El joven de los ojos rojos

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A la mañana siguiente, Shinji se despertó poniéndose los nudillos sobre los ojos cansados. El chico se dirigió a la cocina para servirse un poco de jugo de naranja y contemplar la mañana. Está vez, el lugar no estaba tan frío y el cielo había dejado entrever una luz brillante, Shinji lo tomó como una señal de que probablemente fuese un muy buen día. Fue en ese momento que el joven escuchó un par de voces discutiendo en la sala. Shinji identificó la primera voz como la de su abuela, y la segunda era desconocida, ésta era suave y aterciopelada, por lo que al muchacho le llamó la atención. Sin dejar de soltar el vaso, Shinji se acercó a la sala. El muchacho se exaltó cuando vio quien era el dueño de aquella voz.

Se trataba de un  hombre que oscilaba tener entre 28 o 30 años. Era esbelto y un tanto desgarbado, tenía el cabello gris, la piel pálida y los ojos rojos. A Shinji se le congeló el corazón al verlo y es que la belleza de aquel hombre dejaba a cualquier persona sin aliento.  Shinji también notó que la abuela le sonreía y le miraba con unos ojos cariñosos y amorosos, completamente diferentes a los que ella le daba a su nieto. ¿Shinji se preguntaba quién era aquel hombre? ¿y por qué la abuela le tenía tantas consideraciones? La abuela y aquel hombre voltearon a ver al nieto. El hombre dio una sonrisa de oreja a oreja al muchacho lo que provocó que Shinji se sonrojara.

-Tía ¿él es tu nieto?

-Sí. Respondió la anciana.-Ven, Shinji, acércate. La abuela había cambiado su tono a uno más suave. 

Shinji estaba muy extrañado, la abuela por primera vez le estaba hablando con delicadeza no con el habitual tono cruel y duro que siempre embargaba en la voz de la anciana. Shinji se preguntó si la abuela realmente estaba bien,  con su sobrino ella parecía ser otra persona. El muchacho sin querer ser mal educado ni con la abuela ni con el recién llegado se sentó. La abuela prosiguió a presentarlos.

- Shinji, él es mi sobrino, Kaworu Nagisa.

-Un placer. Respondió Shinji un tanto confundido. Ya que el tal "Kaworu Nagisa" no llevaba el apellido "Ikari", y no tenía ningún rasgo perteneciente ni a la familia de su madre ni a la de su padre. A lo mejor es un pariente lejano pensó Shinji.

-El gusto es mío, Shinji-kun. Dijo Kaworu sonriéndole y guiñándole el ojo.

Shinji se sonrojó por aquel gesto, pero siguió prestando atención a la conversación entre la abuela y Kaworu, ambos conversaban como si fuesen viejos amigos. Y la abuela lucía más fresca y liviana platicando con aquel hombre. Y cómo no, Kaworu era muy seductor y carismático tenía dominio total con la conversación no dejando de sonreír ni un solo instante. Sin embargo, Shinji no dejaba de contemplarlo de reojo con cierto aire desconfiado. Algo que Kaworu pareció notar ya que dejó de hablar con su tía y se le quedó mirando al muchacho con una mirada seductora.

-En un rato iremos a la iglesia. Respondió la abuela.-sí me disculpan iré a cambiarme.

-Claro tía. Dijo sonriéndole a Kaworu.-Tú sabes que es un gran placer estar contigo.

La abuela se retiró y dejó a los muchachos solos, Shinji junto sus manos y miró al cielo dando un suspiro. En cambio, Kaworu se le quedó mirando al muchacho con un aire bastante cínico.

-Así qué Shinji-kun, mi tía me contó que estás en la preparatoria.

-Sí.

-¿y qué haces aquí en este pueblo tan remoto?

-Tuve un problema. Se limitó a decir Shinji no queriendo entrar en detalles de lo de Asuka.-Mi madre creyó que era buena idea que me viniera aquí unos días.

Kaworu asintió con la cabeza  y se le quedó mirando al chico con gran intensidad, Shinji solo apartó la mirada no sabiendo cómo responder. Por otra parte aquel hombre no le quitaba la mirada de encima.

El descaradoWhere stories live. Discover now