CAPITULO 156 LA BATALLA DE PRAYT (Parte 6)

Start from the beginning
                                    


—"Estamos cerca..." –Una voz susurro en las cercanías.


Una voz que había oído con anterioridad, voltee para ver la procedencia de aquellas palabras, me encontré nuevamente con la serpiente de Navum, la misma que hizo de guía en Dnurke. Pero ahora su voz estaba mejor entonada, sonaba como la de un muchacho, el ser reptilico hecho de energía me miraba fijamente.


— ¿Tu hiciste esto? –Pregunte en torno al entorno innatural.


—"El cubo de Navum, por favor, ve tras ella... liberarlo... por favor..." –La serpiente declaro dichas palabras.


— ¿Liberarlo?, ¿a quién?, ¿qué eres tú?, ¿eres acaso el presunto Djinn de la zona prohibida? –Bombardee a la criatura de preguntas.


—"El cubo... te lo suplico... ve por el cubo en la instalación... en manos equivocadas... es el fin... de todo..."


El escenario pronto es reemplazado, soy testigo de otra visión del misil cayendo, pero esta vez yo me encontraba frente a un objeto que irradiaba grandes cantidades de Navum. Era el cubo, un cubo completamente morado que flotaba, su tamaño era comparable a un puño, siendo más pequeño de lo que pensaba.


— ¿Es esto... el cubo de Navum? –Pregunte en voz alta.


Pronto mi atención se enfoca en el misil que ha impactado, una inmensa explosión se desata alcanzando la posición en el que estaba, mis ojos se cierran ante la onda expansiva de destrucción que desata. Al abrir mis ojos me encuentro en otro terreno, un pueblo desolado y sin gente, como si hubiera sido abandonada hace tiempo, junto a un cielo nublado, desbordada un paisaje miserable y triste.


Me encuentro explorando los alrededores, ropas viejas en el suelo, pedazos de frutas podridas, como restos de verduras y otras comidas tiradas en condiciones putrefactas, en conjunto con espadas rotas, flechas partidas y otros objetos estropeados apartes sin valor. Pero lo que más me abrumo, fueron las propiedades a los alrededores, reconocí una herrería, una escuela y lo que pudo ser una tienda de algún alquimista.


—Esta casa...


Una casa en particular, me acerque a ella, la puerta estaba destrozada y esparcidas en pedazos en el suelo, los vidrios mayormente partidos, una punzante sensación repercutió en mi pecho. Pues reconocía con toda claridad aquella pequeña residencia, era mi hogar, la casa en la que crecí, entonces me di cuenta, todo este sitio era...


—Windaz...


Voltee para observar un letrero de madera en el suelo, estaba sucio, pero lo que exponía escrito era perfectamente entendible y esto confirmaba mis inquietudes, en letras grandes estaba tallado lo siguiente; "Aquelarre Windaz".


— ¿Esto es el pueblo en sí?... –Pregunte perplejo.


Abandonada en el olvido, una jauría de perros se acerca merodeando este pueblo fantasma, los canes exponían rasgos de mutaciones de carácter monstruoso. Desde perros de tamaño comparable a grandes felinos, otros de mandíbulas bestiales junto a zarpas ridículamente largas, algunos con más de una cabeza y varios ojos, era una jauría de canidos mutados. Para dichas criaturas, yo era completamente invisible, no parecían notar en lo más mínimo mi presencia, quizás porque todo esto, solo existía como una mera ilusión, con un grado de realidad abrumador y sofocante.

Metalord RevolutionWhere stories live. Discover now