La Mariposa

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En medio de una oscuridad tan profunda como un abismo infinito, un rayo de luna se coló entre las ramas de los árboles del tupido bosque en el que me hallaba, iluminando una laguna cristalina. Sobre ella volaba delicadamente una mariposa de alas rojas con tintes negros. Esa pequeña mariposa aleteaba alegremente y yo, que me sentía tan sola y perdida en ese paraje, vi en aquella mariposa una esperanza... la compañía de otro ser vivo.

Quise acercarme a ella hundiendo mis pies en la laguna y el agua helada me produjo un escalofrío, caminé mientras me hundía más y más hasta que el agua superaba la altura de mis rodillas y mecía extendiendo a mi alrededor el vestido largo y blanco que cubría mi cuerpo.

Finalmente la alcancé, la vi revolotear sobre mi cabeza tan plácidamente que parecía haber estado esperando por mí. Alcé mi mano derecha para tocarla con la punta de mis dedos.

Ella se posó sobre mi dedo índice durante un segundo en el cual el tiempo pareció congelarse y luego, antes de que pudiera retenerla, alzó el vuelo para alejarse más y más, elevándose hasta la luna, perdiéndose su pequeña silueta a la distancia como si la luz lunar la hubiera absorbido.

Entristecida por la partida de la mariposa, llevé el dedo índice de mi mano derecha hacia mis labios y sentí en él un sabor penetrante e indescriptible, tan dulce y tan suave, tan intenso... que me produjo un espasmo placentero.

Cuando pude resistir la tentación de seguir probando ese sabor y alejar mi mano lo suficiente como para observarla, vi que desde mi dedo corría un fluido escarlata hasta mi palma.

Mi mano estaba manchada de sangre.

Y la oscuridad me envolvía una vez más.

Me encontraba en un ataúd, había despertado en mi ataúd y aún sentía en mi boca el sabor de la sangre que había bebido la noche anterior.

El Sueño de la MariposaWhere stories live. Discover now