Capítulo 1

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(Liam)


Con la escopeta en mano iba tras los perros que habían encontrado algún animal e iban tras su rastro.

-Ethan por aquí –llame a mi hermano para que me siguiera.

-Voy –dijo corriendo en mi dirección.

Cuando llegamos donde estaban los perros estaban rodeando al objetivo. Nos acercamos y les silbamos para que se apartaran.

Nos quedamos realmente impactados al ver lo que los perros rodeaban. Mire a mi hermano como no creyéndome lo que veía, él me miraba con la misma cara de pasmado que seguramente tenía yo también.

Era una persona, una chica, atada a un árbol como si fuera un perro con su correa y su collar en el cuello. Estaba desnuda, tirada en el suelo inconsciente y con todo el cuerpo lleno de morados y heridas.

-¿Está muerta? –pregunto Ethan.

Me acerque a ella y puse una mano cerca del pecho, quedándonos en total silencio, note su débil pulso.

-Está viva, pero no sé cuánto aguantara.

Me quite el abrigo y la tape. Estamos en pleno invierno, estaba helada.

-Tenemos que llevarla con nosotros.

Ethan asintió con la cabeza y empezó a atar a los perros para poderlos llevar a la camioneta.

-Me adelanto para subir a los perros y calentar el coche.

Vi como mi hermano se iba con los perros mientras yo quitaba el collar del cuello de la chica, lo tenía todo enrojecido por el roce.

La cogí en brazos con mi abrigo envolviéndola. No dio signo de despertarse. Me dirigí a la camioneta.

Ethan ya estaba sentado en el asiento del piloto, yo subí dejando a la chica sobre mis piernas. Enseguida note el calor de la calefacción haciendo que entráramos en calor.

-Que brutalidad –dijo Ethan mirándola de reojo mientras nos poníamos en movimiento.

Asentí con la cabeza dándole la razón a mi hermano, mientras que con la mano retiraba un mechón castaño de pelo tras la oreja.

-¿Qué clase de persona puede dejar así a otra persona? –pregunte en voz alta, aunque no esperaba respuesta.

-Un cabron –respondió con furia- esa clase de persona es.

-Un cabron muy desequilibrado.

-¿Qué piensas hacer con ella? No sabemos quién es.

-La llevare a casa y la cuidare hasta que esté bien y luego... pues ella podrá volver a empezar su vida.

-¿Crees que pasara de esta?

-No lo sé, espero que podamos ayudarla. No quiero que su vida se vea reducida a esto.

En cuanto llegamos la cogí en brazos y entre en la casa y Ethan llevo a los perros a su lugar y la camioneta al garaje.

Me encontró con la chica frente al fuego.

-No entra en calor –le comente.

-¿Y si le bañas? Quizás sea lo mejor.

-Sí, será lo mejor. Quédate aquí con ella mientras preparo la bañera y cojo algo de ropa para después acostarla –dije pasándosela.

-Tendría que comer algo ¿No? –dijo cogiendo un brazo y señalando su delgadez- da un poquito de grima poder notar sus huesos.

-Si... luego nos encargamos.

Me fui a preparar todo y cuando acabe fui hasta donde estaba mi hermano cogí a la chica.

Ethan se fue a la cocina a preparar algo suave, una crema o puré para que pueda comer ella.

En cuanto llegamos le quite el abrigo y la metí poco a poco en la bañera, se encogió como un feto por el contacto con el agua.

-Shh... tranquila –susurre.

Aun no me daba señales de que hubiera despertado, así que cogí la esponja y empecé a frotar su espalda, brazos, piernas... Poco a poco iba entrando en calor.

La saqué con la toalla y cuando estuvo seca la senté en la taza del váter y me puse a curar su cuello y las heridas que veía, ella se movía un poco cuando le tocaba las heridas.

Parecían bocados, como si la hubieran mordido los perros pero eran antiguas así que mis perros no habían sido. Aparte que mis perros no muerden a personas.

Cuando acabe le coloque un suéter y un pantalón de chándal para que se mantuviera caliente.

La lleve hasta mi cama, la tumbe y la arrope con el edredón. Parecía que estaba cómoda, así que la deje descansando y me fui a reunir con mi hermano en la cocina.

-¿Ha despertado? –me pregunto cuando me vio.

-No –dije negando con la cabeza- pero por lo menos ha entrado en calor. Tenía mordeduras antiguas.

-¿Qué? –pregunto confuso.

-Como si la hubieran mordido perros, pero no los nuestros. Se las he tenido que curar.

-Estoy como en shock, no sé qué decir.

-Yo igual.

En ese momento se escuchó un golpe, venia de mi habitación, que nos alertó. Salimos corriendo hacia allí. Abrí la puerta de golpe, Ethan se quedó parado a mi lado.

La chica estaba en el suelo tirada tapándose en cuello. En cuanto nos vio abrió mucho los ojos sorprendida, empezó a respirar de manera acelerada.

-Tranquila –susurre acercándome.

Ella siguió frotando su cuello, como si la vida dependiera de ello.

-Está buscando su collar –dijo Ethan.

Tenía razón así fui y le agarre las manos para que no se hiciera más daño. Se quedó parada como una estatua en cuanto la toqué.

-Todo está bien, aquí no necesitas eso.

Ella miraba al suelo, me di cuenta cuando ella noto que estaba vestida porque dio un brinquito. Toco la tela de los pantalones.

-Te los he puesto para que no tengas frio.

Como vi que ella no se iba a mover y el suelo no era precisamente cómodo la cogí en brazos y la puse en la cama. Me miro como si le fuera a hacer algo.

-No pasa nada, aquí nadie te va a hacer nada ¿Vale?

Se me quedo mirando a los ojos, tenía los ojos de color azul marino.

-¿Me entiendes?

Asintió con la cabeza.

-¿Cómo te llamas?

Ella no dijo nada solamente pasaba la mirada de Ethan a mí y viceversa. Podíamos notar su miedo desde lejos, así que decidí no presionar.

-¿Tienes hambre? ¿Quieres comer? –interrumpió Ethan.

Volvió a asentir.

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