CAPÍTULO 2 JAY (editado)

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Después de recorrer todo el primer piso, incluso los rincones más escondidos y con media hora de retraso, intento no darme por vencida... Pero me da mucha vergüenza ser la nueva y perdida del instituto. Mi hermano hizo amigos en cuestión de segundos y logró encontrar rápido su salón... Me encantaría ser como él. 

Creo que estoy dando vueltas en círculos y me estoy empezando a desesperar, no hay ni un alma por acá cerca, aunque no sirve de nada... Incluso si hubiera alguien, moriría de la pena por preguntarle.

Me pasó en mi colegio anterior, estaba recién llegada a los pasillos de ese aterrador lugar. Había un chico dando vueltas por ahí, estaba perdida y decidí preguntarle la ubicación del salón. El chico muy amable me dijo que estaba muy perdida, que tenía que salir del edificio porque el salón que buscaba era el de al frente. Confiada, fui hasta donde me dijo y... Terminé entrando al salón de clases de química avanzada para los de último año.

El profesor en ese momento solo me miró raro, y enojado por haber interrumpido su clase, me acompañó hasta el salón en que debía ver matemáticas. El salón era justo en el edificio donde estaba y justo el salón del mismo chico que me había "ayudado".

No solo fui la burla para él y sus amigos, que acostumbraban hacerle bromas a los recién llegados, sino que también fui burla de los de último año.

Seguí caminando y choqué con alguien.

–Fíjate por donde vas. –dijo el chico con tono molesto.

–Lo siento. –dije con la cabeza mirando al suelo.

–Esta bien, estaba distraído y no te vi. –dijo con la mirada puesta en mí, aunque no lo veía, podía sentir su mirada, me estaba intimidando.

–Ehm, gracias... –dije y seguí con mi camino.

Me tomó de la muñeca.

–Espera, ¿eres nueva? No me dijiste como te llamabas.

–Eh... Bueno, yo... –dije titubeando. –Me llamo Andrea.

–Lindo nombre... Me llamo Jason –extendió su mano hacia mí. –Mis amigos me dicen Jay, pero tú puedes llamarme "amor de mi vida". –rió coqueto.

–Ah, em... –sentí mis mejillas arder. Quería desaparecer, ¿en serio me estaba coqueteando?

–No hace falta que te sonrojes, preciosa, ¿estás perdida? Yo te puedo llevar de tour por el instituto.

–No, estoy bien... –dije en tono bajo. No voy a volver a pasar esa vergüenza...

–Entonces vamos Andrea, ¿te digo Andrea? ¿Quieres un apodo? ¿Te puedo decir Andy?

¿QUÉ LE PASA? Le dije que no.

–Eh...

Este chico no para de hablar.

–¿Puedo decirte Andy? –insistió y me agarró de la mano.

Maldita sea, dije que no, QUE NO. ¿Cómo le hago entender que no necesito su ayuda?... Bueno, de hecho sí la necesito, pero no sé si es de fiar. Supongo que no tengo otra opción.

–¿Qué salón buscas, linda? –pregunta.

–Salón 315B2.

–Estamos un poco lejos, preciosa. Vamos, no quiero que te pierdas. ¿A qué hora tienes clase?

–Nueve de la mañana.

–¿Estás consiente que ya son casi las diez? ¿Para qué vas a entrar a clase solo veinte minutos? No solo la viejita cansona de historia te va a molestar de por vida, sino también todos se darán cuenta lo perdida que estabas.

Tiene razón.

–Además, te puedes quedar un rato con este guapetón enseñándote el instituto y que no te vuelvas a perder. –sonrió.

Sonreí, pues ya qué más da.

Jason estuvo enseñándome el lugar. El instituto era lindo y aún más grande de lo que imaginaba, hasta tenía una fuente en el patio trasero. Con ocho canchas enormes de fútbol y básquetbol, tres patios, dos cafeterías, tres edificios de cinco pisos, un gimnasio grandísimo, y más de 500 salones. Con razón estaba perdida.

Llevábamos rato caminando y solo él hablaba, ya empezaba a sentirme todavía más incómoda, pensará que un ratón me comió la lengua, o algo así.

–Y... ¿por qué no estás en clase como los demás? –pregunto apenada, mis mejillas comienzan a arder, de nuevo. Odio ser tan tímida, maldita sea.

–El profesor de biología es taaaan aburrido, me salí de clase y ni siquiera se dio cuenta. –se rió travieso.

Mirándolo bien... El chico es realmente guapo, tiene unos ojos azules hermosos, es alto, de cabello negro y piel bronceada, de telenovela... ¿Por qué siempre me gustan los más inalcanzables?

–¿De dónde eres, muñeca? –preguntó.

–Eh... –titubeé.

–Pues... Pregunto porque tu acento es un tanto extraño para mí. –sonríe amable. –Pero tienes una voz preciosa. –me guiña coqueto.

Ayuda por favor, de nuevo estoy roja como un tomate.

Ví como mucha gente salía de los salones, unos me miraban con curiosidad, otros solo seguían con su camino. Me dirigí a la cafetería con Jason, evitando el tema.

–¿Quieres venir a comer con nosotros?

–¿Nosotros? –pregunté nerviosa.

Que no sea mucha gente, por favor.

–Yo y mis amigos, anda.

Supongo que no tengo más opción. Asentí con la cabeza.

Le rogaba al destino que no fueran muchas personas, me sentiría aún más incómoda.

Llegamos a una mesa grande de la cafetería con nuestros almuerzos, nos sentamos, Jason se hizo a mi lado. A juzgar por el tamaño de la mesa, y que la cafetería estaba tan llena y justo esta mesa estaba vacía, creo que estoy sentada en la mesa exclusiva y reservada para los populares... Dios mío, en qué me acabo de meter.

–No demoran en llegar. –sonrió.

Ví como unas personas se acercaban a nuestra mesa.

–Jay, joder, creí que no habías venido, no te vi en ing... –dejó de hablar y se sentó al frente de nosotros, mirándome fijamente.

–¿Y esta belleza quién es? –preguntó lanzándome una sonrisa pícara.

–Se llama Andrea, es nueva. –Jason respondió a la pregunta de su amigo.

–Ah, Andrea, lindo nombre, me llamo Philip. –dijo mientras extendía su mano hacia mí.

Solo le sonreí, estoy temblando y no quiero que se de cuenta de eso... Aunque probablemente me estoy viendo muy grosera.

–Dame la mano que no muerdo. –soltó una pequeña risa, con su mano aún extendida.

Le di la mano aún temblando.

No dijo nada, solo sonrió.

Solté su mano, bajé mi mirada y arreglé un poco mi cabello. Después de unos segundos vi como una chica muy linda se acercaba a nosotros y antes de sentarse, le dio un ligero beso en la mejilla a Jason. De seguro ella era su novia.

Tímida Y Popular *EN EDICIÓN*Where stories live. Discover now