Epilogo

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Cuando se bordea al abismo de la oscuridad, la sumisa se entrega al instinto de su amo. Sintiendo el calor de sus mejillas y el deseo incontrolado de sus labios ardientes. Siendo la noche cómplice a sus deseos condenarla a ser por siempre suya. En ese latir unísono a pecho abierto, mostrando el corazón y el sentir de la sangre abrir cada poro desde el más profundo punto de las entrañas al sentir su respiración en su pecho. El alma desnudarla.



Amantes de la Oscuridad Where stories live. Discover now