La Despedida

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Continúo escuchando mi nombre resonando a través de los grandes amplificadores de sonido que rodean el edificio de justicia. Estoy en un estado de completo shock anestesiado por el miedo, se suponía que las probabilidades estaban a mi favor ¿Cómo es posible que el hijo de un comerciante que nunca se anotó para recibir tesela sea elegido como tributo? Una pequeña palmada en la espalda me trae de vuelta a la realidad, mi hermano que también  podría haber padecido el mismo destino me indica que debo caminar hacia el escenario. Mi mirada se cruza con la suya por un minuto, sus ojos color miel están encendidos con tristeza.  Sé que él no se ofrecerá como voluntario como acaba de hacerlo Katniss, el regalo de dar la vida por alguien requiere demasiado amor, desinterés y aprecio sentimientos que no compartimos entre mis hermanos y yo. Sé que la única persona en mi familia que tomaría mi lugar es mi padre, y él no  puede hacerlo, tampoco lo permitiría. Los años creciendo en mi hogar trabajando en la panadería me enseñaron que a los ojos de mis dos hermanos y mi madre soy débil, y por lo tanto prescindible, desechable. Mi muerte les traería dolor y tal vez alivio, ellos saben los parecidos que somos mi padre y yo, y que si fuera por nosotros nos lanzaríamos en expediciones humanitarias hacia la Veta regalando todo lo que pudiéramos. Mi madre, a pesar que comprendo que lo hace por el bien de la familia y regalar comida rompería el equilibrio que el Capitolio impuso sobre nosotros ya que seriamos cazados como perros y sacrificados de la misma manera, nunca regalaría lo que por derecho le pertenece. Puedo vislumbrarlos en un mar de rostros, congelados frente a la multitud y el centenar de ojos que se turnan para mirar a la familia que pronto estará de luto y a mi que soy prácticamente un muerto en vida. Ella, la que me trajo al mundo, tiene una expresión  vacía imposible de descifrar  ¿Qué pensamientos estarán acosando su mente? Los ojos de mi padre se están inundando de lágrimas y percibo el ligero temblor que se esparce de manera nerviosa por cada miembro de su cuerpo. Tal vez en este mismo momento se este odiando más que nunca por esa cobardía que le impide hacerle frente al gobierno totalitario de Panem. De nuevo la palmada en mi espalda, aunque esta vez se siente como una caricia dándome ánimos, Delly Cartright mi amiga de la infancia finge una sonrisa.

 —Esta bien Peeta, solo camina— me dice en esa voz dulce y amigable que la caracteriza. Soy consciente que debe estar haciendo el mayor esfuerzo para no llorar, y se lo agradezco porque me da fuerzas para dar los pasos necesarios hasta el podio. Camino lento y siento los músculos de mi cara muy tensos, espero que no sea por alguna mueca de desesperación que se haya apoderado de mi rostro. Respiro e intento de imitar la expresión  vacía de mi madre, es una lástima que no haya heredado su habilidad de disfrazar las emociones, esta caminata seria más fácil si pudiera hacerlas desaparecer. Paso cerca de un grupo de amigos que no pueden levantar la mirada para despedirme, debe ser difícil ver a la muerte a los ojos. Observo el podio, que ironía por lo menos el destino va a permitirme hablarle antes de destruir mi existencia. Katniss mira con indiferencia a un punto fijo hacia el bosque. Debe ser muy difícil para ella, tratar de contener las lagrimas, arrancarla de los brazos de su hermana. Tanto sufrimiento experimentado en la casa de los Everdeen, primero su padre y ahora Katniss.

Tomo mi lugar en el escenario y escucho como las palabras del alcalde se funden con el sonido del viento. Cuando el alcalde termina la lectura del tratado de traición nos indica que nos tomemos las manos. Siento como si me abrazara con su mano. Esta fría y húmeda  ¿Serán lágrimas que seco cuando nadie la miraba? La miro a los ojos, y entrelazo mis dedos alrededor de su mano de manera firme solo para que sepa que no soy su enemigo, que estoy con ella, de su lado, siempre estuve de su lado. Hay 24 tributos más en este juego, no creo ser capaz de matar a nadie, pero por mi y por ella lo haría. Estoy mas seguro que nunca que no regresare pero deseo con todo el corazón que ella lo haga.

Nos perdemos detrás de las puertas principales del Edificio de Justicia, custodiados por una docena de agentes de paz. Nos separan en habitaciones individuales. A pesar de estar pobremente iluminada por una sola ventana, puedo ver que ese rincón del edificio parece estar envuelto en una hermosa tela, los sillones y los pisos completamente forrados por un suave tapizado, no puedo evitar sentirme en una de las cajas de galletas de la panadería.

-Galletas…- digo en voz baja y recuerdo que las había horneado esta mañana ¿Acaso mi padre traerá en sus manos las  galletas para los tributos? Después de todo soy oficialmente el tributo del distrito 12.

Es raro como quiero que el tiempo pase rápido, sé que la despedida de mi familia no será del tipo amoroso y triste ¿O acaso mi madre me sorprenderá con un amor maternal que escondió por años para hacerme más fuerte? La perilla de la puerta gira, y puedo ver a mi padre de pie en el umbral de ella. Camina cinco pasos apresurados y me abraza torpemente, lo escucho sollozar en mi hombro, mi pobre y querido padre. Abrazo fuerte de él para indicarle que estoy bien, que soy fuerte y que todavía no me he rendido, aunque secretamente ya lo hice.

—Estoy bien, estoy bien— le susurro —No es tu culpa, estoy bien.— Cuando me separo de él puedo ver a mi madre, pálida y con una mueca de satisfacción y tristeza a la vez. Me toma por los hombros y me da una sacudida, como si intentara de sacar alguna reacción de mi. No la va a obtener. No puedo despotricar contra el Capitolio estando aquí, las consecuencias de un arranque de rabia no solo serían para mi sino para ellos, para él. Observo los ojos de mi madre, un raro brillo se enciende en sus pupilas ¿Lagrimas? No, no lo son. Levanta su mano derecha para mover mi cabello sobre mi frente  y me dice en voz alta y clara

—Ánimos arriba! Después de todo el distrito 12 por fin tendrá un ganador...— se detiene y sé que intenta escoger las palabras, nada bueno puede resultar después de tanta premeditación  —Es realmente...— tartamudea —Después de todo lo que vivió... esa chica si que es una superviviente— No me duele la afirmación sobre  Katniss regresando con vida, es lo que yo también deseo, pero su falta de fe, la desesperanza hacia su propio hijo duele más que el más filoso puñal. Mi padre deja de sollozar, se ve contrariado y tal vez se pregunta porque decidió comenzar una familia con ella. Hace tiempo que estoy adormecido por  sus palabras, ya no hieren como lo hacían antes pero esto es simplemente aberrante. Mi propia madre da por sentado mi muerte. “Basta no mas” es lo que pienso, pero antes de poder vomitar todo lo que siento por ella mi padre me vuelve a tomar en sus brazos

—Estoy orgulloso de ti— me dice intenta de eliminar cualquier residuo de odio por mi madre, él no quiere que me vaya así

—Yo también estoy orgulloso de ti papá— las palabras apenas salieron de mi boca cuando lo arrancaron de mi.

No hay galletas en ninguna parte, mi padre no las trajo. Las habría olvidado de seguro, de todos modos es un detalle poco importante sería como regalarme algo a mi mismo. Escucho a alguien llorar tras la puerta. Es una niña, Primrose la pequeña hermana de Katniss seguramente.

La puerta se abre y me encuentro con Delly Cartwright, su rostro con la peor sonrisa fingida y los ojos inyectados de sangre. Era ella la dueña de aquel llanto. Me abraza tan fuerte que me quita el aire, habla a mi oído pero no entiendo sus palabras, mi cerebro no puede procesarlas

 —...eres fuerte, y podrás escabullirte de algunos. Recuerda que tienes que cuidar de tu salud no quiero que mueras de un resfriado— suelta una risita nerviosa. Delly es una gran amiga, aparentemente mi única verdadera amiga, nadie más vino a despedirme. Es prácticamente mi hermana, hemos tenido una buena amistad desde que éramos muy pequeños, recuerdo que fingíamos ser hermanos aunque ella lo hacía con más entusiasmo. Mis verdaderos  hermanos siempre pensaron que Delly y yo nos enamoraríamos y estaríamos juntos, pero nuestro amor nunca fue romántico sino fraternal. Aunque cualquiera podría enamorarse de ella con facilidad, es muy linda y sus rizos dorados enmarcan su expresión amistosa y esa sonrisa que da la bienvenida a quienquiera que le dirija la mirada. Tal vez si yo no hubiera reservado mi amor desde tan pequeño estaría con ella. Juego con sus rizos mientras ella sigue hablándome al oído

—...ten cuidado con las trampas y aléjate de los profesionales...— solloza despacio. Ella y mi padre son lo mejor en mi vida. Un agente de paz abre la puerta y anuncia el final de nuestra despedida, Delly se separa de mi y me mira muy fijo, sonríe muy ampliamente y me besa en la mejilla. Es la primera vez que me demuestra tanto afecto de manera física

—Cuídate, te quiero— me da la espalda

 —Delly...— empiezo —Gracias por...todo. También te quiero— Delly vuelve sobre sus pasos y me abraza nuevamente. Un agente de paz la sacude del brazo y la obliga a retirarse.

THG:POV Peeta MellarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora