veintitrés♡

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Para ser sincera, Chelsy jamás pensó que el favor que le estaba pidiendo el rubio fuese a hacerse en ese preciso instante, por lo cual estaba algo aturdida.

— ¿No te faltaba alguna clase importante? —cuestionó Luke a la vez que caminaba hacia la puerta del auto negro que estaba parqueado. Chelsy se quedó quieta en la acera del estacionamiento de la universidad, tratando de hallar respuestas a lo que estaba pasando, ¿Desde cuándo Luke tenía un auto? ¿Adónde irían? ¿Qué era eso tan importante para Luke?

—Todas las clases lo son —logró responder después de salir de su pequeña crisis mental. Luke alzó su mirada y la observó desde el otro lado del auto, con los brazos apoyados en el techo de este.

—Me refiero a pruebas o algo por el estilo —dijo con obviedad. Chelsy negó y dirigió su mirada a la de él y por más que quisiera no ser una curiosa y comenzar a soltar pregunta tras pregunta, sentía que iba a explotar.

— ¿Y este auto? —le interrogó y se acomodó la correa de su pesado bolso sobre el hombro. Luke miró el techo del vehículo y luego a ella, encogiéndose de hombros.

—Lo he rentado.

Esa fue su única respuesta, haciendo que la castaña frunciera el ceño y alzara sus manos en señal de perplejidad.

—Esto es demasiado extraño, Luke.

— ¡Lo sé! —espetó él. Al parecer Chelsy no era la única que estaba perdiendo la cabeza en esa situación.

— ¿Esto es un plan para matarme o algo por el estilo? —soltó a modo de broma lo primero que se le vino a la mente y enseguida, a como siempre, se arrepintió. Luke soltó una gran carcajada al escuchar aquello, se dobló en su lugar y por un momento, ella no pudo verlo porque el auto lo tapaba.

El muchacho se reincorporó, le vio divertido y negó rápidamente.

—Sí, Chelsy, hoy es tu último día con vida —dijo con sarcasmo mientras se llevaba ambas manos a la cabeza y hacía un gesto de horror. La castaña sintió su rostro arder y luego de mucho rato decidió ir hacia el vehículo, tenía la mirada gacha mientras abría la puerta del copiloto y a su lado escuchó a Luke soltar otra risa, casi desganada—. Si te fuese a matar no te hubiese ido a traer donde tus amigas, ellas sabrían que ibas conmigo, no soy tonto —Enseguida ella alzó la mirada, sorprendida—. Bromeo.

Luke negó con gracia y se montó al carro, seguido de Chelsy.

El ambiente adentro era algo pesado y se podía sentir una ligera presión. El rubio encendió el auto haciendo que el motor rugiera al instante, sobresaltándola a ella.

No podía creer que había decidido acompañarlo sin saber adónde era que iban o el motivo, sus pensamientos estaban revueltos, en lo único que podía pensar en ese instante era que estaba al lado de Luke en ese bendito auto, en silencio y que todo eso la estaba incomodando demasiado y no dudaba que a él también.

—Chelsy, escucha —la llamó, sus manos presionaron el volante del auto para luego dejarlas sobre sus piernas. La castaña volteó su rostro para verle—. En serio agradezco que hayas aceptado venir conmigo, cuando me levanté en la madrugada estaba tan nervioso y asustado de todo, sentía que no podía hacer esto, he pasado tan nervioso durante la mañana, y entonces se me ocurrió que si no iba solo tal vez no me sentiría tan mal, ¿Me explico? —se detuvo para hacer esa pequeña pregunta y Chelsy asintió—. Como sabes, últimamente no cuento con muchas personas, digo, tengo a Calum, y quizás a los demás de tu grupo, que me caen bien, pero no es lo mismo que contigo.

Para en ese momento, el corazón de la castaña había dejado de funcionar y se recordó respirar, porque esa confesión le cayó como un balde de agua con agua fría.

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