Theía Gnósi

Capitulo primero. La era de la creación.

Y Ielzendaynh quien creo el agua, tuvo curiosidad por lo que era el hielo, así que se acercó a tocarlo, mientras su luz perpetraba el helado, cristalino y translucido hielo podía ver como su composición se volvía de otra forma y su espectro tomaba otra dirección hasta que pudo ser capaz de poder sentir el hielo, nunca antes había sentido algo igual, algo sólido, todo por lo cual antes se había movido eran fluidos sin forma ni volumen, pero esto era distinto y sintió una gran alegría, una paz y una satisfacción grandes en toda manera y su armonía junto a su esencia y su sentimiento transformaron la montaña entera la cual dejo de ser de simple hielo y se volvió de cristal, se veía igual para Ielzendaynh pero no podía derretirse con su soplo pero no se percató de esta transformación del hielo. Toda su alegría y felicidad en un tiempo tan corto logro hacer que toda su presencia tanto armónica como lumínica se volvieron tan hermosas y bellas que llamo la atención de todos los demás primigenios cautivados por su exquisitez y hermosura, y vieron la creación del aire, el agua y el hielo en aquel momento entonaron un cantico que sonaba como una orquesta de los más suaves y dulces sonidos, pero tres de los primigenios se movieron al agua y al tocarla esta los doto con poder y con sentimiento igual que con Inderaithernhur y Ielzendaynh y fueron con el resto de primigenios y conjunto a ellos cantaron pero su poder los doto con un sonido que opacaba al del resto de sus compañeros cantando, e Inderaithernhur los escucho y supo que su poder se había incrementado al sumergirse en el agua que él y Ielzendaynh habían bendecido con su poder al sumergirse en ella, así que tomo parte de la esencia de los tres y la infundio al hielo y de ello brotaron todos los minerales y toda la riqueza del suelo, así que las tierras y las rocas y todo cuanto viene de ellas fue creado. Así que también dio nombre a los tres compañeros que habían de sumergirse en el agua y estos fueron Gracarcor, Utharin y Anderourathar los unos de la tierra y de ellos venia todo lo que había de haber en la tierra, ya que de Gracarcor emanaron todas las rocas y lo que de estas vino, de Utharin todos los metales y lo que de estos vino y de Anderourathar brotaron todos los cristales y minerales del suelo y de lo que estos se derivan.

Pasado el Tiempo Ielzendaynh tomo una roca y por mera curiosidad intento infundirle luz y con esto calor, la roca comenzó a calentarse y paso de ser fría y obscura a ser tibia y poco a poco comenzó a calentarse volviéndose caliente, y de ella broto una estela brillante, una estela que Ielzendaynh confundió con la existencia de otro primigenio así que intento hablar a esta pero no respondía, así que con miedo llamo a Inderaithernhur debido a que pensó que había creado a un primigenio defectuoso, más sin embargo el creador de todo se manifestó y calmo su miedo.

-No temas, porque lo que tu creaste no es otro de tu especie, sino la lumbrera de los tiempos venideros, aquello que dará poder en el porvenir y guiara y dará luz a los que vendrán después de ustedes, aquellos seres de los que no emerge la luz y no lo verán todo sino es con esta.

-Y así Ielzendaynh le puso por nombre fuego y le dejo ir y los demás primigenios al verlo tuvieron la misma reacción de Ielzendaynh, pero les explico aquello que el creador le había dicho y entonces los demás le dieron otro título, hacedor de la hermosura del fuego.

Aunque todo parezca un periodo de tiempo corto, pasaron cerca de un millón de años desde el canto de Inderaithernhur hasta la creación del fuego. Aquella fue conocida como la primera edad de los primigenios, también llamada la era del despertar.

Por un lapso de tiempo largo los primigenios solo se dedicaron a usar su poder con el propósito de organizar los elementos ya creados y darle una forma al cosmos, sin embargo todavía no existían los hermosos campos, ni las bellísimas vistas de los océanos y mucho menos las formas que crearan los seres, puesto debido a que si bien era hermoso no se podía comparar en nada siquiera a la majestuosidad del mundo que sería en el porvenir.

Pasear por el cosmos en su juventud hubiera sido caótico, las montañas eran de hielo la poca agua que había se congelaba al poco tiempo por lo fría que esta era, no había un cielo como tal y todo el tiempo todo se encontraba a obscuras puesto a que la poca luz que había provenía de los primigenios y del fuego que al poco rato de ser encendido moría rápidamente ya que no había nada que quemar y los primigenios no se encontraban en todos lados iluminándolo todo, la luz de Metatron si bien lo cubría todo esta era tenue y pálida haciéndose cada vez más débil, puesto a que si bien se encuentra en todos lados los primigenios se hicieron de esta luz al momento de su nacimiento y la poca que queda se debilita por el inmenso y abrumador paso del tiempo que incesantemente sigue corriendo. Las rocas y la tierra se hallaban flotando puesto a que no había lugar en el suelo por que lo cubría totalmente el hielo, y estas suspendidas esperaban a que algún primigenio las tomara para hacer algo con ellas.

Todo este tiempo no solo sirvió para ordenar el caótico mundo naciente, también sirvió para que los primigenios aprendieran y comprendieran todo su poder y el orden del cosmos, el tiempo fue el gran maestro que tuvieron, junto con el gran creador de todo a quien habrian de llamar Eus puesto a que no podrían comprender su nombre real, siquiera pronunciarlo les sería imposible, cosa que todos aquellos que vendrían después también no podrían hacer. En esta era los primigenios serian llenados del gran conocimiento y sabiduría que los caracterizaría a todos.