La caída de Quelehybranghoardth y el nacimiento de la noche.

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En uno de los inmensos confines de la joven creación que era el cosmos, un primigenio al que le había puesto por nombre Quelehybranghoardth llego al monte que Ielzendaynh había vuelto de cristal de éter al que le habían puesto por nombre Yolincanthendher, entonces decidió tomar un poco del hielo para crear una edificación de este, al momento de acercarse a este su luz lo atravesaría igual que al hielo y al tocarlo solo sabía que era sólido, porque nunca había sentido una textura diferente a la roca y el hielo, fue al momento de esculpirla este se dio cuenta de que no se derretía, por lo que decidió analizar el material, y aquello que encontró le maravillo en gran manera puesto a que era más hermoso que cualquier mineral venido de la tierra y más durable que el mas frio de todos los hielos que alguna vez encontraría, tomo un trozo de aquel material y lo llevo frente a Erentdiholh quien era grande en conocimientos y en orgullo, al ver el nuevo material lo confundió con un simple bloque de hielo y tiro el material, Quelehybranghoardth recogió el cristal y recorrió el mundo con este en su poder hablando con los demás sobre el cristal, estos tomaron su pensamiento como herrado sin embargo el rumor llegaría hasta Gracarcor uno de los bendecidos de la tierra y él le dio la razón de que este no era hielo común sino algo más, así que juntos Quelehybranghoardth y Gracarcor tomaron el cristal y con esculpieron usando el poder de ambos hermosa gema con la forma de una gota de agua, esta debido al poder que le infundieron tomo un brillo propio, su brillo era similar al del fuego solo que en un tono blanco azulado.

Pero las intenciones de ambos con tal hermoso tesoro era distinta, Quelehybranghoardth deseaba usarla para ponerla en el centro de una edificación que solo él podía discernir con el propósito de honrar a los primigenios, sin embargo Gracarcor la quería para obsequiarla a Eus y de ese modo tener por regalo dones y privilegios así como había hecho con Inderaithernhur, ya que Gracarcor le tenía envidia a los dos ungidos del creador. Fue entonces que comenzó una disputa entre ambos y comenzaron a alzar el uno contra el otro la voz, en su alrededor comenzó un caos que destruía el hielo bajo de ellos y rompía las rocas que flotaban por encima de ambos, incluso las sustancias sin forma tales como el agua y el aire eran lanzadas por las violentas ráfagas cargadas del iracundo carácter de los dos seres, el caos fue tal que los demás primigenios alcanzaron a oírlos aun estando ellos en los más altos confines del cosmos, Utharin y Ielzendaynh fueron los primeros en llegar después le siguieron Anderourathar Shyurendelh y Erentdiholh junto con todos los demás, los últimos en llegar fueron Inderaithernhur junto a otro primigenio que la historia recordaría con el nombre de Romhendher puesto a que ambos se hallaban juntos en la cima del Yolincanthendher escuchando los cantos del aire sobre las montañas de hielo.

Los demás primigenios solo vieron como peleaban mientras ambos decidían que hacer con la piedra, era un majestuoso espectáculo lleno de poder donde el caos reinaba en el bello, calmado y hermoso paraje, pero mientras más cosas eran destruidas por los bélicos estruendos que resonaban de ambas formas lumínicas bajo de ellos se empezaba a formar un cráter, no fue sino hasta que empezó a sonar un bello sonido que el caos comenzó a asentarse, un fino y hermoso cantico entonado por Ielzendaynh e Inderaithernhur al que se sumaron las armonías de Shyurendelh y Anderourathar aquello que calmo a ambos y se percataron de que no se encontraban solos, la riña entre estos dos no les dejo ver que a su alrededor se encontraban sus compañeros. Inderaithernhur como era el superior de entre todos los primigenios reprendió a ambos, si bien habían comprendido que perturbarla frágil calma del mundo no era bueno, Gracarcor todavía tenía planeado tomar la piedra para llevarla al creador con el objetivo de recibir favor frente a él, pensaba en hurtar la gema mientras nadie se diera cuenta e irse con la mayor velocidad que pudiera, así que trato de acercarse más y más a la piedra y mientras Inderaithernhur hablaba dentro de Gracarcor no había pensamiento alguno que no estuviese relacionado con la piedra, pensaba que si Obsequiaba esta al creador le daría más favor que a todos los demás y lo colocaría por encima incluso de Inderaithernhur, no obedecer nunca más a aquel que nunca cayo, ¿Por qué habría de obedecerle si lo único que hizo fue nunca guardar silencio? Es más por su mente pasaba la idea de no solo ser superior a todos, sino de gobernarlos a todos ellos, en el momento en el que casi tomaba la piedra para si algo inadvertido sucedió.

Fue Quelehybranghoardth aquel que tomo para si la gema y no fue Gracarcor, sin embargo esa sería su perdición, resulta que la ira contenida el uno por el otro desatada en esa batalla provoco que sin darse cuenta entre los dos se maldijeron el uno al otro y aquel de los dos tomase primero la piedra seria condenado uniéndose a esta y así fue, un destello resplandeció y Quelehybranghoardth desapareció y en su lugar la gema se llenó de luz blanca azulada e intensa mucho mayor a su original brillo, entonces Ielzendaynh la tomo y la puso por sobre de la montaña del Yolincanthendher y todos cantaron en señal de luto, y crearon en la montaña el santuario que Quelehybranghoardth quiso crear y fue iluminado con la tenue luz del cristal de ether, su luz entonces opaco a la de todos los demás primigenios, fue llamado por distintos nombres desde ese entonces pero en la lengua común de los hombres fue llamada lumbrera, e ilumino todos los confines del mundo de ese entonces con la bella luz que de este brotaba pues su luz se asemeja a la luna de nuestros días, esto formo la noche antes que existiese el día y una pasiva luz que se alzaba y ahuyentaba la obscuridad.

Después de la pelea entre Gracarcor y Quelehybranghoardth el desorden que ellos habían formado debía de ser ordenado y quien fue encomendada para realizar la sencilla tarea fue a quien en las eras venideras llamarían como Shyurendelh, quien debía reparar el cráter dela contienda entre sus compañeros y grata fue su sorpresa pues al llegar a donde los acontecimientos sucedieron pues el agua que se había derretido lleno el cráter, dentro del cráter había pues rocas que cayeron del cielo por la sacudida y el agua se congelo de nuevo dejando ver como si estas estuviesen dentro de una prisión de fino hielo, entonces llamo Inderaithernhur y Anderourathar quienes pasaban cerca, fue ahí donde Inderaithernhur al ver la imagen del hielo bajo de los suelos recordó fragmentos de la visión que Eus le había dado hace ya tiempo y en esta veía un suelo pero no era de hielo sino de otra cosa ¡que era esa otra cosa? Pues ahora lo sabía era e la tierra, las rocas, los minerales y los metales así que se llenó de su propio poder y libero un estruendo tan brutal que el hielo se rompió a su paso, y todas las montañas de hielo se convirtieron al instante en copos de nieve, todas menos una el Yolincanthendher porque hallaba bendecida por Ielzendaynh. He aquí que todos los demás se encontraban conmocionados por la acción de Inderaithernhur así que se reunieron en el templo de Yolincanthendher y todos reclamaron a Inderaithernhur por su acción y él se defendió de la siguiente manera.

-En el inicio de los tiempos el creador me dio una visión, en ella el suelo no era de frío y estéril hielo sino que era basto y fecundo, comencemos a volver a dar forma al mundo y al suelo hecho con rocas y tierra y sobre dé él que fluya el agua y sople el viento, démosle una nueva hermosura al mundo.

-Y así fue, los primigenios tomaron las piedras y las ensamblaron cual rompecabezas, todo nuevamente con nueva sustancia y nueva forma fue hecho, fue aquí cuando los bellísimos paramos fueron creados, a su vez que los hermosísimos riscos y las majestuosas montañas, siendo algunas más altas que otras pero ninguna mayor que el Yolincanthendher que era cerca de cinco veces mayor que cualquier montaña del pasado o del futuro, fue así que las nubes de copos de nieve comenzaron a asentarse sobre el suelo como un fino manto blanco de hielo que cubría el naciente nuevo mundo, sin embargo con el soplo del aire y calor que emanaba de los propios primigenios hacia que el hielo se derritiera y caía a las zonas más bajas del mundo en donde lejos de la luz volvía a congelarse, fue así como los océanos primordiales comenzaron de hielo en donde algún día habría de haber agua.

Volver a crear la forma de la tierra fue un trabajo duro, laborioso y extenuante, una larga tarea y si ya de por si cuando el mundo estaba hecho por las gigantescas montañas de hielo la tarea de darle forma tomo gran cantidad de tiempo, el volver a crearlo tomo aún más tiempo.

Theía GnósiWhere stories live. Discover now