Día 4 - Tetsutetsu x Kendo

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Itsuka ríe para dentro, ¿Aquél era el nombre? Lamenta decirlo, pero ya lo había visto repetidas veces.

—¿Vives por aquí? —pregunta ella, aunque ya sabía la respuesta.

—Sí, —responde el hombre animado y señala una pequeña construcción, que parecía ser hecha del mismo material que antes estuviera cortando— en aquélla cabaña de madera, ¿Me quedó linda verdad? —vuelve la vista a la chica, aún escondida del cuello hacia abajo en el agua—. Me ayudó a construirla mi hermano, nos tomó mucho tiempo. Pero valió la pena.

—Es preciosa —sonríe la chica y el responde del mismo modo, luego rasca su mejilla.

—¿Quiere pasar a tomar algo? Debe estar cansada de estar tanto tiempo en el agua —Itsuka pone una mueca en su rostro, por temor a ser descubierta— ¡Perdón! —repentinamente dice el hombre— es realmente inseguro para una dama estar a solas con un hombre que acaba de conocer —mira a la chica y luego a la cabaña— ¿La estoy incomodando?

Itsuka vuelve a sonreírle mientras niega con la cabeza “Jamás”

—Me encantaría conocer su hogar, pero tengo un pequeño impedimento —levanta la punta de la cola por breves instantes, viendo como la boca del hombre se abría superando sus límites. Luego la vuelve a bajar y observa cómo él pasea la mirada de dónde antes mostró la cola de pez, a la mujer, a la misma parte de lago.

—Una sirena —observa el rostro afirmativo de la chica— ¡Una sirena! ¡No puedo creerlo! —comienza a nadar en el lugar chapoteando, sin saber qué hacer con la sorpresa— ¡Una sirena!

—Me llamo Itsuka —el contrario detiene sus movimientos y toma la mano que estaba apoyada en la roca para estrecharla y sacudirla repetidamente de arriba hacia abajo.

—Soy Tetsutetsu —suelta su mano y sus ojos la siguen observando con una mirada llena de asombro— ¿Cómo se siente ser una sirena?  

La mujer se ríe ante la pregunta, cuestionandose si la había hecho en serio. Las reacciones contrarias le responden que sí.

—¿Cómo se siente ser humano? —preguntó a su vez, él fijó la vista pensativa hacia el cielo y luego nuevamente a ella.

—Supongo que bastante bien —responde alegre— aunque mis piernas se cansan se este movimiento —señala hacia abajo para recordar que estaban en una parte profunda, donde sus pies no llegaban al suelo— ¿Te molesta que me siente en la roca?

La sirena niega con la cabeza, invitándolo a sentarse. Tetsutetsu no tarda en acercarse para comenzar a trepar y al subir pocos centímetros recuerda su desnudez, lanzándose nuevamente al agua.

—Mejor no —sonríe avergonzado— todavía tengo un poco más de aguante.

—Mira que no me molesta.

—A mi sí, no es correcto —la sirena niega con la cabeza, queriendo cambiar el tema.

—¿Qué estabas haciendo antes?

—¿Antes?

—Si, con aquélla arma y el objeto que nace de la tierra.

El hombre la observa dubitativo.

—Arma… ¿El hacha? —pregunta, ella levanta los hombros. Sólo él podría saber el nombre de esa cosa—. Estaba talando un árbol. Trabajo con madera, hago muebles que vendo en el pueblo.

Muchos nombres y conceptos nuevos para la mujer del mar, que ella no tardó en seguir preguntando; cómo él —dificultosamente— intentar ser lo más claro posible. Para así poder enseñar su mundo lo mejor que podía. Pasaron horas hablando de términos generales del lugar en el que habitan, Itsuka apoyaba la cabeza contra la roca y se abrazaba por los codos; Tetsutetsu, al contrario, se abrazaba al objeto mientras continuando emocionado. Al parecer, las sirenas y tritones vivían de forma más similar a los peces que a los humanos. Vivían en conjunto con pequeños grupos de los suyos, no tenían Reyes o líderes como tal; pero sí había jerarquías según la edad e inteligencia, como también la forma en que podían aportar a lo que ellos denominaban familia. Kendo acotó que ella era una cazadora, Tetsutetsu dijo asombrado que era grandiosa.

Un poco de amor | BNHA WEEK 2K18Where stories live. Discover now