Desayuno con aguacates

11.7K 657 136
                                    

Me despierto en mitad de la noche con un poco de frío y desorientada. Me cuesta unas fracciones de segundo reconocer que estoy en la cama de Natalia. Seguimos abrazadas y Queen ahora está en el pequeño hueco que queda entre nuestras caderas. Me quedaría así el resto de la noche, pero tengo unas ganas irrefrenables de hacer pis. Me desenredo con mucho cuidado de los brazos de mi compañera para no despertarla y voy al baño. A mi vuelta cojo la manta del sofá y se la echo por encima para que no pase frío. Me quedo mirándola un ratito, su rostro ahora está sereno, sin rastro de preocupaciones ni tristeza. No sé si es por la calma que transmite, la luz tenue, el hecho de verla dormida por primera vez o una combinación de todo lo anterior, pero la veo más guapa que nunca. Apago la lámpara de la mesita y me voy a dormir a mi habitación.

...................................................

...................................................

Por suerte me despierto a mi hora habitual sin haber activado la alarma del móvil, solo me faltaba llegar tarde a trabajar para completar la semana. No hay rastro de Alba y estoy tapada con la manta del sofá. No sé por qué es tan buena conmigo, pero estoy súper agradecida. Nunca nadie me ha cuidado tanto como ella, y eso que apenas nos conocemos.

La puerta de mi habitación da directamente al comedor y al salir allí me la encuentro, ya vestida y peinada.

- Buenos días, Albi - le digo muy blandita.

- Buenos días - me responde sonriente - Ven a sentarte, que hoy desayunamos aquí.

Me acerco a la mesa y veo que hay dos platos de tostadas con aguacate. Me quedo muy sorprendida.

- ¿Y esto?

- Son tus preferidas, ¿no?

Alucino con que se acuerde de algo que comenté de pasada el otro día.

- ¿De dónde has sacado los aguacates?

Es una pregunta estúpida, pero mi cerebro necesita datos para procesar que lo que está ocurriendo es real, que alguien presta atención a lo que digo y se toma la molestia de hacerme el desayuno.

- La frutería de los pakistaníes de la esquina abre a las siete. Alguna vez me he comprado el desayuno ahí volviendo de fiesta, tengo que compensar las cervezas con algo sano.

No puedo evitar ponerme a llorar. Alba me rodea con sus brazos y aunque sea mucho más pequeña que yo me reconforta inmensamente.

- Es lo más bonito que alguien ha hecho por mí.

- Pues no te mereces menos - me dice apretando mi cuerpo contra el suyo con más fuerza.

Desgraciadamente no nos podemos entretener mucho desayunando, y yo me tengo que asear y vestir en tiempo récord para no llegar tarde al metro.

...................................................

...................................................

Me quema la curiosidad de saber qué ha pasado en la vida de Natalia para que esté así. Tiene fachada de chica fuerte y segura de sí misma, pero es eso, una mera fachada. De momento parece que quiere guardárselo, así que lo único que puedo hacer es apoyarla. Nadie se merece pasar malos tragos solo.

Estoy un poco nerviosa durante todo el día porque esta noche empiezo a trabajar. He quedado con Marta en ir antes, en su turno, para que me explique un poco el funcionamiento y empezar el mío con algo más de seguridad. Solo coincido con Natalia media hora en casa antes de tener que irme al pub. Me desea mucha suerte y me da un abrazo.

- ¡Reche! - me saluda a gritos Marta cuando me ve llegar.

- Hola. ¡Qué nervios tengo! - le confieso.

- Estate tranquila, mujer, que aquí no nos comemos a nadie - dice para tranquilizarme.

Me presenta al resto de sus compañeros de turno y me va explicando cómo van las cosas. De momento voy a estar en la barra encargándome de poner el lavavajillas y servir cerveza de barril, así que creo que podré apañármelas. Me enseña a tirar cañas, cómo tengo que inclinar el vaso, cuál es la cantidad perfecta de espuma y practico unas cuantas veces hasta que parece que le he cogido el tranquillo.

Se me ha pasado volando el tiempo de instrucción, Marta acaba ya su turno y empieza el mío. Tal y como van llegando al local me presenta al resto de personas que trabajarán conmigo esta noche. Una vez ha recogido sus cosas del vestuario se acerca para despedirse y saca una cosa de su bolso para entregármela.

- Vino la semana pasada una chica con esta libreta tuya que habías perdido. Se me había olvidado que la dejé en la taquilla, soy un desastre - me dice.

- Tranquila, no es nada de vital importancia - respondo.

Me da dos besos y se marcha en dirección a la salida del pub.

La verdad es que la libreta sí es de vital importancia. No por el contenido, que son solo trazos de lápiz sobre papel, sino porque ha sido la razón de que mi vida se entrelazara con la de Natalia.

Pasan las primeras horas y mis nervios han desaparecido. Me las estoy arreglando bien pese a que cada vez hay más gente en el local y el ritmo de trabajo aumenta. He tenido algún pequeño percance, pero siempre ha habido un compañero dispuesto a echarme un cable. De repente mis ojos reconocen a alguien entre la multitud que se va acercando a donde estoy yo.

- ¿Qué hace una chica como tú en un lugar como este? - le pregunto.

- Me iba a ir ya a dormir, que mañana trabajo, pero no quería hacerlo sin saber cómo te estaba yendo el primer día de curro. Y como pilla cerca...

- Jo, eres un sol - digo agradecida - ¿Te pongo algo?

Al instante de que hayan salido las palabras de mi boca me doy cuenta de que lo que he dicho puede tener doble sentido y se me escapa una risita nerviosa.

- Una caña, rubia.

La emoción que tengo entre que haya venido a verme y esa forma de decir "rubia" hace que se me vaya la mano con la espuma. Se queda mirando el vaso pero no dice nada, da un primer sorbo.

- ¿Qué tal has empezado?

- Bien, la verdad es que me había imaginado lo peor y está siendo todo lo contrario. Mis compañeros son muy majos y me están ayudando un montón. Lo único malo que ahora mismo me comería hasta una piedra, porque con los nervios no pude comer nada antes de venir.

Hablamos un poco más, hasta que me tengo que ir a poner otro lavavajillas, así que nos despedimos cogiéndonos la mano ya que la barra nos impide acercarnos más que eso.

A las 5 por fin acabo y puedo irme a casa. Estoy reventadísima y muerta de hambre. Empalmar clases y trabajo será duro, pero necesito el dinero. Entro en el baño para desmaquillarme y me encuentro un post-it en el espejo. Natalia me ha dejado un plato de macarrones en la nevera para que no me vaya a dormir con el estómago vacío. Se me escapa un suspiro. Al final me meto en la cama con el hambre saciada y una sonrisa.

Agradecería mucho vuestros comentarios, aunque sean de cosas que no os gusten!
P.D. Voy a estar fuera de España unos días, pero intentaré actualizar cada dos. Si alguien sabe cómo ver la gala desde el extranjero que me mande un mensaje porfa, no me quiero perder las actuaciones de estas dos pencas en directo.

La chica del metro // AlbaliaWhere stories live. Discover now