- Te dejo que me hagas diez preguntas, lo que tú quieras, y prometo contestar con total sinceridad - le propongo.

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- ¿Vas en serio? - pregunto incrédula.

- Totalmente.

Veo que pone sus manos sobre la mesa, con los dedos extendidos, pero flexiona el pulgar izquierdo en señal de que acabo de consumir una.

- ¡Eh! Eso no vale - me quejo.

- Es lo que hay por no fiarte de mí - dice con tono nada serio mientras hace un gesto levantando los hombros y una ceja.

El gesto me fastidia y me cautiva a partes iguales.

- ¿A dónde vas todas las mañanas?

- A trabajar.

- ¿Dónde trabajas?

- En una tienda de ropa.

- ¿Cuántos años tienes?

- Veinte en un par de semanas.

- ¿Qué día es tu cumple?

- El 14.

Si quiero aprovechar bien estas oportunidades tengo que hacer las preguntas más concretas, pero me ha pillado tan de sopetón que mi cerebro no puede pensar mucho.

- ¿De dónde eres?

- De Pamplona. ¿No se me nota el acento?

- Algo había notado, pero no sabía ubicarlo. ¿Cuál es tu película favorita?

- Amélie.

- ¿Y tu cantante o grupo?

- Tengo unos cuantos favoritos, pero si tuviera que elegir uno, hoy por hoy, me quedo con Billie Eilish.

- ¿Qué opinas del feminismo?

- Que es algo que debería defender todo el mundo, viviríamos en una sociedad mejor.

- ¿Qué hobbies tienes?

- La música, me encanta tocar la guitarra y bailar. También canto, pero no se me da muy bien.

Antes de que pueda seguir preguntando añade algo más.

- Aunque a Queen parece que le gusta mi voz, porque alguna vez se ha quedado dormida en mi cama mientras estoy practicando con la guitarra.

El comentario me deja perpleja, algo especial tiene que tener Natalia para que mi gata sea tan abierta con ella. De tal palo tal astilla, no soy la única a la que le resulta atractiva. Solo me queda una pregunta y me gustaría saber un millón de cosas más de ella, pero prefiero quedarme en terreno seguro.

- ¿Cuántos tatuajes tienes?

- Siete.

Sus manos se han convertido en puños sobre la mesa, así que el interrogatorio ha llegado a su fin.

- ¿Satisfecha? - me pregunta.

- Poco, la verdad, me gustaría saber más de ti - respondo sinceramente.

- Ojo con lo que pides, que igual después te arrepientes cuando veas que soy un muermo - me dice sonriendo.

Se levanta para recoger los platos pero se lo impido agarrándola del brazo.

- Tú has hecho la cena, así que el resto me toca a mí. Por cierto, la pizza estaba espectacular.

- Gracias.

- Gracias a ti.

En 4 días he pasado de dibujar a una desconocida medio a escondidas en el metro a compartir cena con ella en mi piso, bueno, en nuestro piso. Quizá debiera pellizcarme para comprobar que esto es real.

Cuando estoy acabando de fregar los platos entra en la cocina para darme las buenas noches, ya con el pijama puesto. Realmente pijama no es la palabra apropiada, ya que solo es una camiseta larga de color gris oscuro que deja sus largas piernas expuestas. No puedo dejar de mirarla cuando se da la vuelta de camino a su habitación. Tiene un tatuaje con una mariposa en la pantorrilla izquierda.

Me acuesto y no sé por qué no puedo dejar de pensar en sus tatuajes. Por fin he podido ver completo el de la muñeca, me parece precioso. Me ha dicho que tenía siete, hago un repaso mental. El mandala y la X que ya había visto en el metro. Más tres en sus brazos que he descubierto cuando estábamos en mi habitación y llevaba solo la toalla. Y, por último, la mariposa. Me duermo con la curiosidad de saber dónde estará el séptimo y qué será.



Muchísimas gracias por la acogida de los dos primeros capítulos, me hace muy feliz que os guste lo que escribo.

¿Preferís capítulos más cortos y actualizaciones más frecuentes (intentaría que fuesen diarias)? ¿O capítulos más largos y más espaciados? Dejadme vuestra opinión en los comentarios.

Gracias!



La chica del metro // AlbaliaWhere stories live. Discover now