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¿Te cuento algunos secretos maravillosos?

Si piensas que todos los días grises representan a la tristeza que alguna vez sentiste, te equivocas. 

Así como no todos los dragones escupen fuego, ni las brujas de los cuentos son malas personas.

Así como que las cajas de cereal no pueden ser cohetes. 

O nuestros dientes de leche no pueden ser intercambiados por oro y billetes.

O como que todos nos movemos dentro de nuestra cuna junto a sábanas calientes.

Cuando él vio el mundo por primera vez lo hizo llegando en un canasto desde la corriente de un río. Lo tenía todo en el momento en que llegó. Un cielo reflejado en sus ojos, luces tintineantes, pequeñas y también un poco grandes. El follaje de árboles cuidando su avance y una tierra bendecida de juguetones animales.

Lo tenía todo, excepto una voz con la cual reír aunque sí poseía colores sobre los cuales hablar.

Durante la primera nevada de Abril dibujó un cielo sobre sus ojos y también espirales sobre los cristales empañados de la granja en la que vivía. Estaba solo pues aparentemente todo el mundo estaba en silencio, y todas las personas estaban dormidas a través de ese tiempo.

Las personas en ese mundo habían crecido sin color e insensibles al sonido. Cuando todo sonido dejó de existir el silencio adormeció sus oídos dejándolos en un mundo también sin color.

—No dejes que tu pequeño corazón crezca insensible por lo que ves a tu alrededor —le dijo la voz que siempre lo acompañó desde el día en que nació.

Una voz que descendía del cielo y que lo acompañaba a todas horas. Una voz como la que alguna vez le gustaría poseer.

Ese día entendió un par de cosas tras platicar con su voz amiga.

El mundo estaba teñido de blanco y negro, y necesitaba ser sanado. 

Y él, quien sí poseía colores, podría dejar de soñar con ir al espacio y en verdad llegar a la luna para conseguir rastros de estrellas que pudieran devolver los colores a ese mundo que tanto había extrañado.

...

Sus bendiciones no podían ser compartidas si no tenía a nadie a su lado, y con ese pensamiento se esmeró en conseguir un poco de color al mundo que lo había recibido.

Buscó y buscó, durante varios días, semanas, y meses, la cura para el silencio de ese mundo.

Escaló hasta el lugar más alto queriendo apoderarse de la estrella más brillante.

Escogió el camino más difícil pero a cambio su corazón se hacía más fuerte.

Al cruzar el mar, varias veces, el viento soplaba y así podía verlo de cerca atravesando las colinas.

Continuó persiguiendo sueños y colores que regalar al mundo.

Experimentando varias cosas durante su viaje también conoció todo tipo de personas. Ninguna de ellas hablaba y también carecían de color pero poder verlas significaba que algún día podría devolverles todo lo que alguna vez tuvieron.

—Sigue. Solo sigue —decía la voz insistiéndole todas las mañanas.

Desde muy temprano atravesaba el bosque, caminaba colinas, acompañaba al río, todo con tal de poder dar con algún destello de color para poder tomarlo y esparcirlo por todo el mundo.

Más galaxias que contar 【Relatos cortos originales】Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora