seguían frescos y siendo sus favoritos.

—... Tensé demasiado el lazo ¿no es así, madre?— susurró sentándose en el pasto mojado jugando distraídamente con el tallo de las hojas —Gracias por mantenernos unidos, fui muy feliz, tal vez debí pelear menos, obligar a nuestro padre a interactuar con nosotros, quejarnos más, reírnos más, saber perdonarnos, sobre todo eso último... pero supongo que de eso se trata una familia. Lamento haber sido yo quien la destruyera. Realmente lo lamento. Ahora aún más con lo que haré, pero es lo mejor para todos.

Thor se despidió con solemnidad, pero también muy decidido, era momento de dejar ir a Loki.

Dejó de llamarlo, de hablar de él o buscarlo. Lo enterró en su mente y memoria, en un espacio cálido y acogedor, donde sus recuerdos lo abrigaban de la desoladora realidad que era su vida.

Transcurrió un año entero de esa forma, siendo fiel a su decisión, escuchando como día a día su padre volvía a estar orgulloso de él por perder todo contacto con Loki, desquitando su ira en los entrenamientos y forzándose a estar en relaciones semi estables que acababan apenas se acercaban a su interior.

Consiguió amigos por montones que eran atraídos por su personalidad siempre alegre y bonachona, ellos llenaban con su bullicio el profundo agujero en su interior cuando hacía señas de querer salir.

Fue mejorando en el equipo, ganándose con su fuerza de voluntad un respetable lugar, y más misiones que lo mantenían siempre ocupado hasta el punto de compartir escuadrón con Steve, pero simplemente no era suficiente. Extrañaba a su hermano.

A veces se sobresaltaba al ver su rostro en el noticiero local dando entrevistas respecto a la nueva empresa que habían desarrollado con Stark. Siempre sonriendo, lleno de confianza y valor. Loki era libre y exitoso, un hombre del que Thor no sabía nada pues siempre se dedicaron a representar los mismos estúpidos papeles:

El hermano mayor estúpido y snob, el hermano menor desinteresado y egoísta.

Personalidades planas e irreales, eso eran ellos dos.

II.

Loki reapareció en su vida el día exacto del aniversario de Frigga, cuando Thor decidió no presentarse y enviar a su padre con Heimdall.

El ramo de lirios y gladiolos adornaba su comedor junto a una fotografía de su madre cuando el timbre de entrada comenzó a sonar estrambóticamente, seguido de golpes y patadas.

Asustado, Thor abrió la puerta al instante decidido a hacer frente al peligro. No estaba preparado para encontrarse con un furioso y agitado Loki del otro lado, después de tanto tiempo de no verse, era lógico que hubiera cambiado su manera de vestir o su propio cabello, pero seguía siendo un descubrimiento abrumante para él. Su hermano ya no era un adolescente rebelde, él tampoco.

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