Capitulo 32

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Lisa no queria enfrentarse a aquel hecho todavia

- Supongo que tendremos que usar el teléfono. Bueno, Hazel, sera mejor que te deje ir a preparar la cena.

- Si, supongo -Hazel no parecia querer captar la indirecta-. ¿Cómo estaba Phoenix?

- Hacia mucho calor.

- Ya me imagino. Estas noches ha hecho tanto calor que apenas he podido dormir.

«Lo que significa que Harry y yo tendremos que cerrar las persianas a cal y canto», pensó Lisa.

- A mi me ha pasado lo mismo. Bueno, Hazel. Gracias de nuevo por guardarme las flores.

- De nada -dijo su vecina mientras se dirigia al camino de hierba que separaba las dos casas.

Lisa recogió las flores y entró en la casa. El teléfono sonó en cuanto puso el jarrón en la mesita. Rodea el sofa y descuelga el inalámbrico.

- ¿Hola?

- ¿Donde has estado? -preguntan Harry-. Es la sexta vez que te llamo hoy y siempre ha salido el contestador.

El sonido de su voz le endurecia los pezones. Harry nunca la habia afectado asi antes, pero todo habia cambiado.

- He estado en Phoenix.

- ¿Ah, si? ¿Comprando más libros?

- Esta vez no. Este viaje ha sido por otras cosas.

- ¿Algo que ver con... el sábado por la noche?

- Pues la verdad es que si.

- ¿Que has comprado?

Lisa  sonrie.

- Oh, algo muy, muy breve.

- ¿De verdad? -el timbre de su voz cambia-. ¿Puedes describírmelo?

- Preferiria sorprenderte. Usa la imaginacion.

- Ese ha sido mi problema hoy. Parece que no puedo usar otra cosa que la imaginación. He estado tan distraído, que mi padre me ha preguntado si me he tomado una sobredósis de medicina para la alergia. Y eso que sabe que no soy alérgico.

- Asi que has estado pensando en mi.

El cuerpo le reacciona humedeciéndose y palpitando como si el estuviera a su lado.

- No he dejado de pensar en ese vestido tuyo de margaritas y... en todo lo que pasó anoche.

- Yo tampoco -acaricia los pétalos del arreglo floral-. Pero me ha costado bastante explicar lo del ramo a mi vecina.

Su carcajada fue grave y sensual.

- Supongo que te inventarias una buena historia, ¿a que si?

- Le dije que eran de mi futura directora de Nueva York.

Harry baja la voz con tono suave y seductor.

- Me gustaria estar a tu lado.

- A mi también.

- ¿Que llevas puesto?

- Una blusa sin mangas y unos pantalones cortos -entonces recordó escenarios de sus lecturas y tuvo la necesidad de experimentar su poder recién descubierto-. Pero hace mucho calor, Harry -agarra el jarron de flores-. Creo que ire a la habitación y me quitare la blusa.

- ¿Ahora?

- Si, a menos que quieras que cuelgue.

- No, no quiero que cuelgues. Puede que no tenga oportunidad de volverte a llamar hoy. Pero, Lisa...

- Solo con desabrocharme los botones me sentiré mejor.

Ya en la habitación, deja el jarrón y empieza a desabrocharse la blusa.

- ¡Ah! Puedo sentir un poco la brisa del aire acondicionado en mi piel desnuda. De paso, ¿has encontrado buenos sementales?

- No... Si... Puede ser. ¿Te has quitado la blusa ya?

Dulce Tentación || ParadaWhere stories live. Discover now