Eras preciosa
como el amanecer iluminando la ventana,
una gota del rocío en una hoja de madrugada,
la risa de una chica feliz
o el pelo brillando al sol.
Era perfecto
aquel momento de paz,
aquel segundo que duraba la vida.
Aquel equilibrio,
aquella felicidad.
Era como un sueño.
Como una tarde de domingo soleada
donde nada importaba y solo existía aquel día
como si la vida durase un día
y hubiese que aprovecharla.
Fue perfecto
aquel lugar
aquel instante
aquella sonrisa.
Tendría que haberme ido
pero..... lo siento,
estaba tan bien contigo.