Capitulo 4 - ABIMAEL

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-Sabía que ustedes tenían algo que ver con el destino de Eithan- dije mientras poco a poco iba acercándome a las figuras oscuras que se encontraban debajo de un puente cerca de la casa de Eithan- ¿Por qué?- pregunté mirando de hito en hito a cada una de las figuras, a las cuales no se le lograba ver el rostro porque estaban encapuchados.

-No lo vimos justo- comentó una de esos seres y vi como por debajo de la capucha negra que llevaba puesta comenzaba a formarse una sonrisa deforme.

-¿Justo?

-Sabes… siempre he odiado a los ángeles y más a los de tu tipo.

-¿Eso qué tiene que ver?- cuestioné ya un poco cansado.

  Nunca antes en mi vida me había topado con demonios, pero sabía que no podrían hacerme nada, porque si hubiesen tenido la oportunidad o hubiesen hecho, pero no.

-Tu querías salvar a ese humano que no tenía salvación… nosotros solo le dimos un empujoncito para que todo terminara como nosotros queríamos, después de todo, su alma me pertenece y lo voy a degustar mucho en el infierno- me contestó el mismo demonio.

-No pueden interferir en el destino de las personas.

-Tú tampoco- contestó señalándome- Y lo has hecho.

-Yo… solo quería…

-¿Salvarlo? Ese niño no tenía salvación luego de todo lo que hizo autodestruyéndose. Creo que me voy a divertir mucho con él abajo- otra vez se formó aquella sonrisa que me desagradaba mucho.

-Tienen que ser castigados- dijo una voz detrás de mí la cual reconocí al instante.

  Me giré viendo cómo la figura de Gabriel se colocaba a mi lado.

-No tenían derecho a asesinarlo y menos aún a toda su familia- terminó haciendo aparecer en sus manos su espada que tanto lo caracterizaba- Su familia no tenía nada que ver con la muerte del chico.

-Digamos que tomamos porque ustedes se metieron en medio. Yo ya tenía asegurada su alma en una semana, pero este mequetrefe- me señaló- tenía que venir para arruinar todo mi plan.

-Yo solo quiero salvarlo. ¿Hay algo que se pueda hacer para salvarlo?- le pregunté a Gabriel, quien me miró de reojo sin sacar su mirada de los dos demonios de los cuales no se fiaba ni un pelo.

-Ya está muerto Abimael.

-Pero…

-Hay una forma- dijo el demonio que no había hablado y dio un paso hacia adelante quitándose la capucha, dejando a la vista su figura humana que poco a poco iba deformándose para dar paso a su verdadera forma.

  Un ser con dos cuernos en la frente que seguían hacia atrás, garras negras en vez de uñas, los cabellos enmarañados y sucios, una boca deformada que dejaba a la vista sus dientes filosos y para nada agradables y unas grandes alas de murciélago que poco a poco se iban formando en su espalda.

-¿Cuál es?- pregunté con algo de temor y el demonio sonrió dándome algo de temor porque nunca había visto a una criatura como lo era él.

-No seas tonto Abimael. No hay forma de traerlo de vuelta.

-Estás hablando con el señor que controla las puertas del infierno… puedo traerlo de vuelta, pero todo tiene un precio- intervino el demonio.

-¿Cuál es el precio?- pregunté sintiendo cómo Gabriel me agarraba uno de mis brazos.

-No lo hagas- me pidió con algo de dolor en los ojos- No lo merece.

-Para mí si- le dije con una leve sonrisa y lo obligué a soltarme para así poder avanzar hacia el demonio- ¿Cuál es?

-Por lo que veo eres uno de los ángeles más poderosos del cielo ¿no?

-¿Qué tiene que ver eso con el precio?

-Eres un serafín.

-¿Y?

-Tienes tres pares de alas.

-¿Qué quieres con eso?

-Un par.

  Yo lo miré con los ojos abiertos de par en par.

  ¿Quería mis alas? Pero… si lo hacía…

-De… De a…

-Tengo algo mejor para darte que el par de alas de un serafín- interrumpió Gabriel quien se acercó a mi altura- ¿Qué mejor que la gracia de un ángel que sus alas?

-¿De qué ángel?- preguntó el demonio con su voz de ultratumba.

 Miré a Gabriel, ¿Qué era lo que estaba pensando hacer? Si no tenía la gracia de ningún ángel.

-La de Kael- le contestó Gabriel y yo abrí los ojos de par en par.

 ¿Era en serio? ¿Él tenía la gracia de Kael? Pero si le daba la gracia de Kael… eso significaba que…

-¿Qué dices?

  El demonio se lo pensó y luego asintió con la cabeza y miró hacia el encapuchado que aún seguía a unos pasos detrás de él. El demonio desapareció y luego el grandote nos miró y extendió su mano.

  Gabriel suspiró y tomó una cadena que colgaba de su cuello, dejando a la vista que en ella colgaba un pequeño recipiente que brillaba. Se lo quitó y se lo entregó al demonio quien sonrió malvadamente, si eso era posible, al tenerlo en sus manos.

  El demonio que se había ido volvió a aparecer y asintió con la cabeza.

-Como sabrán. Cumplo con mi promesa y el chico vivirá. Pero de ahora en adelante no volveré a hacer tratos con ángeles, así que si quieren que el chico siga viviendo háganlo ustedes- y con esas palabras desapareció de nuestra vista.

 Me giré y miré a Gabriel.

-¿En verdad era la gracia de Kael?- le pregunté con la duda impregnada en todo mi ser.

-Sí. La he tenido desde que había decidido traicionarnos. Ahora supongo que tendrán un muy buen adversario para el cielo- dijo y se encogió de hombros- Y todo esto solo para salvar a un simple humano y complacer tus caprichos.

-Sabes que yo pude haber dado un par de mis alas. No tenías que hacerlo si luego te sentirías culpable por haberme ayudado.

-Me hubiese sentido más culpable si veía que perdías un par de tus alas. Sabes que nuestras alas son nuestro poder además de la gracia que tenemos dentro de los humanos. Si perdías un par ¿Cómo crees que terminarías? No te puedes deshacer de tus alas así como así sin tener consecuencias. Pero ahora todo corre por tu parte. Tú te encargarás de enseñarle el camino a Eithan y estarás solo.

-¿Me dejarás?

-Tengo que volver. Ahora que ya no tengo nada que me ate a la tierra.

-¿Por qué?

-Fui enviado aquí a mantener la gracia de Kael aquí para que los demonios no se enteraran que la tenía… ahora que ya no la tengo más… no necesito y no quiero continuar aquí.

-¿Por qué? ¿Tanto te desagradan los humanos?

-No me desagradan, pero Abimael, mientras más cerca estas de los humanos más te conviertes en ellos. Yo no quiero ser humano y tú tampoco podrás serlo. A nosotros nos crearon para acompañar a los humanos y ayudarlos, no para ser como ellos. No dejes que un simple humano te lleve a tu caída.

-No lo hará. Te lo prometo- le contesté no muy seguro.

-Eso espero- me dijo con una leve sonrisa antes de desaparecer frente a mí.

  ¿Sería capaz de remediar todo lo que había hecho por mi egoísmo de querer salvar a Eithan de su futuro? ¿Sería capaz de verlo cambiar a él luego del fuerte golpe que tendría una vez que despertara?

  Porque lo que él no sabía era que su vida y la mía cambiarían una vez que abriera los ojos y despertara.

White tears [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora