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(Editado)

NIXIE DEJO DE JUGAR CON EL FUEGO QUE HABÍAN CREADO LOS DRAGONES en el momento en que un libro aterrizo a pocos metros de distancia. Frunció el ceño y miro a las crías antes de acercarse para tomar el objeto. Al tenerlo en mano y ver la portada soltó un suspiro. Edmund se había apasionado nuevamente con la lectura.

—¿Qué hizo ahora el autor para que arrojaras al pobre libro por la ventana? —preguntó en voz alta cuando sintió la presencia de su hermano acercarse.

—Emparejar a la llama de mi fuego con esa maldita bruja —le gruño en respuesta el chico, llegando donde ella.

Nixie ni si quiera se ofendió con la palabra usada para describir a la villana de la novela que su hermano estaba leyendo, simplemente miro al hombre a su lado quien irradiaba ira por la decisión del protagonista de la historia.

—Si recuerdas que son personajes ficticios ¿verdad? —lo cuestionó, observando la expresión en el rostro de su hermano.

—Claro que lo recuerdo —le dijo —. El problema es que al leerlos se sienten tan reales, que es imposible no alterarse con sus acciones.

—Como digas —le dijo, sin querer involucrarse más en el tema, puesto que, ambos hermanos Herz eran completamente diferentes, mientras que Edmund era dulce y amable, Nixie era directa y feroz, siendo la apariencia Herz unos de los pocos rasgos que podía decir que compartían.

—Por cierto, ¿estas emocionada por conocer el callejón Diagon? —le pregunto el chico, tomando el libro de sus manos.

—No puedo esperar —le respondió con una sonrisa genuina. Tenía años que quería ir, pero al no haber recibido su carta al momento que Edmund, su abuela no le había permitido a acompañar a su padre y hermano en la compra de materiales —. Además, quede de reunirme con Draco.

Edmund hizo una mueca. El chico Malfoy no terminaba de agradarle, pues lo consideraba odioso y arrogante, pero a Nixie ni si quiera parecía importarle, siendo esa, una de las razones por las que su hermana era su amigo y él no.

—¿Se verán en la tienda de quidditch?

—Sí —le respondió —, aunque espero encontrármelo antes, no quiero esperar hasta el primero de septiembre para terminar de contarnos lo sucedido en las vacaciones.

Edmund se mordió la lengua para no soltar lo que en verdad pensaba sobre el chico y le sonrió lo mejor que pudo.

—Entonces deberías cambiarte —señalo su ropa —. Padre quiere salir en una hora.

Nixie se miró el atuendo y se percato tenía gran parte del vestido quemado.

—Claro, iré a cambiarme en un rato —le dijo y Edmund asintió, regresando nuevamente al interior de la mansión Herz.

Nixie, por su parte, se quedó con los pequeños dragones otro rato, pero al mirar el reloj, minutos después, se percató que se había distraído mucho tiempo, por lo que voló a su habitación y se colocó las primeras prendas que encontró; un pantalón de cuero, una camisa blanca y un chaleco negro, aunque lo zapatos fueron otra historia. Su último par de botas había terminado como chupón para las crías y ponerse unas zapatillas la haría volver a cambiarse y alertar a su familia, por lo que, se colocó la capa de viaja y le rezo a Demian para que nadie notará su falta de calzado.

Bajo al primer piso y se dirigió hacia una pequeña sala de estar, donde encontró al resto de los Herz. Su padre se encontraba junto a la chimenea con su capa puesta, a su lado, se encontraba su tía Kerstin y Edmund, y al fondo, su hermano Luther, quien leía un libro de poesía vanguardista.

Nixie En HogwartsWhere stories live. Discover now