- ¿Ensayamos ya?


Un grito de su amigo sacó de sus pensamientos al castaño.

- ¡Dazai-san! ¡Nos movemos! ¡Ya han abierto las puertas! - el albino no era capaz de contener su emoción, no por el concierto obviamente, sino por ver que su sufrimiento estaba por terminar.

Tardaron poco en entrar ya que estaban al principio de la cola al haber llegado tan pronto, y después de pasar los correspondientes controles y de que el apurado albino fuese al baño al fin, se dirigieron hacia el pabellón principal, en el cual se llevaría a cabo el concierto.

Tanto Dazai como Atsushi miraban a su alrededor anonados por la cantidad de gente que había en ese espacio, cierto era que ya sabían que estaría todo lleno, ya que les costó conseguir las entradas, y de hecho, solo consiguieron dos y fue principalmente gracias a la ayuda de Rampo, un amigo suyo que conocía a alguien que podía conseguirlas. Aun así les parecía verdaderamente increíble que la música de ese grupo fuese capaz de llegar a tantas personas.

Dazai odiaba estar en sitios con mucha aglomeración de gente, razón por la cual casi nunca iba a conciertos; la segunda razón era porque creía que la mayoría de las personas presentes no eran capaces de apreciar realmente la música que los artistas ofrecían, seguramente solo unos pocos se habían dignado a intentar ver más allá de las letras de las canciones.

Y esta vez no iba a ser una excepción.

No solo él llevaba tiempo escuchando a ese grupo y intentando descifrar lo que escondían las notas de sus composiciones, sino que encima conocía a ese cantante tan amado por todos; había hablado con él, conocía sus motivaciones y sus sueños, ellos no sabían nada, solo veían una cara bonita y una buena voz que cantaba para ellos.

El castaño chasqueó la lengua molesto y miró a Atsushi y le hizo una señal con la cabeza.

- Vamos a buscar sitio, si nos ponemos muy atrás no veremos al cantante, es muy pequeño créeme.

El mayor empezó a caminar sin esperar a ver si el otro lo seguía, claro que a los pocos pasos se encontró con otro cartel, esta vez de todos los integrantes de la banda, cinco contando al enano; cuando Atsushi se paró a su lado Dazai notó como el chico se tensaba, y al girarse a ver que le pasaba, se encontró al albino mirando fijamente la imagen. El castaño inclinó un poco la cabeza y lo miró confuso.

- ¿Pasa algo Atsushi? - preguntó el castaño realmente intrigado.

- E-Ese es el chico que me miró raro...

- ¿Quién? - Dazai miró extrañado el cartel, cierto que con las pintas que llevaban se veían raros, claro que con el gusto para la ropa que tenía su líder tampoco se podía pedir mucho, pero, tampoco parecían delincuentes juveniles.

- E-Ese... - Atsushi señaló una de las personas del cartel. - E-El que toca la guitarra...

Dazai miró más atentamente al chico que Atsushi estaba señalando: de tez blanca, ojos oscuros, y pelo azabache excepto por las puntas de los dos mechones que tenía a los laterales de la cara, que eran de color blanco, y...¿era photoshop o no tenía cejas?

- ¿Este? - el castaño señaló descaradamente hacia el chico del cartel y Atsushi asintió. - ¿El que tiene un blanco enfermizo? - Dazai giró la cara hacia él y volvió a preguntarle con tono de incredulidad y el albino volvió a asentir. - Atsushi yo me asustaría por si es un fantasma o un zombie, no por si me va a atracar, tiene pinta de que si corre más de tres segundos le va a coger un ataque de tos y se va caer al suelo de rodillas escupiendo sangre. - Dazai volvió a mirar al chico del anuncio y hizo una mueca.

Backstage (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora