Capítulo 1

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En la habitación de Katherine Holt no se oía nada más que el pitido insistente de su alarma. La chica gimió, sacando el brazo de su capullo de mantas a la atmósfera fría de su dormitorio. Se quejó ligeramente al sentír el cambio en la temperatura, pero logró estampár su puño contra el reloj despertador varias veces hasta que este finalmente se apagó.

Katie metió la mano dentro de sus cobijas una vez más para volver a dormir, pero luego se dio cuenta de que el sol estaba asomándose por las ventanas, algo que no debería ocurrir a las seis de la mañana en Texas. Katie frunció el ceño y miró su reloj.

8:42 a.m.

Los ojos de Katie se ensancharon cuando leyó la hora, rápidamente intentó levantarse, luchando para desenvolver su cuerpo de las mantas.

"Jesucristo, él me va a matar".

Katie gruñó cuando finalmente se liberó de las garras de sus mantas. Tropezó con las mantas adicionales en el piso, pero rápidamente se levantó y corrió al baño, al mismo tiempo que recogía su uniforme del suelo, agradecida de que este no apestara.

En la suite de Keith, la puerta del baño se abrió y el vapor salió de la atmósfera debido a la ducha humeante de Keith. Tenía una toalla blanca envuelta alrededor de su cintura y una colgando de su hombro. Su largo cabello negro estaba húmedo y balanceándose de lado a lado mientras caminaba a lo largo de su habitación hacia su armario para elegir un uniforme de los muchos otros que había acumulado.

Lo colocó en su cama junto a algunos planos extendidos que mostraban el contorno de un león mecánico rojo, las insignias y medallas pegadas a su uniforme reflejaban la luz del sol. Keith encendió la televisión, poniendo en emisión las noticias. La voz del reportero sirvió como música de fondo para el Comandante mientras se vestía para el día ocupado.

Katie corrió por las calles con un puñado de planos y dos bolsas de panecillos en sus manos. Se abrió camino entre la multitud, era tan pequeña que le resultaba fácil deslizarse a través de espacios diminutos entre todas las personas que iban de un lado a otro.

Katie entró por la puerta principal de la base de la NASA en Texas, pero no antes de que se topara con un garbageman que pasaba. Ella se chocó con él, causando que un montón de basura cayera sobre ella y que perdiera el panecillo de Keith en el desastre.

-Santa madre de...

-Lo siento, señorita - murmuró el hombre mientras luchaba por recoger la basura.

En la distancia, Katie podía escuchar a sus compañeros de trabajo burlarse del desorden, sabiendo que ella era la asistente de jefe de la base y que estaría en una larga y embarazosa conferencia frente a todo el edificio si no arreglaba su apariencia inmediatamente.

Katie se apresuró a colocar todas sus cosas en la oficina de Keith y se acercó a Nyma, su compañera de trabajo.

-Necesito tu blusa.

Nyma levantó la vista de su computadora y miró a una sucia Katie de arriba abajo.

-¿Estás bromeando, verdad?

Katie suspiró y rápidamente pensó en algo que ofrecer a cambio.

-Concierto de Ed Sheeran, dos boletos para el asiento delantero, tienes cinco segundos para decidir 5, 4, 3, 2, 1.

Nyma se quedó rígida por un segundo antes de correr al baño con Katie, las dos cambiandose a la velocidad del rayo. Una vez que Katie estuvo fuera, se fue corriendo a la oficina de Keith, organizando los planos que trajo en su escritorio y recogiendo su panecillo, el cual debido al anterior accidente, perteneceria a Keith.

La propuestaWhere stories live. Discover now