Él se da la vuelta mientras un par de chicos se lanzan al agua junto a él. Parecen encantados de pasar el rato con uno de los atletas más populares del país.

Wyatt le dice algo a uno de los chicos que lleva un speedo negro. Los dos chicos se ríen mientras se acercan a él.

— ¿Puedes hacerme un favor y llevar un mensaje por mí? —le pregunto a Howard. Él sonríe.

— Ya he estado a tiro de una bala una vez, cariño. No estoy interesado en pasar por ello otra vez.

— Joder. —gruño.

Me levanto de la silla y me dirijo a la piscina dando un clavado cuando estoy cerca de ella.

Wyatt está justo al centro de esta, con su vendaje color piel en la parte posterior de su hombro, que es un recuerdo vivido de su ataque.

Otro de los chicos lleva una gorra de beisbol hacia atrás y le grita a uno de sus amigos que todavía están en su mesa. Uno de ellos le lanza una pelota de playa.

— Ven cariño, juega con nosotros. —me dice Wyatt, cuando me ve acercarme a ellos.

— ¿Este es el famoso guardaespaldas? —pregunta el tipo con el speedo negro, mirándome cautelosamente, midiéndome.

— Sí, es él. —responde Wyatt casi orgullosamente.

— Claro, jugare. —le digo, sonriendo porque es muy probable que mi participación en este juego pueda ayudarlo a evitar cometer un terrible error con alguno de ellos, después de todo; ¿ellos creen que soy su novio, no es así?

Nos dividimos en dos para comenzar un juego: Wyatt y el tipo de la gorra a un lado y yo y el tipo del speedo al otro. Algunas rondas son juguetonas, divertidas incluso.

Tomamos un poco más de velocidad a medida que pasa el tiempo. Golpeo con fuerza la pelota cuando está justo frente a mí. Wyatt retrocede al mismo tiempo que su compañero y chocan entre sí. Puedo ver por la expresión en la cara del tipo que él está encantado de interactuar con Wyatt de esa manera. Y me molesta hasta la mierda.

— Los derrotaremos esta vez, —dice mi compañero mientras me da palmaditas en la espalda, su mano se queda en mi piel más tiempo de lo debido y desliza sus dedos desde mis hombros hasta mi cintura, en un movimiento que deja en claro su interés.

— Claro, pateemos sus culos, —le digo, tratando que mi voz no filtre mi incomodidad. Recupero la pelota a través del agua y la lanzo sobre nuestra red imaginaria.

Nuestro ritmo se acelera nuevamente y noto que Wyatt y su compañero intercambian una mirada. Van a contraatacar. Cuando Wyatt golpea la pelota con la palma, salto en el aire recuperándola y entregándosela a mi propio compañero para que la golpe de vuelta. Él lo hace y tira la pelota fuera del alcance de Wyatt y el chico.

Choco cinco con mi compañero celebrando nuestra pequeña victoria, cuando algo capta mi atención. En una ventana, hay un objeto largo y cilíndrico que sobre sale brillando a la luz del sol.

Todo mi cuerpo se tensa en un segundo.

¡Lleva a Wyatt a un jodido lugar seguro! —grita una voz desesperada dentro de mi cabeza. Es lo único que me importa en este maldito momento.

— No olvides que tienes que hacer esa llamada, —le digo a Wyatt tratando de sonar casual mientras dejo a mi compañero atrás. La expresión irritada por la derrota de Wyatt, se vuelve seria en un segundo cuando reconoce una de nuestras frases de seguridad.

Después del último incidente, hemos desarrollado varias frases y señales con los nuevos agentes en caso de que necesitemos encontrar una manera discreta de sacarlo del peligro.

— Oh, mierda. Es cierto, vamos ahora mismo antes de que lo olvide por completo nuevamente, —dice Wyatt, naturalmente como el buen actor que es—. Encantado de conocerlos chicos.

— Oh, vamos —dice su compañero— ¡Solo una ronda más!

— Bueno. Volveremos en seguida, en serio solo me encargare de esto muy rápido, —murmura Wyatt con una sonrisa tranquilizadora.

Salimos de la piscina y mantengo mi vista periférica en la ventana. Tercer piso. Y a juzgar por la ubicación de mi exploración anterior, es la habitación 313.

El cilindro nos sigue. Me quedo justo a un lado de Wyatt asegurándome de que si dispara, el francotirador me dará a mí, no a él.

Howard nos mira mientras nos dirigimos a una escalera cercana que nos lleva a nuestra habitación.

— ¿Qué sucede? —pregunta mientras la puerta se cierra detrás de él.

— Solo tengo que verificar algo, ven con nosotros. —Le indico.

Los conduzco a través de un pasillo en el primer piso, directamente a la habitación de Ertz. Ertz es uno de los tipos a los que Johnson mando.

Cuando llegamos a su habitación golpeo su puerta. Unos momentos más tarde, Ertz abre. Lleva una camisa sin mangas y pantalones cortos, sostiene un periódico en su mano y nos mira con sospechosos ojos castaños. Su mandíbula se endurece, y parece que está a punto de darnos una paliza por entrometernos en su habitación, pero por la poca interacción que hemos tenido en los últimos días, me doy cuenta que así es como luce la mayor parte del tiempo.

— Vigila a Krause, —le indico, mientras tomo a Wyatt del brazo y lo guio dentro de la habitación—. Necesito ir arriba para verificar a un posible francotirador.

— Brandon... —dice Wyatt, dando un paso dudoso hacia mí. Su tono me asegura que él no quiere que investigue. Peor aún, su mirada me dice que quiere venir conmigo. Pero este es mi trabajo. Ya no podemos dar más vueltas alrededor de esto. No después de lo que sucedió la última vez que estuvimos holgazaneando.

Ertz saca una pistola de un cajón de su habitación y me la pasa.

— Llamare para enviarte refuerzos. —dice entregándome un teléfono, ya que él mío lo deje en la silla frente a la piscina. Le escribo a Sadie y ella me asegura que estará en el tercer piso pero que antes ira a recepción por la llave de la habitación.

Cuando llego a mi destino, ella dobla una esquina al otro lado del pasillo. Ella tiene su arma en sus manos. Su cabello negro como la noche está atado en una cola de caballo. Su expresión es intensa. Y a pesar de que es casi treinta centímetros más baja que yo, no dudo que podría castrar a cualquier hombre que dude de su autoridad.

Nos acercamos a la habitación moviéndonos lentamente con cuidado. Cuando nos presionamos contra la pared, prestamos atención a cualquier ruido dentro. Después de unos momentos sacudo la cabeza con aprobación y ella sacude la cabeza de acuerdo. Levanto tres dedos. Ella asiente nuevamente.

Doy un conteo regresivo hasta que deslizo la tarjeta que Sadie pidió en la recepción y abro la puerta con fuerza para sacar de balance a nuestro objetivo.

— ¡Alto! ¡Que nadie se mueva! —ordeno mientras apunto con el arma delante de mí.

Un tipo sentado en una silla frente a la ventana rápidamente levanta sus manos sobre su cabeza. Y obtengo una vista de lo que pensé que era un arma, es en realidad una cámara con un lente largo para capturar mejor.

Estoy aliviado por un momento. Después mi alivio se convierte en enojo, porque esto me recuerda mucho al día que taclee al fanático que solo quería un autógrafo de Wyatt.

Jodidamente genial.

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