—¿La sigues amando? —preguntó Barbara.

Recién habían entrado a la habitación que iban a compartir por lo que no pudo aguantar más la curiosidad.

—No hay una razón justificable para que me preguntes eso.

—Claro que la hay, acabas de ver a la "mujer de tú vida"

—Barbara, no quiero discutir y te daría una respuesta si fueras ciega y no hubieras visto las fotografías que hay en esta casa. Ella ya hizo su vida, hagamos nosotros la nuestra sin mezclar los sentimientos. Por el bien mental, tuyo y mío —dijo y entró al baño.

«La sigo amando, la sigues amando Leo» pensaba, mientras se lavaba la cara y quitaba la camisa.

Eleazar había subido a su habitación para sacar algunos documentos que Maya le había dado y así juntarlos con lo que don Emilio también había conseguido. Estaba más serio que nunca, había muchas cosas en su cabeza, sobre todo porque ver a Barbara y a Lara embarazadas le hizo desear tener un bebé él también. Pero por su situación sabía que más bien sería una irresponsabilidad de su parte y le molestaba, le molestaba estar con la mujer que amaba y no poder planear un futuro juntos porque no sabía si lo tendrían.

­—Me gustaría tener una bola mágica para saber qué es lo que estás pensado —decía Emily entrando a la habitación—, y tener una varita mágica para darle soluciones a esos pensamientos que, aunque no me dices, sé que te atormentan.

—No te imaginas lo que añoro que puedas reunirte con tú mamá, lo mucho que desearía que todo fuera diferente.

—¿Diferente?

—Sí, que pudieras tener un trabajo, yo también; preocuparnos por el dinero de la renta, la luz, el agua, los hijos y no porque alguien que quiere matarnos. Estoy consciente que en la vida que tenía antes jamás hubiera podido darte los lujos que hay en esta casa, pero te juro Emily, que cambiaría todo esto, por preocupaciones del día al día. Al menos de esa manera podría pensar en un futuro y preocuparme por qué haría en él y no como ahora, que me preocupa no poder tenerlo. 

—No digas eso por favor.

—Es que... si lo piensas.

—No, no lo quiero pensar. Porque contigo todo es perfecto Eleazar y mientras estemos juntos es suficiente. Mi mamá está bien y ya llegará el momento en el que pueda hablar con ella y contarle sobre la suerte que he tenido de encontrar a un hombre como tú.

—Te amo Emily Preston —la besó.

—Corrección, Emily Bustillo ¿Lo recuerdas? —lo besó más apasionadamente.

—Nos están esperando.

—Que esperen un poco más. Me has dicho que a ti te pida que me beses y me acaricies, eso es lo único más importante: nosotros.

Para Emily el ver a Leo no había sido fácil y de cierta forma muchos sentimientos se revolvieron, pero al notar el embarazo de Bárbara fue como si recibiera una confirmación de que estaba con el hombre y la persona indicada para ella.

Fue un momento en el que las piezas se colocaron en el lugar que parecía debían estar. Emily con su esposo, y Leo con la mamá de su hijo. La única diferencia era que Emily estaba enamorada de Eleazar; mientras que para Leo era un mártir el saber que afuera del baño esperaba Barbara y no Emily como lo hubiera deseado, porque ella ya compartía habitación con otro.

—No sé qué tan buena idea es que Leo esté tan cerca de Emily —decía Lara.

Layo solamente escuchaba, no deseaba comentar al respecto.

Huracán ✔️Where stories live. Discover now